El Atalaya

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dos distinguí algunos tesoros que representaban ser residuos de los que antiguamente existieron en admirable opulencia. Esa muger no pare, cia, sino una madre desgraciada y de muchos hijos cargada, porque le oí pronunciar algunas palabras cortadas con un tono ronco, abatido y casi espirante: mis hijos... son... !ay de mi! !ay de ellos mismos!... ¿que serán?... luz divina... sus corazones... muévelos... agonizo.... el dolor... Eran las espresiones que resonaban. Acerquéme hácia ella, y mi pecho latia ajitado por tiernas emociones. A su lado se hallaba un hombre que con el interes mas vivo la acudía y curaba sus heridas. Muchos otros habia que practicaban distintos oficios en favor de aquella. Saludéla respetuosamente: ella me acójió con benignidad, dirigiéndome una mirada seductora, que interesó mi corazón y cautivó mi alma. Perdonad, le dije, el atrevimiento con que hé abanzado mis pasos à vuestra morada. No sé qué Jenio ó que impulsos me han conducido à vuestra divina presencia. "Los de la naturajeza," me replicó. Supliquéla me favoreciese con la referencia de los males que la ajitaban, ofreciéndole que no perdonaría sacrificio para contribuir à la conservación de su vida. Me alcanzó una mano: la besé y la dirigí al corazon. Me honró con un abrazo y me llamó hiijo —No dejé de observar su fisonomía imponente. Era muy hermosa. Las nueve Musas perderían todo su mérito à su presencia. Venus, Ceres, Diana y la Fortuna, serian eclipsadas con su esplendor, à pesar del quebranto de aquella belleza y de las cicatrices que tenia. Algunas eran frescas, y aun tenia heridas recientes que me tomé la licencia de labarle con mis lagrimas. Su edad era misteriosa: parecia à un tiempo joven y vieja, pero que vivió mucho tiempo, y viviría todavia: adolesente, si seguian sus persecuciones, y felizmente si se restableciese su salud por la cual trabajaban esc respetable varón y los demás. Ella me habló asi: Hé tenido una existencia interesante; pero hé vivido muriendo: mi felicidad ha sido bastante precaria; porque mientras la hé disfrutado pocos instantes como en sueño, me hán rodeado una eternidad de trabajos, de angustias y de agonias. ¿Y cuales han sido los móviles? le interrumpí. Mis riquezas, me contestó y prosiguió. "Sí: ellas hán causado esa horrible division quo hay entre mis hijos, esos hijos ingratos y desnaturalizados que han degenerado en verdugos mios. Yo hé sido pródiga: les hé ministrado la leche que los alimenta y endulza, cuyo beneficio há engendrado en sus pechos ese vicio abominable de la ambición. Pocos hijos me quedan agradecidos à la existencia que me deben: que defienden la mia: que se interesan y trabajan por mi felicidad sin aspirar à los pocos intereses que me restan. Aquellos me llenan de heridas, y estos las curan: aquellos me acosan aleves, y estos me defienden: aquellos hollan y desprecian mis preceptos, esos preceptos, que juraron cumplir, y estos son los únicos que las cumplen y respetan. Actualmente están sentados en aquel salon terrible (continuó, apuntando con el dedo) muchos que juraron verter su sangre, sacrificar su reposo y fortunas por mi dicha. Se trata de ella, pero la seducción de los otros los há hecho perjurar y olvidar ..................................................................... sus deberes, ligándose al partido que me ofende. Se habló de consolidar mi felicidad y de salvarla de sus riesgos. A estas voces imponentes, corrieron mis hijos gustosos de todas partes, y se reunieron. Pero entre ellos hay muchos que solo abusan de tan sagrados nombres, y bajo este protesto me preparan la tumba, cuyo fúnebre manto cubriría à mis generaciones futuras. Sin embargo espero mucho alivio, pues à ellos mismos interesa mi suerte dichosa. Mi nombre solo es bastante para arrancar de sus pechos, tristes suspiros: tiene mucho imperio sobre sus corazones... El Dios Saturno me declarará la felicidad ò mi ruina y la de ellos mismos. Obren enhorabuena: quiero ver si merecen llamarse mis hijos. Este que veis à mi diestra es mi predilecto. Este es el que arrostrando eminentes riesgos, ha corrido por todas partes persiguiendo à mis asesinos, esponiendo su fiel pecho à las agudas puntas del acero. Nueve veces há salvado conmigo de las garras que para ahogar à él por acabar conmigo, prepararon esos tigres, esos nuevos leones hambrientos