El Observador

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EL OBSERVADOR.

Este periodico saldrá á luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por persona conocida sean dirijidos á los Edi¬ tores de este periodico, ó al director de la Imprenta.

N. 1.o ) Cuzco, miércoles 19 de diciembre de 1832. ( 1/2 REAL.

PROSPECTO.

El papel que se dá à luz, bajo de este tí¬ tulo es obra de unas personas amantes de su país. Los acontecimientos, que se succeden en la Re¬ pública, cuya importancia y gravedad deeben te¬ ner la mayor influencia en la suerte de los pue¬ blos, los han determinado à este empeño. El departamento del Cuzco, que por sus grandes, è imporantes relaciones ocupa un lugar distin¬ guido entre los que componen la República, es digno de estar al alcance de aquellos, y discurrir también sobre sus intereses y derechos. Los dos periódicos, que se publican en él, ò no le bas¬ tan, ò no se estienden à este objeto. El pue¬ blo ancia por ilustrarse. Coincidiendo con estas nobles ideas, se emprende este trabajo: ojala pue¬ dan deducirse de él utiles resultados, y se sepa desempeñar con suceso tan laudable proyecto!

Así el primer objeto de este periódico que acaso saldrá semanalmente será desenvolver los intereses del departamento, y discurrir sobre sus progresos igualmente que sobre su industria, agri¬ cultura, y comercio: se tocará alguna vez su his¬ toria, y los sucesos más notables acaecidos en él. Se espera que las personas ilustradas, y dotadas de espiritu público ayuden con sus luces y ad¬ vertencias à esta obra tan util como benefica. A su efecto se admitirán comunicados de todo ór¬ den siempre que no toquen directamente à per¬ sona ò autoridad señalada, pudiendose hablar en jeneral acerca de los abusos y vicios de admi¬ nistración y economia.

Hemos creido que no llenabamos nuestro de¬ ber si después de los acontecimientos que se nos comunican de la capital de la República perma¬ necemos en silencio. El juicio de ellos se ha derramado inconsideradamente à la par de las pasiones, y desplegadas las prensas con insolen¬ cia y parcialidad sobre los extremos, no han per¬ donado casi ninguna de nuestras instituciones so¬ ciales. Parece que la discordia haya fijado por esta vez su asiento en Lima para aprovechar de todos los recursos de su insaciable perversidad, mientras que las provincias interiores marchando

magestuosamente en tranquilidad inalterable ven con justo desconsuelo este sacudimiento sobreco¬ gidas al mismo paso del sobresalto de que cun¬ da hasta à ellas el desorden. Es obligación nues¬ tra poner al departamento al alcance de las o¬ currencias para que esté en guardia sobre si mismo.

Es innegable que el desorden comenzó à ma¬ nifestarse desde el momento que se trató en el Congreso de formar causa al Ejecutivo. Una moción tan imprudente como extemporanea debió necesariamente poner en expectación à la Repú¬ blica y prepararla à consecuencias peligrosas. Podemos hablar de ella francamente puesto que

fue rechazada por la mayoria, que debió carac¬ terizar desde luego de indiscreto y poco justifi¬ cado ese celo de la menor parte del Congreso que dió su voto por la afirmativa. No era en verdad llegado su tiempo, ni había un motivo ur¬ jente y racional que debiese exitarlo: la admi¬ nistración acomodada a las inclinaciones de los pueblos, no dejaba oir de su lado reclamaciones contra ella. El Ejecutivo no es solo la persona del que lo desempeña, es también el represen¬ tante de uno de los grandes poderes de la na¬ ción. Ligado à los intereses y votos de los pue¬ blos, tiene la mayor influencia en el órden y uni¬ dad de la República. La marcha pacifica de nuestras instituciones fundamentales es el testimo¬ nio de su desempeño. El pueblo convencido de la verdad de sus goces ve con horror lo que los perturba; así es que la sola proposición ha pro¬ ducido males, cuyo remedio es difícil esperar mien¬ tras no desvanezcan enteramente hasta sus ves¬ tigios, ¿Cual hubiera sido la suerte de la Re¬ pública si el proyecto hubiese prevalecido por la mayoria? El rompimiento extraordinario de este primer poder habría puesto en alarma nece¬ sariamente à los pueblos que amaestrados en el arte de la guerra, celosos de sus derechos é ins¬ truidos por siete años en la escuela de sus li¬ bertades no es posible creer que fuesen ciegos secuaces de las inesperadas resoluciones de Lima.

