El Iris de la Paz

ReadAboutContentsHelp

Pages

1
Complete

1

El Iris de la Paz.

Tomo Cuarto.

Dissociata locis concerdi pace ligavit. Ovio.

ESTE PERIÓDICO SE VENDE A MEDIO REAL POR PLIEGO EN LA TIENDA DEL C. CASIMIRO PALACIOS.

BOLIVIA EN LA DISCORDIA FUE SUMIDA. LLAMÓ A LA PAZ, Y RECOBRÓ LA VIDA.

Domingo 12 de Julio de 1835.

Interior.

REPÚBLICA BOLIVIANA.

Ejército Nacional.—Estado Mayor Jeneral.— Cuartel jeneral en Puno a 1.o de Julio de 1835—26.

Sección 1.a N. 3.

A S. G. el Ministro de Estado del despacho de la Guerra.

Por el órgano de V. G. tengo el ho¬ nor de dirijirme a S. E. el Consejo de Go¬ bierno, de orden de S. E. el Capitan Jeneral participándole que el 28 de Junio anterior lle¬ gó S. E. a la capital de este departamento con su E. M. J., habiendo recibido en los pueblos Peruanos del tránsito, positivas demostraciones de entusiasmo y gratitud a la benéfica mano que Bolivia estiende al Perú, para restablecer en él, el imperio de la ley y hacer cesar las turbulencias, disenciones intestinas, espíritu de partido, opresión y calamidades que lo aflijen.

Desde la llegada de S. E. todo ha en¬ trado aquí en orden y regularidad, no obstan¬ te la exaltación que se nota en los par¬ tidos, y que es propia al desarrollo de las pa¬ siones y al estado anárquico que turba el re¬ poso del distinguido pueblo del Perú.

El Jeneral Gamarra con la división de Lopera, ha ocupado la capital del Cuzco, y ha logrado que se le pasase la que mandaba el

Coronel Larenas; y según noticias posteriores, parece que avanzaba algunas tropas sobre Aya¬ cucho para protejer el nuevo pronunciamiento que allí se había hecho a su favor—Más allá, el Jeneral Salaverri domina todo el Norte del Perú.—S. E. el Jeneral Orbegoso, desde Are¬ quipa ha pedido una entrevista a S. E. el Ca¬ pitan Jeneral, la que tendrá lugar en el pue¬ blo de Vilque que es el punto señalado para ella por aquel jeneral.

Por no haber llegado las contestaciones y resultados de algunas comunicaciones y pro¬ videncias que se han librado a Arequipa y Cuzco no puedo adelantar más avisos a S. E. el Consejo de Gobierno, en cuyo conocimien¬ to se servirá V. G. poner el buen estado en que encontró S. E. el Capitan Jeneral la di¬ visión de vanguardia que revistó por sí mismo el día de su entrada a esta capital.—En igual pie se encuentran las tropas que componen la segunda división, y unas y otras han atraído tras sí la admiración de los pueblos que han transita¬ do por la sublime moral, brillante disciplina y virtuosa comportación que han observado y que hacen el caracter de las tropas Bolivianas.

Dios guarde a V. G.—Sor. Ministro— Una rúbrica de S. E.—José Miguel de Velasco.

REPÚBLICA BOLIVIANA.

Ministerio de Estado del despacho de la Guer¬ ra.—Palacio de Gobierno en la Paz a 4 de Julio de 1835—26.

N. 5.

Last edit over 1 year ago by Digitizing Peru's Print Revolution
2
Complete

2

A S. E. el Mayor Jeneral Jefe del E. M. J. del Ejército.

Exmo. Señor.