de la presa. Este es en fin, el que há curado mis heridas, y me há proporcionado dias serenos, dias tranquilos: Aquellos que ves, son otros tantos hijos amorosos que me defienden solícitos. Son mirados por mis verdugos, como enemigos de la paz, mientras son los únicos que la apetecen y la conservan: como usurpadores, mientras nada ambicionan: como tiranos, cuando jamas han derramado sangre inocente. Acaban de vengar esta herida que unos malvados me abrieron en el pecho. ¿Cuando me concederá la Providencia ver â mis hijos, unidos, amarse reciprocamente; vivir una vida común, haciendo también comun su felicidad? ¡Que dicha disfrutaría! Fijarian sus ojos en mi, yo en ellos, y todos se estrecharían dentro de mi seno. ¡Qué familia, tan feliz!..... Ahora es tiempo de conseguirlo: estan tocando el asa de su suerte futura: si la sueltan de la mano y la pierden de vista?... El dulce acento con que habló, el tono misterioso, su imponente eco, me infundieron no sé que sentimiento. Un impulso secreto me obligó á arrojarme à sus pies: abrazelos y estréchelos con ternura. Madre amada, le dije: yo soy uno de tus hijos que sabrá sacrificar su vida por defenderte. Hijo de mis entrañas me respondió: alza y corre à mis brazos. Unióme con ellos à su blanco pecho y me encargó que no fuese perjuro: que no me dejase seducir por sus enemigos para sumirla en el abismo de eternas desgracias: que siempre tuviese presente su dulce y dominante nombre, y que jamas dejase de invocarlo. Entonces mi corazón pronunció enternecido ¡MADRE AMADA! ¡OH PATRIA MIA!!!! .......................................................................... REMITIDOS. CONVENCION. ............................................................................... No se hicieron los Pueblos para Lejisladores y Lejislaciones, ni para gobiernos y gobernantes; sino que gobernantes y gobiernos, Legislaciones y Legisladores se hicieron para los Pueblos. Supérfluo sería, en verdad, gastar el tiempo. .................................................................................

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en probar la aserción ríe nuestro testo, cuando es un acsioma en política conocido pôr la razón y que, hasta el dia nadie ha dado en la temeridad de quererlo desmentir. Ahora bien: siendo cierto nuestro principio, las consecuencias rectamente deducidas no pueden dejar de ser verdaderas. Todo es hecho para los pueblos y la felicidad de ellos es el objeto de sus instituciones. De aqui se colije, que las que aparecen y son realmente contrarias à este único fin de toda sociedad no deben ni concebirse como adoptadas por los pueblos—Sus representantes, sus inviolbles delegados son los que ponen en ejercicio Ia soberania, orijinaria en el conjunto de los comitentes, y son por este medio los que forman las instituciones—¿Cual debe ser la norma de estos apoderados de los pueblos?—El objeto de sus trabajos: la felicidad de los pueblos que los han reunido para tan sagrado fin—¿Cual la senda propia para consultar el acierto? El voto jeneral, sabiendo distinguirlo del espíritu de facción disfrazado las mas voces con las apariencias de común opinion. Para esto, dice un sábio Frances, que las numerosas asambleas deliberantes sepan preservarse de tres grandes males que las sitian en todo el tiempo de su duración: la precipitacion, la violencia y el fraude; que dos enemigos están siempre à sus puertas: la Oligarquía por la que un pequeño número domina y arrastra la mayor porción, y la Anarquia en la cual celoso cada uno por su independencia particular se opone al voto mas conocidamente jeneral. Estos males pueden únicamente evitarse à merced de una buena disciplina, de una buena forma en la deliberación que asegure la libertad de sus miembros, proteja la minoria, disponga las cuestiones que se traten en un orden conveniente, produzca una discusión que las esclarezca completamente y cuyo término sea la fiel espresion del común sentir por la dicha de los pueblos, y finalmente; que presente una enérjica perseverancia sobre los dichos principios. Estas son las principales condiciones para el sosten de una asamblea política, y entre ellas será la mas segura y más capaz de llenar su objeto, la que sea mas numerosa, la que para lejislar exija mayor número de miembros de su total, y aun mayor para los casos de ley fundamental. Este sentir es el de muchos célebres póliticos, y