Desde un principio se comenzó à sentir el combate de la opinión: los menos sensatos y el pueblo todo acumulaban motivos de dicidencia, y la porción mas juiciosa y acaso la más rigu¬ rosa no podía dejar de hacer prevalecer lo ex¬ temporaneo de la causa. La Constitución orde¬ na que se acuse al Ejecutivo de sus infraccio¬

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nes pero no señala el tiempo sino para las muy graves. Las que presentó la proposición en lu¬ gar de poder llamarse tales, parecen más bien en un buen sentido apéndices à ley que infrac¬ ciones; puesto que han tenido por objeto la be¬ neficencia pública. En toda legislación las de esta clase tienen su tiempo señalado que es el de la residencia: justamente por que en el, des¬ aparecen los peligros y comprometimientos; por que entonces la fuerza y la opinión coinciden con la ley y hacen acallar las aspiraciones, y por que la misma ley prepara el medio para que no puedan llamarse à ofendidas las personas. Es un agravio al honor de la nación, lo es también más irritante al mismo que representa llamarlo à juicio antes de su periodo designado. ¿Quien duda que se fomenta el espíritu de revolución por este ejemplo? No justificaremos la impuni¬ dad de las infracciones de cualquier orden que sean: ni condenaremos à los autores anciosos de su expiación; pero jamás dejaremos de reprobar la falta de prudencia en su provocación intem¬ pestiva, su inoportunidad y también la ilegalidad de su precipitación tan preniciosa en los juicios delicados y de transcendencia.

Los pueblos tienen sus derechos è intereses que no los desconocen en medio de la ignoran¬ cia y apatia que se les atribuye. El orden y la paz son sus aspiraciones: todo lo que trata de desquiciar estas dos bases los sobresalta y em¬ peña. Sufriran resignados males pequeños pe¬ ro no toleraran con paciencia los que tocan à su substancia y tranquilidad. Si es de necesi¬ dad caminar à su corriente y contemporisar con sus afecciones, también es de justicia no des¬ viarse de su voto general. Podemos asegurar al menos por lo que respecta à nuestro departa¬ mento como que lo tocamos de cerca, que este vive satisfecho de la administración del actual go¬ bierno y prueba de ello es que no se le oye pro¬ rumpir en quejas contra ella manteniendose paci¬ fico y contento. Si es una verdad que el que manda como hombre no puede estar esento al¬ guna vez de los pequeños extravios à que lo conduce por necesidad su misma posición, tam¬ bién lo es que son muy pocos los que en nues¬ tra organización naciente reunen la opinión je¬ neral: circunstancia que se debe tener especial¬ mente en vista para poder por ella cimentar só¬ lidamente la paz, la unidad y la respetabilidad de la República. La moderación y sistema del gobierno actual y su opinion jeneral diga lo que quiera la malevolencia no solo son conocidos si¬ no apreciados, y el pueblo modesto no querria tolerar innovaciones precipitadas y arriesgadas por pequeñas incusaciones escrupulosas ò mal¬ intencionadas.

Es necesario juzgar de este modo en las circunstancias actuales y así es como juzgó la mayor parte de los diputados. Sin lograr el

designio la otra parte, como debió preveer que no lo podía lograr no há hecho más que exi¬ tar facciones y dar pávulo à la maligna vora¬ cidad de las prensas. El mal que ha resultado es incalculable si se consideran las perdidas que há causado. Los dos poderes fundamentales de la sociedad el legislativo y ejecutivo han perdi¬ do mucha parte de su prestigio y respeto. La República dividida en opinion sucume bajo del peso ominoso de la desconfianza è inquietud. La administración, la fuerza, la hacienda quien sabe si sufriran relajación. Las repúblicas vecinas tal vez entraran en cálculos y combinaciones. Y cada una de nuestras provincias formara qui¬ za planes que acaso no podran desvanecerlos los tiempos. Quiera el cielo que sea exage¬ rada esta perspectiva.

