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debe probar primero el señor diputado; y si es
que lo dá por hecho, díganos entonces ¿quien
es el que la solicita? No es desde luego el je¬
neral presidente que dirijiéndose a la cámara
se redujó tan solamente a pedir se le trazase
la línea de conducta que debería observar con
el gobierno de Bolivia en el caso probable de
que no tubiese efecto la mediación ofrecida por
el de Chile. Si para que la asamblea proce¬
diese con todas las luces que demandaba un
asunto de tanta entidad y trascendencia, se le
puso a la vista el cuadro a que se veía redu¬
cida nuestra posición, a consecuencia de la sé¬
rie de insultos y hostilidades esperimentadas
por parte de Bolivia, esto no importa lo mismo
que solicitar la guerra; así como tampoco se
podrá decir que la solicitó la comision diplo¬
mática, cuando en fuerza de las circunstancias
que tubo presentes la comprendió, pero condi¬
cionalmente, en el artículo 4.o del proyecto
de ley que redactó y fue desaprobado.

Supongámos, empero, que la guerra ha
sido en efecto solicitada ¿puede caber al señor
Igoain alguna duda acerca de los motivos que in¬
clinan a ella? ¿No deja asentado ya en el princi¬
pio de su discurso que se presentaban a la vista de
la asamblea—grandes peligros—inmensos intere¬
ses—altas ofensas entre las cuales se enumeran
y comprenden —rapiñas—persecuciones—un acto de
feroz barbárie ejercido en un compatriota nues¬
tro—seducciones y manejos para introducir en
el país el desórden y la división—y bulliciosos
preparativos militares que indican miras sinies¬
tras? ¿Y se necesita más todavía para decidirse
a creer, que el honor, el decoro nacional han
sido ignominiosamente ajados; que aquellos de¬
rechos que ninguna nación jamás permite que
le viole otra impunemente han sido atropella¬
dos, y que el reposo y seguridad de los pueblos
están fuertemente comprometidos? ¿y unos mo¬
tivos de naturaleza tan obvia y tan precisa,
se duda si son nacionales o puramente perso¬
nales? Si es duda, por que para mengua nues¬
tra tenemos hombres empeñados en presentar
al mundo una idea la más desventajosa de noso¬
tros, y de consignar a la posteridad documen¬
tos de oprobio.

Las naciones de quienes hemos atraído las
miradas por el heroísmo con que conquistamos
la libertad e independencia, apartarán indigna¬
das la vista al contemplar la rastrera, la absurda
política empleada por unos cuantos demagogos,
tan exaltados como irreflecsivos, que pretenden
dar el tono a toda una nación gloriosa de un
modo el más peligroso y degradante. En efec¬
to: ¿qué dirán aquellas cuando sepan que un
representante nuestro, confesando ante la asam¬
blea del pueblo soberano, los poderosos moti¬
vos que inclinaban a abrir la guerra, y que im¬
portan nada menos que la dignidad de la re¬
pública, el respeto del derecho de jentes y la
tranquilidad y seguridad común, no solamente
los tubiese en menosprecio, sino que desenten¬
diendose de todo, se estraviase hasta el punto
de infundir sospechas de que semejantes mo¬
tivos se reducían a personalidades del jefe su¬
premo de la nación? Caso quefuese cierto ¿se
le considera a este tan falto de pundonor y
de coraje que no se decidiese a salir al campo

a batirse cuerpo con su enemigo, pri¬
mero que comprometer el bien y el sosiego
de los pueblos que le están confiados? De no,
muy poco o nada tendríamos que agradecer a
la representación nacional por haberlo elejido
presidente de la república. Nosotros no le ha¬
remos la injuria de creer que por motivos per¬
sonales quiera sacrificarnos, y no porque ob¬
tenga el mando supremo, no por miedo del po¬
der, ni por acatamiento al elevado puesto que
acupa, sino porque no hay el menor motivo que
nos induzca a abrigar las sospechas del señor
Igoaín, porque este no aduce prueba ni dato
alguno que convenza, y porque al fin es la
primera autoridad, cuyo honor, cuya opinion
no pueden mancillarse, sin que lo sufra y pa¬
dezca igualmente la nación misma que dirije
y gobierna. La acusación, además, es horren¬
da y de aquellas que por la enormidad del de¬
lito imputado, y por el carácter de la persona
a quien se le imputa, ecsaltan la indignación
al momento de oirla. Empero, claras como la
luz del medio día deberán ser sus pruebas para
que la indignación suspendida mientras que las
espone, no venga a caer de lleno sobre él y
a confundirlo en seguida. Más volvamos a nues¬
tro propósito de que puede habernos desviado
algun tanto, la arrojada pregunta del señor di¬
putado, su confusión al hacerla, y el silencio es¬
presivo de que pretendió deducirla contesta¬
ción de sus honorables sócios.

La falta de esplicasiones ecsijidas direc¬
tamente al gobierno de Bolivia, es en sentir del
señor Igoaín un reparo obvio para aplicar los
principios conocidos del derecho de jentes, y es¬
to en circunstancias de haber sido positivamen¬
te atropellados de un modo bárbaro y escan¬
daloso. Por cierto que desespera no poder ha¬
llar en todo el relato del señor diputado una
sola cláusula, una espresión que salve toda aque¬
lla buena fe, y aquel candor de que desearía¬
mos verlo animado. ¡Esplicasiones! ¿hasta cuan¬
do quiere el señor opinante que dure la broma
de las esplicasiones? ¿No fueron estas el ob¬
jeto de la misión del señor Alvarez? Y cuando
en lugar de darlas, usó el boliviano de nuevas
maquinaciones, duplicó sus ejércitos, y nos soli¬
citó enemigos entre nuestros mejores vecinos
¿no fué entonces el señor Ferreyros a pedir
también esplicasiones? ¿y se le dieron acaso? Si:
con nuevos insultos, con nuevas tropelías, y usan¬
do sobre todo, de la jenerosidad [con que que¬
dó satisfecho el señor diputado] de remitirnos
al peruano martirizado tan luego como se le re¬
clamó. ¿Puede darse burla más ridícula, pifia
más indecente? [Se continuará.]

DOCUMENTOS RELATIVOS
a la caída del jeneral La-Fuente.

Sabidas son las consecuencias de los acon¬
tecimientos del 16 abril último que derrocaron
del mando de la Vice-Presidencia al jeneral La-
Fuente; más el silencio adoptado por nuestros
Periódicos a este respecto, y sobre todo la falta
de datos que fijen de un modo preciso la cues¬
tión bajo su verdadero punto de vista, ha dado
lugar a interpretaciones siniestras, y a que se
haya considerado lo ocurrido en el predicho día,

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