el único que puede responder à la razón de que en los cuerpos colejiados discuten los sábios y deciden los locos; porque siendo formados de un gran número de representantes y siendo necesaria la exacta union de una numerosa mayoría para la espedicion de las leyes, desde luego se presenta la mayor dificultad de arrastrar à muchos contra la verdad de las cosas, que alucinar à pocos; de lo que se deduce, que en este caso está tan inmediata la justicia, como lo está el fraude cuando tratándose de disminuir en una asamblea el número de los miembros necesarios para lejislar se abre una puerta que asegure los parciales triunfos de una facción, y se declara la guerra á la mayor garantia del acierto de un cuerpo colejiado: ser numeroso. Parece que la Convencion del Perú no se dirije desgraciadamente por estos sólidos principios, y que esta magna corporación que merecia la confianza de los pueblos y se deseaba como el remedio de las desgracias pátrias, so há dejado envolver en los ....................................................................... males, que anuncian Cómte y Dunoyer, y el mísmo Bentham en su tactica de las asembleas lejislativas publicada por M. Dumont; por que si de toda obra futura debe, formarse concepto por sus fundamentos ò principios, por los prólogos de nuestra Convención debemos fallar, que si no la violencia, la precipitación ò el fraude tiene ya lugar en los prolegómenos de sus obras; que se ha dejado asaltar de la Oligarquia, y que su resultado, si los principios no varian, no puedemenos que ser funestos á la salud de los pueblos. Ellos pueden reclamarla y protestar las instituciones que la contrarian conocidamente; por- que para esto no tuvieron facultad sus representantes ni pudieron hacerlo sin traicionar la buena fé de los comitentes, y porque si la razón recta no es una en una parte y distinta en otra, nunca se podrá convenir en que la persona ò sociedad que dá su poder à otro para negocios de su utilidad le dá un derecho para volverlo en negocio de ruina; ni que el encargado deba adeiantar un paso mas de lo que prescribe la estención de su encargo. Esta justificada doctrina es una fuerte base de aquella máxima: los pueblos solo tienen derechos: los que los dirijen no tienen sino obligaciones. En vano grita "el Telégrafo" en su número 375 que la Convención no tiene límites en sus atribuciones. Este es un absurdo el mas temerario; porque no hay persona, cosa ni acción que no tengo limites, fuera de Dios que es infinito, y la razón y la justicia son las ilustres encargadas de prescribirlos. Querer divinizar la Convención es una locura y una perniciosa lisonja. Ella no es, ni puede ser, ni se permitirá que sea, otra cosa que la Asamblea reformadora de nuestras leyes; eh aqui en su título sus límites. Cualquier abance es una criminal arbitrariedad que dá mérito á que los pueblos griten, que de hecho se han revocado sus poderes; porque ninguno debe hacer en negocios de comunidad, mas ni menos que lo que quiere la comunidad, ni ésta que ha convenido en pasar por lo que dispongan sobre objeto determinado, aquellos à quienes escojió para artífices de su dicha, está obligada à suscribir en lo que hiciesen à su antojo si por desgracia se transforman en operarios de su ruina. Para opinar con fundamento de otro modo, seria preciso borrar de nuestros corazonos el derecho natural, que aplicado à las grandes sociedades constituye el llamado de jentes, y desterrar la razón con ignominia. Los derechos de los pueblos son superiores, sino únicos, á los de las personas y asambleas que los dirijen, y sin embargo tienen sus límites; y no los tendrá la Convención? Tiene límites el absolutismo político y no los tendrá la Convención? Por fin, hablemos sobre el tortuoso sendero que parece que lleva la Convención en sus primeros pasos, en fuerza del sacrosanto derecho que asiste à los pueblos para clamar por las garantias de su felicidad y repeler los elementos de su destrucción que vé amargamente prevalecer. En la sesión del miércoles 18 de setiembre, se vé por proposición del señor Arellano una sostitucion del artículo 5 capítulo 6 del reglamento interior de las cámaras, constituida en que baste para abrir las sesiones la mitad y uno mas de los representantes à la Convención, en vez de los dos tercios de su total que designa el ........................................................................

