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confusión viendo que no les aprovechaba acudir a sus ídolos. Lo cual sabido
por dicho padre Fray Juan de Rivera les predicó el santo evangelio exhortándoles
a recibir el santo bautismo y sucedió que todos aquellos que se bautizaron. Fueron
libres del maltratamiento de dicho demonio. Y con este buensuceso
convirtió muchas familias, porque el demonio huyó luego de las casas de los
bautizados. Y habiendo un recién convertido de estos apostatado de la fee le
sucedió que pasando un rio se asió de él el demonio llevándole, afondo
con otro tres que se asieron del para librarle por lo cual reconoció su yerro
y volviéndose a Dios arrepentido quedó libre de la opresión del demonio,
y fue adelante buen Cristiano.

En la ciudad de Xao King Fu en solos tres meses convirtió el padre vicario
provincial Fray Miguel Rubio sesenta y cinco personas, y muchos niños arrojados
en las calles y hasta el [postrer] despacho tenía bautizados doscientos chinas. En
un aldea de la comarca de Nanhiung, después de haber predicado el santo evangelio
el padre Fray Juan de Rivera y su catequista se convirtieron cuatro [hermanos]
porque aquella noche se les apareció visiblemente un hermoso [joven]
y les dijo que porque no hacían cristianos y respondiendo que no estaban [instruidos ]
ni sabían persignarse el joven les instruyó y enseñó hacer la señal [de la]
cruz, amonestándoles que se bautizaran. Y habiendo conferido después lo cual
había sucedido llegaron a pedir el bautismo en compañía de otros muchos
vidos de este portento.

En la ciudad de Nanhiung Fu donde estará el padre Lector
Juan de Aguilar por haber ido a predicar el padre Fray Juan de Rivera [a]
las aldeas circunvecinas sucedió que se apestó un barrio de los arrabales
de dicha ciudad muriendo lastimosamente muchos pobres y miserables [gentiles].
Supo lo un buen cristiano y les dijo que si querían ver se libres de semejante [contagio]
que se hicieren cristianos. Ellos lo prometieron y el cristiano les llevó [agua]
bendita y imágenes del Salvador y del María Santísima y de [repente]
se hallaron libres de aquel mortal achaque. Movidos de lo cual vinieron
más de cuarenta a nuestra iglesia a bautizarse, menos uno, que por muy enfermo no pudo.
Al cual fue a bautizar a su casa el padre lector Fray Juan de Aguilar. Y después
media hora de bautizado fue nuestro señor servido de llevársele para sí.