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si este fuera el intento del libro mal medio viniera
el señor Don Salvador Gómez de Espinosa tomado
para su consecución y sin disculpa quedará la prudencia
que lo dictó, conociendo su ineptitud y bien consta que la
previó, pues en el [ss]1, número 37 se traga inconvenientes
bien contrarios a los intentos, que el reverendo padre predicador
le atribuye diciendo no es posible dejar de romper
este embarazo con que me expongo a calumnias
criminalísimas y a la ira sangrientas de los interesantes
pero quién obrar por acertar y no por contemplar
ha de despreciar estas cosas y proponer la verdad
aunque sea a costa de persecuciones ocasiones hay
en que es gloria o deuda el peligrar porque es necesario
dejar el oficio o tolerar las propiedades de su
ejercicio. Pues si tan verdadero previno los peligros
y lo que la inconsideración la ambición y la avaricia hoy
intenta en su desdoro y se resuelve incitado de su obligación
y fidelidad a pasar por todos sus efectos muy lejos
estuvo de destinar este escrito a su [aplauso] y alabanza consagrándolo
todo a su celo el que obra con esta consideración
prueba real hace de virtuoso y se purga generosamente
de la nota de soberbio. Porque la virtud, dijo Séneca,
apetece generosa los peligros y mira al fin, sin hacer
caso de los riesgos, porque aun el padecer es gloria
en esa ocasión a vida est periculi virtus, et quo tendat
non quid passura sit cogitat quomam et quod
passura est glorie pars est Seneca de provi capítulo 4. Si no
reparo en sus peligros, sino le atemorizaron los agravios
bien ciertos en la libertad que en casos de su interés
usan algunos religiosos como soborno sus aplausos
como lisonjeo sus elogios? Cierto o anduvo improvido
en los medios o imprudente en su elección,
lo contrario consta de su ejército, luego no fue
la que el reverendo padre dijo su intención.
Sobrada disculpa es de las obras la conciencia
propia y las obras son de la conciencia la mejor
satisfacción y como dijo el gran germánico apud facit
sat est conscientia factis. Y aunque esta le bastaba
al señor Don Salvador Gómez de Espinosa pero aunque no
entremos a lo interior donde reside la verdad
y nos acomodemos a juzgar con el vulgo las
cosas por lo que parece en ellas y por el semblante
que hacen a la humana; prudencia no sé
como pudo colegir del señor Don Salvador Gómez de
Espinosa tal intención porque los que escriben a la
vanidad y a la ambición poco estudian en ajenos
intereses sino en propios aplausos todo lo conceden
a la ostentación ya de la elocuencia ya de la sabiduría.
Con que de ordinario paran en especulaciones
inútiles a la vida humana del señor Don Salvador Gómez de Espinosa
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