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predicho reglamento; fué discutida y aprobada por 52 votos contra 17—Preguntamos: es ley?-- No; esta reforma deroga la ley que sostituye y necesita los mismos requisitos que aquella, la sanción y promulgación por el orden constituciónal establecido; luego no le basta la discusión y aprobación de la Convención. Se advierte à renglón seguido la indicación del señor Zapata sobre que se promulgue, que la Convención se halla instalada conforme al artículo 177 de la constitución política. Optimamente; y antes de ser promulgada su instalación ¿le es permitido lejislar à algún cuerpo lejislativo?—No; y como la Convención procede á reformar leyes sin las solemnidades constitucionales y sin que se promulgue primero su instalación constitucional? Estos son defectos en el orden de las cosas; pero su transcendencia toca à la substancia de ellas. ¿Porque cercenar el número de representantes que exije el reglamento de las cameras para abrir las sesiones? ¿Si son bastantes 50 para lejislar, para que elijen los pueblos ciento, para que gravan las cantidades de las dietas de un crecido exeso sobre los fondos de un erario exausto? No nos engañemos; mas fácil es que dos, cuatro ó seis arrastren hácia el partido à cuya cabeza se hallan, la mitad y uno mas del total de los miembros de la Convencion, que los dos tercios; y por este es que puede decirse, que el espíritu de esta determinación, es asegurar el resultado de las deliberaciones en favor de una facción, alejándolo del voto jeneral, por medio de unos débiles y momentáneos debates, y con la certidumbre de que se cuenta con el corto número preciso para hacer triunfar en un momento el resultado que se quiere dár a la discusión. Todo él mundo vé, que disminuir el número de los lejisladores es quitar al sistema popular representativo su mas fuerte garantia; es plantear la Oligarquia en la Asamblea. Ahora nosotros que vemos ese obscuro partido llamado de oposicion, en el seno mismo de la magna Asemblia reformadora de las leyes, ¿que deberemos juzgar de éstos prólogos teniendo á la vista el juicioso y fundado remitido de la Miscelánea número 946 subscrito por uno que fué servil y ahora liberal; y el luminoso discurso pronunciado por el señor Guillen en la sesión del 9 de setiembre? En ambos documentos se descubre que al declarar nulas las elecciones del Cuzco, ha triunfado el espíritu de partido y no los principios como decantan los anárquico-liberales; por cuanto se han visto anular actas por pequeños defectos y aprobar otras con todos los vicios de que es capaz una elección. Sobre recientes hechos, sobre la verdad de ellos y al frente de los interlocutores, habló el señor Guillen descorriendo con enerjía y precision cl velo de las intrigas que empezaba clarearse—¿Qué se contestó à su verídica manifestación?—Nada; empezó y concluyó entre un silenejo semejante, al que reyna en un salon lleno de figuras de yeso—El imperio de la verdad es irresistible, y los malos tiemblan à una sola mirada del que le reprocha sus desvíos. ¡Ay esperanza de los pueblos si las obras de la Convención siguen el rumbo de los principios que .......................................................................... vemos! Si venciendo los obstáculos que se presentan al tenebroso partido de oposición, empezando por disminuir el número de los legisladores, por anular diputados á su antojo, y últimamente; por no reconocer límites en sus atribuciones, se erije este cuerpo en un monstruo desconocído con la mitad y una mas de cabezas sultánicas. ¿Será entonces un problema la ruina de la Pátria? ¿Si se reduce à la nulidad la milicia y el clero, como se ruje ya no sin fundamento, se puede esperar la dicha de los pueblos? ¿Sin fuerza y sin relijion arribará el pais á su engrandecimiento? ¿Si sus representantes sancionan su desolación y su afrenta deberán los pueblos subscribir á su vergonzosa muerte?