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es la quiebra que han visto así en las cosas de
este comercio como en la ejecución de las gracias y
mercedes que la católica majestad del rey nuestro
señor Don Felipe Segundo que esté en el cielo fue
servido de hacer a los tales. Pues con lo que hoy se
halla de cuenta esta república no llegan a noventa
números tan lastimosos para cuyo remedio
es muy conveniente. Vuestra majestad se sirva de
mandar al dicho virrey ponga toda efectiva diligencia
en nombrar cada año los más vecinos
que le sea posible, y que sean personas de calidad
y partes así para el servicio de vuestra majestad
como para mayor lucimiento y autoridad
de este reino. Y porque es justo que se
acuda al remedio de semejante necesidad,
os mando que por las vías y trazas que pudiéredes
procuréis esto con toda la suavidad y prudencia
conveniente que de ello mandare de vos
por bien servido. Hecha en Madrid a tres de
octubre de mil seiscientos treinta y nueve años.=
Yo el rey= Por mandado del rey nuestro señor
Don Gabriel de Ocaña y Alarcón = Y ahora un
memorial que [se] ha presentado en mi consejo real
de las Indias Máximo Sola de la compañía de
Jesús me presenta los muchos aprietos en que se
hallan las islas Filipinas (de donde ha venido
por procurador de ellas) nacidos de diferentes causas,
y entre ellas lo deteriorado en vecindad que
se halla la ciudad de Manila cuando en
otros tiempos se vio bien poblada quien y que
justa. Y pide a los virreyes de esa Nueva España
los envíen y que sean de calidad, que