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se dieron las visitas marítimas de San Nicolas de Cebú
al licenciado Don Juan de Roa por solos los días de su vida. Más
el dicho Don Francisco Vázquez, teniendo ya por suyo dicho partido
por cierta conveniencia, quitó la iglesia y convento de
Bongol y la puso en Guimbal donde se ha quedado hasta
el día de hoy sin licencia del gobierno con harto menoscabo del
ministerio y pérdida de los tributos de dicha encomienda.

Con esta mudanza de iglesia y convento, puso levantó el encomendero
Don Juan de Zayas un su casa en Bongol y con el consentimiento
del dicho cura crió cantidad de ganado que poco a poco se
fue multiplicando y sufocando a los indios que con pérdida
de su sementeras iban dejando sus tierras. Y en este tiempo
por cierto accidente se permutó vendió la mujer de dicho Don Juan
de Zayas

{ya difunto}

aquel ganado con Doña Catalina, mujer de Don Joseph de la
Vega, de quien le heredaron los padres de la compañía. Y dicho Don
Francisco Vázquez pidió a la religión le diese el partido de
Ajuy, restituyendo el de Guimbal como se hizo.

Ya había tiempo que era muerto el Capitán Esteban Rodríguez
cuando estas cosas sucedían cuando y el ganado de Punta de
Naso se había ido alargando hasta cerca de Tapican
que o ya por esta ocasión o ya por haber heredado los padres
de la compañía este dicho ganado, compraron diez yeguas de nuestra
estancia de Otón y con un borrico que el Hermano Bernal trajo
de Manila, las echaron en los altos de Tapican, que ha por
tiempo o ya porque el ganado se comía las sementeras de los
indios o ya porque les calumniaban que mataban el ganado
se fueron unos a vivir a Damilisan y otros a otras
partes con que se despoblaron los pueblos de Tapican, Suaraga