—Peor es fundar leyes de destrucción que mandar sin leyes. Hasta aqui hemos hablado solamente de operaciones de la Convención que no son leyes; pero aun cuando lo fueran podrían reputarnos obligados à pasar por su fuerza legal; mas no por la justicia moral de que carecen. De aqui nace nuestra libertad para censurarlas. Por lo que respecta a los pueblos, para ellos es formada la Convención y no ellos para ella. De aqui se deduce lo quo debe subscribir y lo que debe rechazar, según las obligaciones de los representantes y los derechos de de los representados—Si un hombre acaudalado encarga la custodia de su casa à cierto número de vecinos, pagándoles para que se la guarden fielmente y estos se la derriban, no tendrá acción para revocar su encargo y armarse contra los que tan vilmente abusaron de su confianza, ò deberá conformarse con la ruina y darle las gracias à sus destrucctores? Nosotros no nos persuadimos jamas, que los pueblos del Perú que en medio de una desastrosa guerra consiguieron libertad y gloria se dejen arrastrar en la calina de la paz à la esclavitud y afrenta que les dispone la horrenda demagojia ----La falacia, la cabala, la perfidia y todos los ajentes de la desorganización obran con mas empeño donde mas pueden conseguir: en el santuario de las leyes habita la revolución contra ellas. ¡Alerta! Alerta! ¡¡¡Alerta!!! .......................................................................... ~+~ SEÑORES EDITORES. Si el cura que salió mal En el examen, podrá Volver al curato A Asi bruto y animal? Si la junta Sinodal Quedará, tuta conscientia, Cuando al réprobo in scientia Et moribus, continúa In cura, que [...] non est sua Pro ignorantia et negligentia?

Espera la respuesta de la Sínodo Un Cristiano Curioso. ............................................................................. IMPRENTA PUBLICA POR P. EVARISTO GONZALEZ.

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Medio. Suplemento AL NUMERO 4. del Atalaya. ............................................................ REMITIDOS. CARTA SEGUNDA. CONVENCION. .................................................. Señores Editores. Ofrecí à UU. en mi carta primera manifestar la necesidad de la publicación del proyecto de Constitución antes de discutirse y sancionarse. Pero el discurso pronunciado por el señor Diputado don Gregorio Guillen, que UU. han insertado en su número 2 del Atalaya, llama preferentemente mi atención. Por esto es, que dejando para otra ocasión aquel primer objeto, me contraeré à este segundo. Se hán tocado precisamente en dicho discurso los principios substanciales que haciati valida la elección de los Diputados del Cuzco. Es indudable y constante que no han intervenido en ella ni la seducción, ni la coacción, ni la fuerza. Las dos primeras serian obra del Gobierno, pero es falso que este haya interpuesto au influjo: pudo obrar como un ciudadano interesado en el bien común, pero no obró como un Jefe. La última se manifestó pasiva sin hacer mas que reclamar sus derechos. En otras partes lo ha hecho imponiendo con aparato, sin que se haya calificado de coacción. Estas verdades son contestadas por todos, especialmente por la parte mas sensata è imparcial. Si el suceso se ha pintado de otro modo, es necesario culpar la mala fé de sus apologistas, conviniendo que el espíritu de facción ha podido reportar una victoria à la sombra de la distancia y de las circunstancias. Lo que admira es que los mismos electores que presenciaron el caso y decidieron sobre él, mudos en la ocasión oportuna hayan fabricado la realidad, è inconsecuentes à la justicia de la causa, hayan atestiguado lo contrario, manifestando en oprovio de la confianza pública la variedad de sus principios, y la inconstancia de sus sentimientos. Toda elección crea partidos, y en medio de su contradicción es una feliz convinacion de la condición humana que ellos mismos contribuyan al acierto. La elección del Cuzco los tuvo desde un principio bajo la denominación impropia y deshonrosa de liberales y serviles. Ni unos ni otros eran en efecto tales. Los primeros arrastrados por su conveniencia propia confundían su personal ínteres con los alagos del sistema .......................................................................... encaminándose tácitamente à su transtorno: los otros ora por interesados en la prosperidad pública , ora por bien sentados en su posición trataban de simentarlas bajo el apoyo del orden. El Jefe de la República, como foco de lo que vale toda ella , era el muelle principal que daba impulso à sus movimientos: Su amovilidad debió ser por consiguiente el objeto de los primeros, y su sosten el de los segundos. Un choque tal, indispensable en iguales casos, comenzó por evitar el espíritu que en semejentes circunstancias se llama público. Los