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Traslado de una carta que Thomas Ortíz escribió al Capitán General de la Ciudad de Macao. 1608
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Traslado de una carta que el reverendo padre lector Fray Tomás Ortiz escribió al Capitán General de la ciudad de Macao.
La obligación de mi oficio me compele a representar a vuestra señoría el agravio que padece esta misión agustiniana, no con ánimo de querellarme ni pedir contra persona alguna, sino sólo para suplicar a vuestra señoría [que] se sirva de defendernos de él y ayudarnos para la propagación del evangelio y salvación de tantas almas, cuantas por nuestra ausencia de la misión de China en adelante se condenarán, que serán muchas, y no serán pocas las que hasta el día de hoy se habrán ya condenado por esta misma causa.
Salimos de China no voluntarios, sino forzados o desterrados por la causa que todos saben, y vinimos a Macao por orden del [chungto] y virrey, los cuales se despacharon un decreto (que se conserva en esta ciudad) en que mandaban [que] estuviésemos en Macao y aquí esperásemos ocasión oportuna para volver a entrar en China e ir a la corte, o por mejor decir esperásemos los ordenes de Roma, para según ellos elegir camino.
Cuando esperábamos dicha ocasión, se interpuso la ciudad de Macao, poniendo escrito al mandarín, en que dice: que "para evitar males, certifica que los cuatro religiosos agustinianos que se hallan en Macao no quieren ir a la Corte a tomar diploma y espontáneamente desean volver a sus reinos." Decreta el mandarín diciendo: que "dichos religiosos son mandados por el [chungto] y virrey estar en Macao y no volver a su reino. Y así que vea si es que dichos religiosos desean irse, o si es invención de la ciudad para echar de sí esta obligación" [etc.]
Vuelve la ciudad a poner segunda petición o escrito, diciendo: que habiendo examinado lo que se la mandaba, halla que dichos religiosos dicen que "no desean ir a la corte, y que espontáneamente desean volver a su reino." Decreta el mandarín que "dichos religiosos no tienen causas para tan atropelladamente querer volver a su reino, y que parece que la ciudad por propia voluntad suya pide esto por ellos" [etc.]
De todas estas cosas estábamos muy ajenos, cuando el mandarín de la Villa de Hiangxan llegó a esta ciudad. Con su llegada tuvimos noticia de todo, no sin grande admiración nuestra. Mas procurando olvidar agravios, el día 11 de este mes, en que el mandarín vino a este convento, sólo le representamos como deseábamos ir a Cantón para allí esperar la ocasión, que aquí estábamos esperando. Y para ello le suplicamos que nos ayudase. Respondió que lo haría de muy buena gana, mas que para eso sería bien que el procurador de esta ciudad pusiese una petición representando esto mismo, que entonces él la despacharía según nosotros deseábamos.
No quiero detenerme a ponderar todas estas cosas, porque no dudo que vuestra señoría lo podrá hacer mejor que yo, a quien suplico sea de tal suerte la ponderación de ellas, que más le mueva a compasión, que a enojo contra los que así tienen obrado. A mí no me duele tanto el agravio que padecemos, cuanto a considerar que los gentiles son noticiosos de nuestras faltas, porque de esto sólo se puede seguir un gran descredito de la nación europea, y un sumo menosprecio de la ley de Dios que profesamos.
No ignoro que para echarnos de Macao se valdrán de decir [que] hay ordenes reales, y que así conviene para el servicio de su majestad. Pero es cierto que el servicio de su majestad no consiste en que las almas, por las cuales Cristo nuestro bien derramó su sangre, se condenen, sino sólo en que se salven. Yo no puedo saber si el día de hoy hay tales ordenes de su majestad. Pero sé que nunca nos las mostraron, y que en otras ocasiones no las había. Y no obstante eso se procuró hacer esto mismo en Macao con los misionarios con título o pretexto de que había ordenes de su majestad para ello. Pero dado caso que el día de hoy las hubiese, es cierto que nunca se pueden entender con los misionarios desterrados de China por la obediencia a la Silla Apostólica, ni con los regulares españoles, ni tampoco en la forma que se practican.
El derecho que tienen los misionarios para predicar la ley de Dios a las gentes se le dio Cristo nuestro bien cuando en el evangelio les manda. Que caminando por el universo mundo siembran su evangelio y le prediquen, y también cuando San Pablo dijo: que la palabra de Dios ni está ni debe estar atada, esto es que no sólo éste o aquél, sino que todos la deben predicar. Y para no ser largo en referir textos de la sagrada escritura etc. basta el precepto de caridad, que Dios puso en el Decálogo, por el cual estamos obligados a procurar la salvación de las almas, así como por la justicia somos necesitados a no impedirla, so pena de padecer los tormentos del infierno por una eternidad.