[Se continuará]

Señores editores: —Desde que vimos la pol¬ vadera que se ha levantado por dos de aquel¬ los periódicos que suelen de cuando en cuando aparecerse en Lima para alagar y refinar el gus¬ to de las verduleras, mozos de esquina, gen¬ te de playa &c y sobre asuntos todos à cual más antipatrióticos y estupendos; se me puso que algún originario de Africa andaba metido en ello; porque tanta congueria, tanta desver¬ güeza y tantísima basofia, solo es propio de gente que desciende de congos y caravelies. Y pardiez que me he salido con ello, pues ya se pública por calles y plazas, que un chinazo con charreteras es quien toca haciendo à dos manos, las marimbas, calabazos y tamboriles con que ambos periódicos nos tienen roto el timpano, y revuelto el estómago. Lo triste es, que como se necesita toda la impavidez y el color bron¬ ceado de nuestro chinote y el idioma que le es peculiar para contestarle, quedará por mucho tiempo en posesión del campo; al menos has¬ ta que se presente otro tan soez como èl y que hable el mismo lenguaje. Pero entretanto deberá servir de consuelo à los buenos patrió¬ tas y hombres honrados à quienes maltrata, el saber que jeneralmente se asegura que un pa¬ riente del rey de Angola que se introdujo en el Perú de contrabando envuelto en un salchi¬ chon de Génova és el autor de la mayor parte de los artículos bochincheros y de todas las ne¬ gradas que se publican contra hombres que pres¬ tan al susodicho salchichon la ventaja de salirles el rubor al rostro. Así el partido más pruden¬ te es dejarlo sin contestación para no engreir à ese canalla, que no fuera tan osado, si se le hubiese mirado desde un principio con el asco que merece.

B. Basófia

Imprenta pública por P. Evaristo Gonzales.

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Este periodico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán en la im¬ prentra cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por persona conocida sean dirijidos à los Edi¬ tores de este periodico, ò al Director de la Imprenta.

N.2.o ) Cuzco, miércoles 26 de diciembre de 1832. (1/2 REAL.

Continua el articulo suspenso en el numero 1.o

Uno de los perniciosos efectos que según he¬ mos indicado antes produjo la extraordinaria mo¬ ción de causar al Ejecutivo, ha sido la discordia entre los miembros del Congreso que desde lue¬ go se hizo tracendental no solo à las personas, sino también à las subsiguientes discuciones. Cada partido se crió secuaces, ha tenido sus facciones y su imprenta. La última sin tocar en lo sus¬ tancial del objeto, ha dirijido unicamente sus tiros al vituperio de los invididuos, sin perdonar al mismo Ejecutivo. Este combate tan abierto de¬ bió producir necesariamente un resultado de des¬ pecho, una disidencia ò una conspiración. La ul¬ tima iba à estallar, y fue descubierta oportuna¬ mente. No estamos bien instruidos si premeditada de ante mano halló la ocasión de manifestarse, ò la produjo el suceso: pero en uno y otro caso siempre se debe considerar como efecto de la di¬ visión entre los miembros del Congreso, con la diferiencia de que en el primero hace poco honor à los autores del proyecto sospechandolos com¬ plicados en aquella, al paso que en el segundo solo se podría culpar à su imprudencia.

El primer supuesto nos obliga à una observa¬ ción que no debemos omitir, pues conduce à pre¬ servarnos del peligro. Suponiendo por un momen¬ to premeditado un plan de deponer al Ejecutivo, ya todo aparece consiguiente y diestramente di¬ rijido à este fin, y todo aparece criminal. Des¬ de el punto que se declarase haber lugar à la formación de causa, quedaba aquel despojado de su autoridad, de su representación y poder. Se le daba apariencia de legal, encargando la admi¬ nistración al que era llamado por la ley, y se dis¬ ponia de la República à arbitrio. Poco importa¬ ría que no fuese por el voto de los pueblos, y menos en el tiempo prefijado por la misma ley; y poco importarian las calamidades que le habrían acompañado más funestas que las que se presien¬ ten ahora, si era logrado el objeto. Esta inteli¬ jencia es obvia y sencilla, puesto que malogrado como fué, debió apelarse à una revolución para sacar por la fuerza lo que no se había podido al¬ cansar à la sombra de la ley. Y siendo así ¿quién podrá justificar la empresa y mucho menos los medios.