oficiales de los cuerpos ambicionan à unos derechos que no se les puede disputar. Considerados como satélites del partido opuesto, son rechazados por la mesa con injuria de la ley y de los pactos fundamentales de toda seciedad establecida. No son rechazados por Jefes de la fuerza , puesto que en la misma línea y de la misma clase fueron admitidos otros. La repulsa debió irritar su amor propio, tanto mas elástico en esta clase de ciudadanos, cuanto parece serle caracteristico y formar su distintivo. Uno de los Jefes adoptó, es verdad medios estraordinarios pero no ilegales en su apoyo, y sin poner en ejercicio la influencia de su cuerpo, recurrió al don mas estimable del hombre, que es la razón; su complexion especial lo arastra à insistir en ella con imprudencia; pero consiguiendo moderar los progresos de la mesa, se dejó escuchar, se consultó su pretension. El resultado fué que los oficiales de los batallones fuesen llamados á sufragar, sin que su corto número pudiese inclinar la balanza de ese lado tan temido. El colejio permaneció el mismo con sus mismas afecciones ò inclinaciones y tan autorizado como antes, legalizó sus operaciones pasadas, entró en discusión sobre ellas y las decidió. Un desengaño frenético se apoderó entonces de algunos del otro partido y frustradas sus aspiraciones entran al favor da las circunstancias, en manejos parecidos al de la gota de un espíritu que pone en fermentación vehemente el tranquilo líquido de una redoma. Se hace la elección, y recae precisamente en personas beneméritas y acrehedoras à la axeptacion jeneral. El público manifiesta su agrado y los impele à desempeñar sus augustas y nuevas obligaciones. Se desvanecen los que se llamaban partidos, exepto en aquellos de cuyo ínteres era atizar la discordia ò promover la desconfianza. Es de observar en honor del pais que una parte de estos principales no pertenece ...........................................................................

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à él por naturaleza, y es una desgracia que el patriotismo se haya amalgamado con elementes estraños à costa de la opinion de la parte sana è interesada. Otro pais en circunstancias iguales, no habria padecido lo que el Cuzco, y no habrian sido tal vez expulsados ignominiosamente sus Disputados cuyas virtudes y conocimientos habrían influido à su vez en nuestras mejoras, contrapesando con su honradez à las tentativas del desorden. El resultado es, que el Cuzco ha quedado sin representantes precisamente en el tiempo oportuno de su necesidad, y mientras se han rehecho en otras partes las elecciones ambiguas, el yace en el silencio de la indiferencia. El destino de las Naciones rueda sobre bases conocidas y seguras: la imparcialidad y la igualdad de la ley son las principales y las mas indispensables: ellas establecen la unidad en sentimientos y en operaciones, produciendo la paz y concordia en los ánimos la prosperidad y felicidad en los pueblos. Hay un equilibrio entre la fuerza y el poder entre estos y los derechos nacionales que de necesario mantener à toda costa sin permitirse el discrepar en un ápice. Los pueblos conocen sus intereses, y los insectos que voltigean en su atmosfera, tarde ò temprano se hacen víctimas de su poder. El Gobierno mejor, será siempre el que los conserve en paz, y las aspiraciones por injustas ó por impotentes al cabo deben sufocarse con sangre. Los individuos perecen, pero las Naciones marchan por el plan de sus instituciones. ¡O Convención todo lo que importas! Cuando aquellas se fundan en las personas y no en las cosas, no pueden tener suceso. La historia nos da estos estimables ejemplos y la historia ya nos anuncia lo que debemos ser. La Convención está encargada de muy capitales y eminentes atenciones. Se dice que comienza por domar el despotismo: si es asi, cumple con la ley mas sagrada; pero es necesario definir bien los principios, buscarlos en su origen y no confundirlos. La balanza de la opinion es la misma que la de la esperiencia y ella debe ser exacta y libre del corrompido ambiente de ia ambición y de las pasiones. Interesa el amor de la Patria, interesa mas su prosperidad. La crisis que nos espera importa la de nuestros destinos. ¿Como permanecer pasivos ó inertes en lo que nos toca tan de cerca? Si hemos pasado por una desgracia, la de haber sido rechazados nuestros Diputados: no pasemos por la mayor, la de carecer de ellos en la Convención: apresuremos à reelejirlos en union, en paz, y guiados de espíritu publico. Soy de UU. S. S. S. X. Z. ....................................................................... Señores Editores del Atalaya:—El Correo de Encomiendas, se ha cansado y aunque hay otro diario de Cayra no pasa hasta la Convención à instruir à sus Diputados para que sancionen y reformen por ley los puntos siguientes. 