Con sumo placer ha visto el Exmo. Consejo de Gobierno la apreciable comunica¬ ción del n.o 3, que V. E. ha dirijido por mi órgano. A la verdad era de esperarse de la nobleza del caracter de esos pueblos la con¬ ducta que han empezado a observar hacia unos hermanos que impelidos del más jeneroso sen¬ timiento, vuelan en su socorro dejando los en¬ cantos de su pacífica y querida patria, para bus¬ car en los peligros de la guerra y en las pe¬ nalidades de una campaña, la gloria inefable de haber encadenado al despotismo y la anar¬ quía, monstruos que se disputan la preferencia en despedazar aquellos inocentes pueblos.

Le es inmensamente satisfactorio al Con¬ sejo el ver que el Gran Ciudadano de Boli¬ via, comienza su importante obra bajo tan fe¬ lices auspicios, y que desde sus primeros pa¬ sos, reciba ya testimonios tan claros de la jus¬ ta confianza que inspiran la franqueza y leal¬ tad de su política y caracter personal.

Al placer que ha esperimentado el Con¬ sejo con la lectura de la comunicación citada, na ha podido menos que mezclarse el más ele¬ vado y justo orgullo por el honor que hace a nuestra patria la rijida moral y admirable dis¬ ciplina con que nuestro ejército ha admirado a estos pueblos, que sin duda estaban lejos de esperar tan notable circunstancia.

El Consejo queda impuesto de las de¬ más noticias que V. E. se sirve participar re¬ lativamente a los negocios políticos de esa Re¬ pública; y dirije al Ser Supremo los más ansio¬ sos vetos para que el Restaurador de Bolivia lleve al cabo los sagrados designios que se ha propuesto en bien de Bolivia y del Perú.

Dios guarde a V. E.—Exmo. Sor.—Fe¬ lipe Braun—Una rúbrica de S. G. el Ministro del Interior, y otra de S. G. el Ministro de Hacienda.

REPÚBLICA BOLIVIANA.

Ministerio de Estado del despacho de la Ger¬ ra—Palacio de Gobierno en la Paz a 2 de Ju¬ lio de 1835—26.

Circular N.o 9.

A S. G. el Prefecto del departamento de....

Las actuales circunstancias políticas del Perú que a la larga amenazarían nuestra se¬ guridad, y el clamor jeneral de sus habitantes invocando el socorro de Bolivia, han obligado a S. E. el Capitan Jeneral a marchar a la cabe¬ za del ejército sobre aquel Estado con el ob¬ jeto de restablecer sus leyes, y el orden tur¬ bado por la anarquía en aquel continente; por consecuencia debe quedar nuestra República privada de la respectiva fuerza para conservar¬ la ilesa en su inalterable tranquilidad.

Por tales principios ha dispuesto S. E. el Consejo de Gobierno diga a V. G. que tan luego que reciba esta, procede a la organiza¬ ción de la Guardia Nacional en la capital de ese departamento, poniéndola en el pie y fuerza que sea posible, y lo permita la porción que encierra la cuidad; sujetándose en todo al de¬ creto de 27 de Agosto de 1830, y al regla¬ mento de 24 de Noviembre del mismo año, con¬ sultando la mejor disciplina y moral como ba¬ se en que se apoya la seguridad del Estado.

Reencarga S. E. el Consejo de Gobier¬ no que en este particular desplegue V. G. todo su zelo, exitando é inflamando el patriotismo de que se hallan poseídos esos habitantes. V. G. dará cuenta oportuna de cuanto se haya prac¬ ticado, remitiendo mensualmente un estado je¬ neral de aquellos cuerpos a este Ministerio.

Dios guarde a V. G.— Una rúbrica de S. G. el Ministro del Interior, otra de S. G. el Ministro de Hacienda—Felipe Braun.

REPÚBLICA BOLIVIANA.

Ministerio de Estado del despacho de Ha¬ cienda—Palacio de Gobierno en la Paz a 4 de Julio de 1835.—26.

N.o 12.

A S. G. el Prefecto del departamento de Co¬ chabamba.