En todo sentido las conspiraciones hacen la

desgracia de los pueblos, pues quebrantan el fun¬ damento de la justicia, el órden y la marcha de las leyes; son el vehiculo de los odios y discor¬ dias y la reprobación jeneral. Las conspiracio¬ nes indican siempre falta de razón y de justicia puesto que se valen del fraude, de sordas intri¬ gas y secretas maquinaciones. Rompen de una vez los pactos sociales y perturban la armoria de los Estados. Cubren de ignomia y de vergüenza à la Nación que las fomenta, y son el vilipendio de sus instituciones fundamentales: ellas han he¬ cho màs tiranos que la naturaleza y la ambición. Es una fortuna que en la que se nos anuncia, se digan autores de ella extranjeros ingratos para quienes la ganancia y la monedo son la única am¬ bición. Con sobrada razón, nuestra Nación los repugna en el rol de los destinos, convencida por experiencia de los males que ocasionan y de la poca confianza que inspiran. Incautos y sensillos peruanos han podido tal vez à mérito de sus es¬ tudiadas trarmas dejarse seducir de aquellos para quienes poco importa que sea despedazada la pa¬ tria y se venda à conveniencia.

Señores editores del Observador.

La publicación del nuevo periódico de UU, de¬ be causar satisfacción à este departamento, por el recomendable objeto que se propone. Por mi par¬ te tengo tanta, que la acredito con meter mi hoz en miez que no me pertenece, porque jámas he tenido siquiera una pequeña gualdrapa de escritor; así es que mis producciones en esta lijera comunicación no se dirijen à otro fin, que à sentar unas lijeras ajun¬ taciones con el lenguaje de la sinceridad y buena fé, que debe rejir en el corazón de todo buen peruano, que tenga deseo por la mejor organización de su pátria. por tanto espero que plumas sábias, de las que no carece la capital se contraygan á desarrollar con sólidos fundamentos los principios que merecen tan¬ ta consideración.

Sin el ramo arreglado de hacienda, es impo¬ sible que pueda haber patria, ni gobierno. De ese arreglo comparado pende la vida de la República, la conservación del órden, de nuestro credito y ec¬ sistencia social.

En las actas que casualmente hé leido en la

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tienda de un amigo, hé visto, no con poco dolor, el Soberano Congreso de la presente Legislatu¬ ra, no ha considerado la regla común de que el que gana cuatro y gasta cinco, no necesita de bolsico. No hay vieja que en el rincón de su ca¬ sa deje de formar entre sus dedos esta sencilla cuen¬ ta para la conservación del órden domestico de ella. Lejos de meditar la Soberana Asamblea, en el fo¬ mento de nuestra desgreñada hacienda, la há pues¬ to en una completa bancarrota, según las delibera¬ ciones que se encuentran en dichas Actas. Lo de¬ mostraré, no por la cuenta, que comunmente lla¬ mamos de viejas. Prescindiendo de las partidas, que la munificencia Soberana há señalado en pre¬ mios, aumento de sueldos &c en que há brillado su generosidad; entraremos en los egresos que de¬ ben sentarse en los manifiestos del año que asoma de mil ochocientos treinta y tres.

Por deficit de un peso que debe re¬ bajarse en la contribución de in¬ díjenas, que en la República as¬ ciende á 273,654, que son otros tantos pesos........................... 273,654, La conceción de las escuelas con¬ cedidas á toda la República con 200, pesos de dotación que debe reputarse en el minimum, siquie¬ ra seis en cada provincia, y cien¬ do estas 60, reultan 360........... 72,000, La conceción de las dos cátedras en todos los departamentos..... 11,200, Deficit del uno por ciento rebajado en predios.............................. 23,000, Deficit en el papel sellado........ 16,000,

Suma........ $. 395,854,

Ya he dicho que en las partidas significadas ascendentes á la cantidad de 395,854, pesos no se comprenden otras de bastante importancia, por no apu¬ rar más el conflicto de la decadencia del ramo de hacienda, más cualquiera persona que quiera conven¬ cerse podrá ocurrir á esas Actas donde se encuen¬ tran esas Soberanas resoluciones.

Si la Asamblea Nacional no há subrogado el deficit y egresos que se demuestran: ¿no há sido declarar tacitamente la estinción de la República por medio de la necesidad y del hambre?