1. Que la parroquia de San Blas siendo de provision civil y contra todo Derecho Canó- nico debe incluirse en el concurso. Que su párroco actual debe dar residencia de sus opera.......................................................................... ciones y motivos por que fundió los blandones de Santa Catalina, los de su parroquia, pectoral del Santo y domas alajas; por que prendió á Jesu-Cristo en su efigie de Nazareno el martes de cuaresma 26 de marzo, encerrándolo en el bautismerio pidiendo derechos del paso por su barrio ofreciendo quitar la túnica que era nueva y vendible imitando à otro Judas. 2. Para que las Cortes Superiores observen la ley del diploma que deben observar en sus asistencias diarias y funciones respetables. 3. Para que de este modo los jueces inferiores y subalternos le guarden el debido decoro sin presentarse engorrados masónicamente, emponchados à la cintura como chalanes y con chamarritas, media blanca y chaquctitas de color, que parecen sastres cívicos, inválidos, tuertos, cojos y mancos. 4. Para que también se evite asi el que se sienten los señores militares en las poltronas de terciopelo qúe corresponde à la Corte Superior ni los individuos de ella carguen plumas del E. M. 5. Para que se realice la visita de escribanias, descubriendo en sus faltas el origen de muchos pleitos, y que sus poseedores tengan el arreglo del arancel sin cobrar ad libitum, y son reparos que hace. El cristiano aldeano. ............................................................... Señor Administrador de la Imprenta:—Aunque es [...] notorio que no tengo parte alguna en el papel intitulado "el Atalaya", y que hace mucho tiempo que no me ocupo en escribir para la prensa, fuera de algunos versos producidos en los ratos de ociosidad, y del mal desempeñado periodico ministerial, no deja de haber uno que otro pobrete de los que no saben "distinguir de colores", que ha querido achacarme algunas de las producciones del "Atalaya" y on especial la "letanía" del numero 3. No soy beato ni preocupado; pero tampoco libertino. Sé y guardo el respeto que merece nuestra Santa Relijion y cuanto a ella toca, y con justicia me doy por ofendido con que alguno quiera atribuirme una obra tan ajena de mis principios — Yo ruego à U. Señor administrador, quiera hacer una pública declatoria estensiva hasta el estremo de manifestar si tiene siquiera sospechas de que se haya publicado en el "Atalaya" alguna obra mia, descubriendo à este respecto cuanto le sea permitido, à fin de librarme del insoportable subsidio de ser objeto de necias acusaciones privadas en esta materia y en cuantas se publican por la prensa del Cuzco—Si la manifestación de U. no basta al efecto, protesto perseguir por la via que hubiese lugar en derecho a la persona ò personas à quien pudiese justificar la calumnia. Es de U., señor administrador, el que no gasta el tiempo sino en los intereses de su familia. Dr. Francisco Mariano de Miranda. .................................................................... Sr. D. D. Francisco Mariano de Miranda. Siendo dirijidas à mi administración las suscripciones de los comunicados y demás pápeles que se publican en esta imprenta de mi cargo, puedo asegurar en obsequio de la verdad, que U., según antes he dicho en el número 16 del Correo de Encomiendas, no escribe un solo renglón fuera del periódico ministerial, escepto algunos versos que en cualquier papel ó periódico se insertan bajo su nombre. No solo no existe en mi poder papel suscrito por U., sino que hace largo tiempo que no veo su letra sino en los orijinales de la Minerva—Satisfaciéndole con esta pequeña declaratoria, me suscribo de U. S. S.—P. Evaristo Gonzalez. .............................................................................................. CUZCO 1833—IMPRENTA PUBLICA POR P. EVARISTO GONZALEZ.

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