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chacota de dichos padres priores y aún de quien la escribió, de qué [fue] sentido
más de lo que debiera el prior de Tigbauan. Respondió a su provincial otra
carta tan pesada que de ella resultó quitarle el priorato, con que no
pasó adelante el sacar totalmente el ganado de Damilisan y Tapican
porque el prior que le sucedió miró las cosas con diferentes ojos.
Y así se quedaron en alguna manera en el estado que antes. Esta
real provisión, sentencia y autos originales están en el archivo
de Iloilo en el oficio de Bernabé López. Y un tanto autorizado
de todo se dio a Don Rodrígo Gumbanlangit, gobernador de Miagao, actor
demandante que fue en este pleito.

Prosiguieron las cosas ya desde esta ocasión para de lo adelante indiferentemente
ya en pro ya en contra, porque ni bien los sácopes y vaqueros
proseguían tan a lo descubierto contra los indios por temor del
alcalde mayor. Ni bien los padres priores de Tigbauan y Guimbal querían sacar
la cara contra la estancia por temor de su provincial. Si bien como el
padre rector Juan de Contreras no pagaba las doce pesos y medio, se los envió
a cobrar el padre prior de Tigbauan. A que respondió dicho Padre Juan
de Contreras que no los debía porque ya los había pagado en esto
y aquello; que le había enviado en esta y aquella ocasión que era
así verdad; que le había enviado como por vía de regalo algunas cosas;
y dicho padre prior suspendió por entonces la cobranza de dichos doce pesos
y medio. Mas el año siguiente, viendo que no los pagaba, se hizo pago
de mano propia con reses y caballo.

Sucedió en los oficios de [procurador] general al capitán Don Francisco de Zúñiga,
el general Don Francisco de Atienza, muy sagaz y prevenido en todo,
en cuyo tiempo se ofrecieron algunas altercaciones. Mas con su grande
capacidad, procuró cuanto pudo huir el cuerpo a todo, conservándose
independiente, sin querer hacer justicia a una parte ni a otra. De que
resultó el volverse a presentar nuevos escritos de parte de los indios vecinos
a las estancias y, conociendo que si aquello se llevaba a debida ejecución
se le culparía la omisión que era grave por tocar en materia
de tributos de su majestad en los barangayes y pueblos de Tapican, Damilisan,
Oyungan y Bacauan. Por lo cual y por evadirse de todo, juntó
a los padres priores de Tigbauan y Guimbal y al padre vicario provincial que lo era