Si con la rebaja de fuera y sin el aumento de tantos sueldos que se leen en aquellas Soberanas re¬ soluciones, no han podido acudir los departamentos en los dos años últimos á sus gastos naturales; ¿como podremos sobrellevar ese enorme grava¬ men de que se há hecho mención? Los pagos de las listas cívil y militar, han sido retrasados de un modo que há causado lamentos y que¬ jas en los que componen la primera, por que han sido postergados con tres y cuatro meses de sueldos. Magistrados honrados llenos de atencio¬ nes y familias, sin otros recursos que los señala¬ dos por sus sueldos; ¿no han estado al borde de la venalidad y la concusión, recargados quizá de necesidades urgentes? La decadencia de los ramos de entradas naturales, son demasiado notorias. Las Aduanas de Islay y Arica concurren hoy con diez ó doce mil pesos de entradas mensuales, mientras en los años anteriores lo hacían con más de cien mil

efectivos. Esta rebaja que se presenta á la vista, no digo de la Soberana Asamblea, sino á la del último ciudadano; ¿como se há tratado de remediar¬ la con otros gravamenes que se han fijado sobre nues¬ tras escasas rentas? Ese decreto inoportuno, gra¬ vando únicamente con el dos por ciento á los efec¬ tos de transito á Bolivia por los Puertos intermedios; ¿no há sido la ruina de esas conocidas y seguras entradas? ¿No es el dolo y el fraude los que se han apoderado de estas especulaciones, haciendo uso de la inesperiencia con que se libró aquel decreto? Todos los efectos que se importan de los Puertos de Arica è Islay para el interior salen con guias para la República de Bolivia, á cuya sombra se introdu¬ cen en todos los departamentos del Perú; y así es que las Alcabalas dispensadas solo para aquel tran¬ sito, refluyen en favor de los especuladores, seña¬ ladamente Estranjeros, que se enriquecen con los fundos que corresponden á la Nación Peruana.

Volvamos pues al hilo de nuestra angustiada si¬ tuación formando el cálculo sobre las rentas que se han de librar de gastos naturales en el inmedia¬ to año. Los departamentos donde no gravan canto¬ nes de tropas, como en el de la Libertad, vemos que sus Majistrados elevan quejas amargas por la postergación de sus necesarias asistencias. Sus ingre¬ sos siempre han estado en paralelo, y á las veces en mayor aumento que los de este departamento que sostiene una lista militar abundante.

En las distribuciones del pago mensual que se haga en lo succesivo; ¿quienes serán los que aper¬ ciban con preferencia? Todos los sueldos y asig¬ naciones tienen un mismo origen, y todos los em¬ pleados tienen que subsistir de ellos.

La más ríjida regla de proporcion debe obser¬ varse en los pagos, yá en la lista civil, lista mi¬ litar, dietas de los Señores Diputados, asigna¬ ciones de inválidos, hospitales, colejios, escuelas, de nueva creación &c, &c. sin que los que manejan la hacienda puedan atribuirse privilejios de prefe¬ rencia que no les conceden las Leyes- Más ¿que resultará de esta conformidad? Que se absuelvan los sueldos á rata por cantidad hasta donde alcan¬ cen las entradas mensuales? ¿Y como se remedia¬ rá la complicación de estas operaciones? No lo com¬ prendo. ¿Y el deficit totál en el curso del año? Mucho menos, si el mal proviene de la insuficien¬ cia de las rentas para cubrir las señaladas obligacio¬ nes, que solamente enerjicas y saludables reformas pueden remediarlas. Y entretanto ¿que hará la Su¬ prema autoridad? Querrá sucumbir bajo el peso de la necesidad? ¿Querrá desmoronar el edificio so¬ cial, prostituir la respetabilidad Nacional, escuchan¬ do los jemidos de todos los funcionarios, por que no se les há acudido debidamente con sus haberes? La alternativa no puede ser más terrible. Si to¬ ma los medios de reparar tan graves accidentes, que no hán previsto la carta ò las Leyes, chillan los severos Catilinas, pidiendo formación de causa, por pecados que se borran con agua bendita.

Con este motivo consagraré un elojio justo á la Muy Honorable Junta del departamento, que sin tocar á los fondos Nacionales, há conseguido es¬ tablecer un número de escuelas en varias provin¬ cias con dotaciones subsistentes, y todos sus acuer¬ dos están fijados en arbitrios accequibles y oportu¬ nos. UN LAICO.

Imprenta pública por P. Evaristo Gonzalez.

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Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

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N. 3.o) Cuzco, miércoles 2 de enero de 1833. (MEDIO REAL.