No solo en Cochabamba sino en todos los demás departamentos se ha experimentado la mala fe de los rematadores de diezmos, y sus fraderes. Jeneralmente se proponen unos y otros entrampar lo que deben. Para evitar el rema¬ te de sus fianzas y alejar postores, entran en colusión con los tasadores, que las justipre¬ cian en lo que no valen: si se retasan, con el mayor descaro y desvergüenza, en vez de mo¬ derar el precio lo suben un tanto más. Sin perjuicio de someter a la consideración del Cuer¬ po Lejislativo este negocio, dispone el Con¬ sejo de Gobierno que cuando no haya postores que ofrezcan las dos terceras partes del valor de los bienes hipotecados, se pongan en arren¬ damiento por subasta, o en administración de personas que merezcan la confianza de la Pre¬ fectura por su probidad y delicadeza; (sin que jamás queden en poder de los deudores ni los fiadores) abonándose a cuenta lo que vayan produciendo.

Dios guarde a V. G.—Una rúbrica de S. G. el Ministro del Interior, y otra de S. G. el Ministro de la Guerra—José Maria de Lara.

REPÚBLICA PERUANA.

Secretaria jeneral de S. E. el Presiden¬ te de la República y Jeneral en Jefe del ejér¬ cito—Cuartel jeneral en Arequipa a 17 de Ju¬

Last edit over 1 year ago by Digitizing Peru's Print Revolution
3
Complete

3

nio de 1835.—Al Sr. Jeneral D. Ramon Her¬ rera—Sr. Jeneral—S. E. el Presidente provi¬ sorio de la República ha dictado con esta fe¬ cha el decreto que sigue:—En uso de las fa¬ cultades con que me ha investido la Nación—

DECRETO:

Art. 1.o Se levanta al Jeneral D. Ramon Herrera la proscripción decretada por el Con¬ greso en 8 de Agosto de 1823.

2.o Se le declara restituido en toda su plentitud a los derechos y prerogativas que gozaba en la República.—Mi Secretario jene¬ ral queda encargado de la ejecución de este decreto, de comunicarlo, publicarlo y circular¬ lo—Dado en el Cuartel jeneral de la heroica ciudad de Arequipa a 17 de Junio de 1835— Luis José Orgeboso—Por orden de S. E.—Il¬ defonso de Zovala—Y al transcribirlo a U.S. de orden de S. E., me cabe la satisfacción de ase¬ gurarle la consideración que merece a S. E., y el respeto con que soy su atento servidor—Sr. Jeneral—Ildefonso de Zavala.

CONTESTACIÓN.

Puno a 24 de Junio de 1835.—A S. S. el Secretario jeneral de S. E. el Presidente de la República del Perú y Jeneral en Jefe del ejército—Sr. Secretario—Sobre mi marcha de la Paz a este punto me ha sido entregada la apreciable comunicación de U.S. fecha 17 del actual: en ella se ha servido transcribirme el supremo decreto expedido por S. E. el Pre¬ sidente de la República levantándome la pros¬ cripción decretada por el Congreso del año de 1823, y restituyéndome al pleno goze de los derechos y prerogativas que gozaba an¬ tes de ella—Este acto de solemne jus¬ ticia, no puede menos de exitar el más vivo reconocimiento en un soldado de la Indepen¬ dencia, y en un patriota que ha consagrado sus servicios en obsequio de aquella—Quiera U. S. manifestar mis más gratos sentimientos a S. E. representándole que me golriaria de hacer el uso que corresponde de sus bondades, si otros lazos no menos sagrados no me ligasen a las banderas a que hoy pertenezco.—La Nación Boliviana me adoptó por su hijo en medio de mis infortunios: la he servido con lealtad, y he jurado merir por ella en señal de mi recono¬ cimiento. El honor me obliga a cumplir esta promesa, y en tal concepto yo suplico a U. S. se digne manifestarlo, a S. E. el Presidente ase¬ gurándole que siempre conservaré en mi cora¬ zón la más profunda gratitud por el noble ac¬ to que acaba de ejercer conmigo, y con este motivo tengo el placer do ofrecerme también a U. S. como su más atento seguro servidor.— Ramon Herrera.

