1

OverviewTranscribeVersionsHelp

Facsimile

Transcription

Status: Needs Review

EL OBSERVADOR.

Este periodico saldrá á luz todos los
miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬
nes, se insertarán, abonandose cuatro reales
por la primera inserción, y dos por las sub¬
secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬
ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬
prenta cuando más tarde el martes al medio
día; de lo contrario quedarán para el núme¬
ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados
por persona conocida sean dirijidos á los Edi¬
tores de este periodico, ó al director de la Imprenta.

N. 1.o ) Cuzco, miércoles 19 de diciembre de 1832. ( 1/2 REAL.

PROSPECTO.

El papel que se dá à luz, bajo de este tí¬
tulo es obra de unas personas amantes de su país.
Los acontecimientos, que se succeden en la Re¬
pública, cuya importancia y gravedad deeben te¬
ner la mayor influencia en la suerte de los pue¬
blos, los han determinado à este empeño. El
departamento del Cuzco, que por sus grandes,
è imporantes relaciones ocupa un lugar distin¬
guido entre los que componen la República, es
digno de estar al alcance de aquellos, y discurrir
también sobre sus intereses y derechos. Los dos
periódicos, que se publican en él, ò no le bas¬
tan, ò no se estienden à este objeto. El pue¬
blo ancia por ilustrarse. Coincidiendo con estas
nobles ideas, se emprende este trabajo: ojala pue¬
dan deducirse de él utiles resultados, y se sepa
desempeñar con suceso tan laudable proyecto!

Así el primer objeto de este periódico que
acaso saldrá semanalmente será desenvolver los
intereses del departamento, y discurrir sobre sus
progresos igualmente que sobre su industria, agri¬
cultura, y comercio: se tocará alguna vez su his¬
toria, y los sucesos más notables acaecidos en él.
Se espera que las personas ilustradas, y dotadas
de espiritu público ayuden con sus luces y ad¬
vertencias à esta obra tan util como benefica. A
su efecto se admitirán comunicados de todo ór¬
den siempre que no toquen directamente à per¬
sona ò autoridad señalada, pudiendose hablar en
jeneral acerca de los abusos y vicios de admi¬
nistración y economia.

Hemos creido que no llenabamos nuestro de¬
ber si después de los acontecimientos que se nos
comunican de la capital de la República perma¬
necemos en silencio. El juicio de ellos se ha
derramado inconsideradamente à la par de las
pasiones, y desplegadas las prensas con insolen¬
cia y parcialidad sobre los extremos, no han per¬
donado casi ninguna de nuestras instituciones so¬
ciales. Parece que la discordia haya fijado por
esta vez su asiento en Lima para aprovechar de
todos los recursos de su insaciable perversidad,
mientras que las provincias interiores marchando

magestuosamente en tranquilidad inalterable ven
con justo desconsuelo este sacudimiento sobreco¬
gidas al mismo paso del sobresalto de que cun¬
da hasta à ellas el desorden. Es obligación nues¬
tra poner al departamento al alcance de las o¬
currencias para que esté en guardia sobre si mismo.

Es innegable que el desorden comenzó à ma¬
nifestarse desde el momento que se trató en el
Congreso de formar causa al Ejecutivo. Una
moción tan imprudente como extemporanea debió
necesariamente poner en expectación à la Repú¬
blica y prepararla à consecuencias peligrosas.
Podemos hablar de ella francamente puesto que

fue rechazada por la mayoria, que debió carac¬
terizar desde luego de indiscreto y poco justifi¬
cado ese celo de la menor parte del Congreso
que dió su voto por la afirmativa. No era en
verdad llegado su tiempo, ni había un motivo ur¬
jente y racional que debiese exitarlo: la admi¬
nistración acomodada a las inclinaciones de los
pueblos, no dejaba oir de su lado reclamaciones
contra ella. El Ejecutivo no es solo la persona
del que lo desempeña, es también el represen¬
tante de uno de los grandes poderes de la na¬
ción. Ligado à los intereses y votos de los pue¬
blos, tiene la mayor influencia en el órden y uni¬
dad de la República. La marcha pacifica de
nuestras instituciones fundamentales es el testimo¬
nio de su desempeño. El pueblo convencido de
la verdad de sus goces ve con horror lo que los
perturba; así es que la sola proposición ha pro¬
ducido males, cuyo remedio es difícil esperar mien¬
tras no desvanezcan enteramente hasta sus ves¬
tigios, ¿Cual hubiera sido la suerte de la Re¬
pública si el proyecto hubiese prevalecido por
la mayoria? El rompimiento extraordinario de
este primer poder habría puesto en alarma nece¬
sariamente à los pueblos que amaestrados en el
arte de la guerra, celosos de sus derechos é ins¬
truidos por siete años en la escuela de sus li¬
bertades no es posible creer que fuesen ciegos
secuaces de las inesperadas resoluciones de Lima.

Desde un principio se comenzó à sentir el
combate de la opinión: los menos sensatos y el
pueblo todo acumulaban motivos de dicidencia,
y la porción mas juiciosa y acaso la más rigu¬
rosa no podía dejar de hacer prevalecer lo ex¬
temporaneo de la causa. La Constitución orde¬
na que se acuse al Ejecutivo de sus infraccio¬

Notes and Questions

Nobody has written a note for this page yet

Please sign in to write a note for this page