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que hacer antes los provinciales, en consolar a los que negavan la licencia de ir
a estas misiones, que en solicitar religiosos que ha ellas pasasen. Y de los que [astehcon]
en dichas misiones el mismo año se retiraron por causa del dicho decreto
y se volvieron a sus provincias de Filipinas Fray Miguel Flores del Orden de San Francisco,
y Fray Francisco Patiño del Orden de San Agustín, y los Padres Julian de Irigoren
y Francisco Gayoso de la Compañía de Jesús, y otros dos religiosos aragoneses de la misma compañía que pasaron a la China por via de Lisbon,
de ninguna manera se han querido sujetar al dicho juramento por lo cual
son inútiles en dicha misión, donde se ve cuan horroroso ha sido
dicho decreto para los regulares españoles, que no habiendo vuelto las espadas
a los cuchillos, y fuego del Japon, los hace huir de la China el juramento
pretendido en dicho decreto.

Y si bien se advierte Lo otro porque es incompatible la obediencia a los vicarios apostólicos, y a los
prelados propios; pues perteneciendo ha aquellos el deputar los misioneros,
para cada ciudad y provincia según su advirtió, en en caso que el prebado
mande al mismo misionero lo contrario, por juzgar que es lo mas conveniente,
queda necesitado el dicho misionero a falsar a la obediencia
e uno de los dos, y con ocasión de elegir lo que le fuere mas grato, aunque
sea para su alma lo menos útil. Cuyo no es otra cosa sino dar a los súbditos
a las contra sus superiores, para que siempre que quisieron les pongan ha
pleito la obediencia: mayormente que por los dicho, breves la división de totas
las causas y controversias de los regulares misioneros pertenece
a los vicarios apostólicos, y ya se ha experimentado que los súbditos hallan en
ellos, contra los ordenes de sus superiores, oídos, y favor, como de ello hecho los
allo un religioso franciscano sobre la sentencia y censuras fulminadas
contra el por su prelado de la India Oriental, con que así respecto de
los súbditos, como de los prelados se deja fácilmente penetrar, cuanto estorba ra
este inconveniente la frecuencia de misioneros de dichos reinos.
Mayormente Lo otro porque habiendo se expedido la mayor parte de dichos breves y decretos
por informes instancias de Don Francisco Pallu, obispo de Heliopolis
las disposiciones en ellas contenidos, son mas fabricadas de la imaginación
que tanteadas de la experiencia, respecto de que dicho obispo toda su vida
la gasto en los tres viajes que hizo de Siam a Roma peregrinando por
todo el mundo, y jamas estuvo en los reinos de Cochinchina, o Tunkin,
ni aún en la China sino ocho o nueve meses antes de su
muerte: y si los vicarios apostólicos o sus provinciales quieren práctica
dichas disposiciones, esto basta para desterrar de allí en breve tiempo a