--

El Congreso del Perú del año de 1823 había alzado un monumento a las pasiones po¬

liticas, y al espíritu de trastorno de aquella épo¬ ca, lanzando una proscripción no merecida con¬ tra el benemérito Jeneral D. Ramon Herrera. El Gobierno actual de aquella República, se¬ gún aparece de los documentos que insertamos, acaba de desbaratar aquel acto de injusiticia, acorde en esto con el voto de todos los bue¬ nos Pueranos, quienes no han podido olvidar, antes recuerdan con la más vida gratitud, los eminentes servicios que hizo a su país este ilustre americano. Nosotros nos complacemos en publicar esta noticia, seguros del placer con que será recibida por todos los Bolivianos, entre los cuales el Jeneral Herrera ha encontrado la amistad más sincera, y la más justa aprecia¬ ción de sus servicios a Bolivia, como militar y de las nobles y elevadas prendas que le dis¬ tinguen.

Perú y Bolivia.

En uno de los números precedentes, comentando los documentos de oficio que en él se insertaban, ha¬ blamos largamente del plan de federación con Bolivia por el que con tanta unanimidad se han pronunciado los pueblos del Sur del Perú. Esta asociación política supone otra medida, que con no menos entusiasmo y desición están demandando aquellos habitantes: a saber la separación de los cautro departamentos del Sur, y su organización en un solo estado único e independien¬ te. Nos proponemos en este número examinar la con¬ veniencia de esta grande innovación.

Dos sistemas de demarcación geográfica se co¬ nocen hasta ahora en la Política; la que nace de la con¬ quista, y la que forman las atracciones locales y nacio¬ nalese. La primera, como todo lo que tiene su orijen en la violencia, y en el abuso del poder, no produce sino aglomeraciones forzadas, combinaciones monstruo¬ sas, conjuntos deformes cuyas partes heterogeneas, apa¬ rentemente ligadas a un centro común, mantienen en¬ tre sí una lucha sorda y perpetua, a la que tarde o temprano sucede una violenta explosión. La segunda hija de las necesidades, consecuencia irresistible del pe¬ so de las cosas, como todo lo que es natural y espon¬ taneo, abriga en sí los elementos de la solidez y de la establidud. Enumerense, si es posible, en la His¬ toria, las diversas transformaciones, aumentos, mutilacio¬ nes, cambios y demás vicisitudes que han sufrido las coronas de Austria y de España; cuentense las domina¬ ciones que han pesado alternativamente sobre el Del finado, la Lombardín, los Países Bajos, Nápoles y Si¬ cilia; búsquese en el encadenamiento de sucesos que han preparado aquellas grandes mudanzas, las razones en que podían apovarse los que las provocaban, y no se halla¬ rá otra que la fuerza. Esa misma fuerza desbarató los colosos, cuyos cimientos eran tan deleznables y pere¬ cederos, y si todavía vemos la corona de hierro de Mi¬ lan en las sienes de un príncipe de la casa de Haps¬ burgo, cuarenta mil bayonetas esgrimidas contra un pue¬ blo jeneroso, cada vez más irreconciliable con sus opre¬ sores, nos explicarán el enemiga, y nos darán suficien¬ tes materiales para vaticinar lo futuro. Por el contra¬ rio, la feliz Helvecia ofrece al mundo, un cuerpo úni¬ co, compacto, perfectamente unido, cuva duración em¬ pieza desde los principios del siglo XII, y cuya inte¬ gridad se ha conservado hasta nuestros días, a despe¬ cho de las desmembraciones pasajeras, de las guerras sangrientas, y de las sordas intrigas con que lo han molestado, en diferentes épocas, las naciones más fue¬ tes de Europa. Tal es la inmensa distancia que me¬ dia entre los planes aéreos de una política artificial, y las decisiones inaterables de la Naturaleza.

