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Continuación del número 6.— A la Sínodo.
Todo ciudadano tiene dere-
cho à conservar su buena re-
putación mientras no se decla-
re delincuente conforme à las
leyes (arttculo 164 de la Cons-
titución Política.)
Esté en buen hora facultada la Sínodo pa-
ra reprobar concursantes por razón de conduc-
ta, aunque sean Salomones en suficiencia; noso-
tros somos de sentir que éstas antiguas faculta-
des huelen à rancios vestijios de la inquisición,
y últimamente, que no puediendo exististir sin
infracción del artículo citado de la ley funda-
mental, deben entenderse derogadas; porque re-
probar a un concursante per suponerle inmoral,
vicioso &c., es condenarlo sin juicio; y privarlo
por esto del beneficio à que aspiraba y merecia
por su suficiencia, es imponerle pena sin juzga-
miento, declarándole por mala una reputación que
tiene derecho de conservar mientras no sea ca-
lificado por la ley de delincuente. Deseamos
que los señores teólogos, examinadores y cano-
nistas, rebatan nuestra opinion—Continuara.
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SEÑORES EDITORES.
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Hemos visto con bastante sentimiento de los
amantes del pais, que habiendo sido señor Lu-
na-Pizarro propuesto para la comisión reforma-
dora de la Carta, ha sido rechazado después de
un largo debate—No es siempre el resultado de
una discusión el triunfo de la justicia; muchas
veces vencen las pasiones mismas que entran en
choque. El ilustrado doctor Luna-Pizarro nada
pierde del justo y buen concepto que merece à
sus compatriotas, por un acontecimiento que to-
dos sabemos como se juega y la parte que tie-
ne en él el espíritu público. Empero la Patria
pierde infinito con que éste sábio peruano, no
sea uno de los miembros de la Comisión refor-
madora. El ha sido uno de los padres del Có-
digo político; conoce sus defectos y los ha con-
fesado con sinceridad algunas veces; desea ar-
dientemente el remedio y ama su suelo. ¿Qué
no podría esperarse del señor Luna en la Co-
mision mas interesante de la Convención Nacio-
nal? Las incuestionables aptitudes de éste digno
representante ejercitadas en la reforma de unas
leyes, en cuya creación ha tenido una parte, y
cuyos vacíos le ha hecho ver la esperiencia en
el ensayo de algunos años, no podrían menos que
producir unos útiles trabajos muy cerca del acier-
to, en la grandiosa y difícil obra de la rejenera-
ción de nuestro Código—Esto es lo que acomo-
da al Pueblo, lo que quiere el Pueblo y lo que
se debe al Pueblo, no discursos pedantes en la
tribuna, zuzurro de partidos y triunfos de par-
cialidades—Si por ésta senda marchan las cosas,
malas van las cosas, si tendremos que decir al-
gún dia ¡caspita con la Convención!
Muchos y muchos mas.
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SEÑORES EDITORES.
Acaba de llegar à mi mano un impreso que
contiene una representación hecha al Supremo
Gobierno por don Francisco Alvarez, sobre la
cuestión de usurpación de inmensos terrenos en
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la doctrina de Oropesa, bajo del título de casi-
que de sangre. En ella se lee en su cabezo-
namiento las campanillas siguientes, Representa-
cion hecha al Supremo Gobierno par el Teniente
Coronel de caballería don Francisco Alvarez de
Sehuaraura. Benemérito à la Patria en grado he-
roico y eminente. En una capital de departamen-
to, y en una ciudad que no carece de ilustración,
es una impudencia la mas risible presentar un
documento de superchería usurpando con deco-
raciones que no le tocan, ni le pueden pertene-
cer. Si el señor Alvarez ha tomado éste medio
por alucinar à algunos vecinos sencillos de la
quebrada de Oropeza, à fin de que por el lo
crean con el mismo poder que en otras épocas
para oprimirlos, è imponerles un profundo ter-
ror, para que no puedan sostener sus debidas
jestiones en el deslinde de tierras que se halla
pendiente; se ha equivocado estremadamente, pues
los peruanos nos hallamos ya en el caso de re-
clamar nuestros derechos por las vias legales que
nos franquean nuestras instituciones. Ya pasó
el tiempo en que se imponía silencio con sola
la noticia de las relaciones ò dependencia con
la familia de un Virrey, de un Presidente, de un
Corregidor &c. Hoy somos todos iguales ante
la ley, como se va á ver en el dia señalado pa-
ra el deslinde de las tierras de comunidad, ante
el juez designado para ésta actuación, en cuya
providad descansan todos los interesados en la
distribución de la recta justicia.
El señor Alvarez ha querido sacar ventajas,
con la usurpación de condecoraciones indebidas,
y punibles por tan escandaloso abuso. El se
llama Teniente Coronel de caballería, sin esclare-
cer que lo es de cívicos sin cuerpo alguno.
También se titula benemérito à la Pátria en gra-
do heróico y eminente. Creo que el señor Al-
varez ha querido burlar toda la nación peruana.
Cuantos dignos patriotas se han llenado de ci-
catrices en los campos del honor y de la glo-
ria, sosteniendo la independencia del Perú, sin
poder alcanzar à ese timbre que remunerase sus
altos servicios, cuya declaratoria corresponde úni-
camente à la representación nacional, bajo de
justificativos muy notorios.
El señor Fiscal se halla en el deber de pe-
dir se borren tales títulos de los impresos que
corren, y se han distribuido tan pródigamente
por el señor Alvarez, ò que à lo menos se in-
dique por los periódicos de ésta capital, la fal-
sedad de los títulos que se ven en el mencio-
nado impreso. Protesto no callar mientras no
reciba un desagravio la justicia vulnerada.
Concluyo señores editores, deseando adopten
UU. el nuevo método à la pinganilla que nos
presenta el señor Alvarez, haciendo uso del ape-
llido de su señora esposa, pues hasta aqui solo
habiamos visto que las señoras tomasen el de sus
maridos por seguir las reglas de antigua costum-
bre—Soy de UU. —— Un espositor.
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AVISO.
Todos los periódicos, y papeles sueltos que se
despechan en ésta Imprenta, se hallan de venta
precisamente en las tres tiendas consabidas, excep-
to el Atalaya que se halla únicamente en la del se-
ñor Vargas. Se pone éste aviso para que no moles-
ten à los impresores preguntando donde se hallan.
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Imprenta pública por P. Evaristo Gonzalez.

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