Para mejor cumplimiento de los preceptos divinos la majestad de Felipe 3.°, rey de España, y Portugal alcanzó de la santidad de Paulo 5.° una bulla su data a 11 de junio, de 1608, en que después de
Carta de Fray Álvaro de Benavente desde Macao, 1690.
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ta, a noche dicen hubo acuerdo segundo del consejo: no sabemos que ahora sucedido, y espero en dichos que los barcos de Goa partiran, y nos que daremos, y pasaremos a nuestras misiones, que hasta ahora, aún no nos su hiramos despachado, por que todo quiere tiempo. No obstante lo sucedido, que solo es escándalo pasivo, no [pessa] haber venido por aquí, que si me hubiera embarcado en el champan de Canton, no se donde estaría, pues hoy día de la fecha no alegado, ni se sabe del, y más vale tormenta en tierra como dicen que bonanza en la mar. Si a mi me quieren llevar a Goa, [chico] pleno más fray [Lucio] Gomez tendrá dificultad por que e encomienda muy [eura], aún garrote, que con trabajo se lo quitarán de las manos, el trabajo asido hablar aquí Capitán General un crialo de Macao de corto expediente, que se me le ande haber cuartos si nos deja pasar a China, y lo peor es, que nos pudiéramos haber sido de aquí sin dificultad alguna, como pasar de Manila a [Tondo] y aún podemos, que ya de arriba nos vinieron conductores, más el Guardián y Prior nos impiden hasta que salgan los barcos de Goa, por que no les avecen de que cooperación en nuestra ida, con que aceremos de esperar aquí todo el mes que viene.
Recibí carta del Reverendo Padre Rubio, que me da grandes nuevas de nuestras misiones, y aumentos de los cristianos, que me a consolado mucho viendo no se prior de el trabajo, el escribirá a vuestra reverencia más individualmente sobre todo. Y yo espero escribir es fin del suceso desde Canton con champan de allí, y así ahora no soy mas largo. Suplico a vuestra reverencia me ponga a la obediencia de nuestro Padre Duque, y del padres [compañeros] Prior de Manila, y todos los padres de este convento que esta va a la ligera. Y nuestro Padre guarde a vuestra reverencia deseo. Macao y Noviembre diecisiete de mil seiscientos noventa.
Beso las manos de Vuestro Reverendo Padre Nuestro. Su hijo y siervo.
{Sirvase vuestra reverencia de avisar al amigo castellano de Cavite, que así me lo han pedido, como su azufre, por ser mercancía del} {Kangxi, fue necesario. Sacar parte con mucho gasto, y parte fue a notada a la mar, por que no se descubriesen, más no} {rabio, y fabacho tiene un pleito con el Mandarin sobre el, que costura plata, en que eneo de consumira todo. Con los ner-} {res me fatiga el asma mucho estos días, sirvan vuestra reverencia de encomendarme a Dios, que hasta volver los calores no estoy para} {gente. El mozo Antonio portador este año llevo cartas a vuestra reverencia de las padres de aca, y cobro respuesta, y se quera de que vuestra reverencia no} {le hizo limosna, es verdad que sirve a los padres franciscanos, más también lleva nuestras cartas, y así cualquier limos ni} {lla qu vuestra reverencia le hiciere la merece, pues mediante estos mozos podemos tener comunicación con esta ciudad. El es casado aquí} {y no trabaja poco en ir y venir con 200 leguas de tierra, y más hasta Chincheo. Al Buen Justo Gomez no hay fuerzas para hacer le} {escribir dice que se tongan esta por suya.}
{Muy Reverendo Padre Provincial Fray Francisco de Zamora}
Fray Tomás de Ortiz le pide al provincial de Manila que le pague al que le trajo plata a Jiangju, 1695.
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Padre nuestro
El capitán del barco nos entregó la plata pero nos apretaba a que le pagásemos ciento y cinquenta pesos que dice le quitaron o que el dio a los ministros de los Mandarín por callar el pecado de habernos traído, pero con ruegos le vencimos a que nos lo dilatase hasta Manila en donde le aseguramos a que sin falta se le entregaría la plata que se le debía y así vuestra reverencia se sirva de entregarle la parte que a nosotros nos toca. En la otra carta, doy a vuestra reverencia noticia por más extenso asi de esto como sucedió y de nuestro viaje y así a ella me [remito.] Dios guarde vuestra reverencia muchos años. Chanchue y agosto 24 de 1695 años. La manta espero porque el Padre Gómez tiene una del sargento mayor y otra del padre prior de Bulacan la cual servirá a otro padre.
Padre nuestro De vuestra reverencia su más afecto hijo [q.s M.B] Fray Tomás Ortiz
{Al margen izquierdo: Nosotros no aplicamos misa por el convento de Manila hasta noviembre inclusive entonces también comenzarán vuestra reverencia los padres otros padres a decir diez.}