Esta gran lección que nos está dando la Histo¬ ria, y a recibio nuevo y laminoso comentario en los sucesos que se preparan cerca de nosotros. Pronun¬

Last edit over 1 year ago by Digitizing Peru's Print Revolution
4
Complete

4

ciada la independencia de las colonias Españolas; el statuo quo fue y debió ser, en aquellos primeros momen¬ tos, la base de la distribución del territorio entre los diversos estados que reasumieron la soberanía. Era im¬ posible discernir de pronto 1a conveniencia ó los errores de la Geografía política, y mucho más lo era todavía trazar, á los principios de un nuevo orden de cosas, un sistema de límites en que se convinasen todos los intereses, y en que todas las necesidades quedasen sa¬ tisfechas. Lo más cómodo, lo más fácil, lo más natu¬ ral era admitir una clasificación que tenía en su favor la autoridad del tiempo, y que, á lo menos, ofrecía la ventaja de presentar ya en movimiento todos los por¬ menores administrativos. Más esta consideración era demasiado débil y transitoria para resistir a la voz irre¬ sistible del salus populi. Una experiencia feliz hizo ver al mundo que podía inventarse una distribución algo más favorable al bien público, que la que había sancio¬ nado el sistema colonial. Bolivia se formó de una frac¬ ción, y Bolivia es en el día lo que jamás hubiera si¬ do, como parte del todo á que antes pertenecía. El tiempo, con su lenta pero infalible operación, es el grande y poderoso ajente que ha de señalar a cada es¬ tado la esfera de su individualidad. Él es quien ha de preparar las circunstancias en que deban separarse las partes incompatibles, y congregarse las que armonizan entre sí.

Parece indudable que el Sur del Perú ha llega¬ do ya al periodo en que debe verificarse una crisis de tanta magnitud. Ya está enerjicamente arraigado en aquellas rejiones el íntimo convencimiento de una vita¬ lidad peculiar è independiente, que les suministra todo lo que es necesario para la formación y estabilidad de un cuerpo político: así como la más dolorosa de las ex¬ periencias, les ha demostrado en rasgos indelebles, los males que les ha comunicado la sociedad en que has¬ ta ahora han vivido. ,.¿Qué especie de contrato, dicen ellos, es el que nos liga con la estatua de que somos pedestal; con el astro de que somos satélites? ¿Qué comu¬ nidad en nuestros intereses? ¿Qué es lo que percibi¬ mos en cambio de lo mucho que damos? Nuestras con¬ tribuciones desaparecen sin dejar en pos el menor ves¬ tijio de su tránsito, la cosa pública se administra entre nosotros por hombres que nos son desconocidos; las con¬ veniencias de una metrópoli remota son las que arreglan nuestra lejislación mercantil, y si para todo lo que es ventajoso, un muro diamantino nos separa de los que nos dominan, sus males por el contrario, sus desven¬ turas y sus turbulencias, producen en nuestros límites los mismos efectos que los de un rápido y devorador contajio. Si sus pasiones se exaltan, es forzoso que las nuestras se exalten del mismo modo; si allá se pe¬ lea por el mando, es preciso que también nosotros pe¬ leemos. Víctimas inmoladas a una divinidad lejana, par¬ ticipamos incesantemente de sus furores, sin haber sa¬ boreado una sola vez sus beneficios."