El congreso debía terminar sus sesiones el 22 del pasado. En cuatro meses que han dura¬ do sus trabajos, ¿que beneficios ha reportado la República? ¿cuales son las leyes que ha dado úti¬ les y saludables à la nación? ¿En que estado han quedado la administración, la hacienda, el ejérci¬ to y el vínculo de los pueblos que son los pri¬ meros resortes de la máquina social? Estas in¬ teresantes cuestiones podrían muy bien resolver¬ se à sola la vista de las actas, pero sin acudir à ellas, un poco de tiempo bastará para hacernos conocer sus resultados.

Se ha dicho que la opinión pública es el úni¬ co contrapeso que conoce el poder lejislativo: así es según nuestras instituciones fundamentales ¿Y qué importa la opinión pública para hombres aislados y diseminados que se sacuden mutua¬ mente de los cargos que se les imputan, atribu¬ yendo à los demás los crímenes y aplicandose las virtudes? ¿Qué importa la opinión de pocos hombres entre millares que componen la masa jeneral, des¬ pués de que el daño está hecho y sacrificada tal vez la patria? Un cargo tan sublime y enorme como el de dar leyes y disponer indefinidamente de una nación entera, sometido á un cuerpo he¬ terojeneo sin responsabilidad, es uno de los gran¬ des extravios de la política adoptada por el Perú. Nos creimos en un principio llenos de luces y de virtudes, capaces de sofocar las pasiones tu¬ multuarias que jerminan naturalmente en el cora¬ zón del hombre, pero una triste esperiencia nos va desengañando de estas agradables iluciones, haciendose ver que estamos aun muy lejos de tan favorable estado.

Acudase pues à la opinión, es su tiempo, y vease si es capaz ella sola de curar los males que ocasionan la imprudencia, la inexperiencia ò la perversidad. La opinión será un remedio en naciones virtuosas è ilustradas; en naciones de instituciones asentadas; pero está muy distante una sociedad naciente de llegar por este medio à or¬ ganizarse con este recurso puramente moral y precario. La opinión será un remedio en hom¬ bres intimamente relacionados para el concepto público y que estén interesados en la patría; no lo será indistintamente para todos y menos para aquellos que se hacen aspirantes por necesidad.

Un diputado en verdad, es el organo de una provincia; pero acaso no tiene, ni lleva sus sen¬ timientos. Las elecciones lo autorizan y revisten

de un poder ilimitado, pero en pueblos pobres abyectos e ignorantes, saben todos, lo que im¬ portan el modo y forma de las elecciones: su inviolabilidad è irresponsabilidad son las dos for¬ midables garantías con que se cubre desde luego y desde entonces celoso de la primera y ufano con la segunda ¿quién no vé que se prevaldrá diestra y oportunamente de una y otra y hará de ellas el uso que le sujieran sus sentimientos? Así es, que el santuario de la ley de donde no de¬ bían partir sino el bien y la salud de los pueblos se há convertido en teatro de declamaciones malicio¬ sas inútiles y peligrosas; donde se hán desplegado los odios y las venganzas, donde se hán tramado las maquinaciones y se há sembrado la discordia. (Continuará.)

INTERIOR.

En cumplimiento de la ley se reunió el co¬ lejio electoral el 2 de diciembre à la elección de un alcalde, seis municipales y un síndico pro¬ curador que es la mitad de la H. Municipalidad que debe renovarse en cada año. No habiendo concurrido los dos tercios de electores en esta y otra subsiguiente reunión se difirió la elección para el 6 tomandose al efecto las providencias convenientes para compeler à los electores à la concurrencia. En este día no se hallaron sino sesenta y dos electores, y se propuso proceder à la elección con ellos visto que no había pro¬ babilidad de que se reuniesen los setenta y cua¬ tro que componían los dos tercios. Puesta à votación la propuesta resultó la afirmativa por 52 votos, y la negativa por diez más à tiempo de verifi¬ carla, se halló que los diez electores que estubieron por la negativa se habían retirado; por lo que se postergó la operación para el día siguiente. En este llegó el número à 69, y se procedió con ellos à las elecciones. Pasada el acta à la ho¬ norable municipalidad, las declaró nulas por a¬ quel defecto, convocando el gobierno á su con¬ secuencia nuevamente al colejio para el 13. En este día exêdió el número de los electores con¬ currentes a más de los dos tercios. Después de una discución sostenida sobre los varios inciden¬ tes y circunstancias del caso se resolvió no deber proceder el colejio à nuevas elecciones mientras

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