Basta echar una ojeda en el mapa, para hacer justicia a estos clamores, y para ver en ellos la expre¬ sión de la verdad. El mapa nos representa, es cierto, una contigüidad de territorio: pero una contigüidad que es en sí misma una verdadera dislocación, ora se consi¬ deren las distancias que separan unas partes de otras, era los obstáculos locales que interceptan las comuni¬ caciones, y alejan a los hombres en sí, mucho más que la distancia misma. La contigüidad por si sola no es un título de unidad, ni bastó ella sola a que conserva¬ sen el caracter francés Génova, Florencia, Holanda y Hamburgo. Los lazos morales, la identidad de intere¬ ses, la reciprocidad de necesidades, las simpatías que de todas estas circunstancias resultan: tales son las ba¬ ses de una división territorial que pueda resistir al tiem¬ po y a las revoluciones.

Todas ellas parecen felizmente convinadas en los cuatro departamentos Sur-Peruanos: así es que, cedien¬ do a estos irresistibles impulsos, sus habitantes, como si un solo resorte los moviera, han estallado uniforme¬ mente en el mismo grito, expresión de un deseo justo, a cuva realización consagrarán los mayores esfuerzos. Bolivia, cuya política sensata y jenerosa sale por prime¬ ra vez de su concentración, con el esclusivo objeto de apoyar la voluntad de los pueblos que le han invocado; Bolivia que ha resistido largo tiempo a estas reiteradas invocaciones, hasta cerciorarse de su sinceridad y de su justicia, Bolivia aumentará sus derechos a la admi¬ ración del Nuevo Mundo, cooperando a la gran obra que se alza bajo tan felices auspicios.

Remitido.

Señores Editores.

Por el correo último de Chuquisaca hemos reci¬ do bajo de cubierta, un manifesto impreso, sobre un asun¬ to particular. Puede ser que se nos haya remitido con la dañada intención de pegarnos un chasco. Pero como tenemos motivos para sospechar que él que nos ha favorecido con esta pieza, es algun zamucuco que igno¬ ra las órdenes relativas a porte de impresos, nos pa¬ rece oportuno recomendarle por medio del apreciable pe¬ riódico de UU., la lectura de la suprema circular de 25 de octubre de 1825 inserta en el tomo 1.o de la Co¬ lección oficial n.o 4.o páj. 13. Y si el remitente es¬ tá interesado en ganar la opinión a favor de la causa que refiere el impreso, sepa que ha escojido el peor me¬ dio; pues en nosotros no ha exitado otro deseo que el de darle motivos para publicar otro manifesto seme¬ jante.

Dígnense UU. SS. EE. dar un lugar a este pe¬ queño artículo aceptando las consideraciones de sus muy afectos servidores

Los favorecidos.

Invitación.

Antonio de Meucci pintor y retratista natural de la Ciudad de Roma, tiene el honor de poner en noti¬ cia del respetable público, que acaba de llegar a esta Capital con el objeto de dedicarse a las tareas del ar¬ te que profesa, y que ha desempeñado en las cortes de Europa. Las personas que gusten hacerse retratar o ver una Colección de retratos hechos por su mano, tendrán la bondad de ocurrir á la Calle de Maypú, Ca¬ sa del Sr. Salmon al lado de la del Dr. Cordon.—Ade¬ más él se propone también establecer una Academia de Dibujo y Pintura, donde tendrá el placer de enseñar su profesión a las personas que quieran dedicarse, previa estipulación de precio.

Despedida.

El Coronel Herboso, por la premura con que mar¬ cha para Puno, se priva de la honrosa satisfacción de corresponder a todos los Señores que han tenido la dig¬ nación de visitarle: obligado pues por la deferencia que ha merecido siempre de todas las clases, espera que si sus comedimientos pueden emplearse en su obsequio y será contento en prestar pruebas inequívocas a que se halla ligado por deber y gratitud.

Aviso.

De orden de S. S. el Cancelario de esta Uni¬ versidad se da principio al examen de Geometría el día 13 del actual.—Paz Julio 2 de 1835.

Paz: Imprenta del Colejio de Artes, administrada por el U. Bernardino Palacies.

Last edit over 1 year ago by Digitizing Peru's Print Revolution
Displaying all 4 pages