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suerte seria esponer al inocente, à que sufriese molestias
inmerecidas, y que el resultado no fuese el que debe de-
searse—descubrir los delincuentes. Si á noticia del se-
ñor cônsul han llegado los nombres de algunos de estos,
el que suscribe agradecería que se le transmitiesen para
proceder como lleva dicho, y que el gobierno chileno co-
nociese con satisfacción los sentimientos del Peru.
No es estrado que haya habido tanta reserva en pre-
parar en esta capital la espedicion de los emigrados, y
que estos hayan tenido facilidad de proporcionarse los
útiles necesarios à su intento. El largo tiempo que han
tenido de residencia, las relaciones que precisamente han
contraído en toda esta época, y las oportunidades y venta-
jas q' disfruta el comercio para esta clase de negocios, los
han puesto à salvo de la actividad del señor cónsul sobre
un asunto que debió haber llamado muy particularmente
su atención, sin que pudiesen ser descubiertos, sino des-
pués de haber salido del puerto del Callao. Esto mis-
mo hará conocer al señor cónsul que no es igual el pre-
sente caso al del jeneral Arjentino que cita en su atenta
nota fecha de ayer, y se servirá persuadir que el infras-
crito para tomar medidas contra los que se han mezclado
en este asunto, solo necesita la indicación dicha.
El que suscribe cree fundadamente que la repúbli-
ca de Chile no sufrirá alteración alguna en la paz do-
méstica, comercio y prosperidades que disfruta, por el
amago de los emigrados que se dice van á introducirse en
su territorio; y puede estar seguro de que los votos del
gobierno del Peru son por mantener y estrechar los lazos
fraternales que unen ã ambas repúblicas, y aumentar
sus mutuas relaciones; y por lo mismo no perdonará me-
dio alguno que tienda ã llevar al cabo estas benéficas in-
tenciones, y à dar pruebas inequívocas al del señor côn-
sul de sus sentimientos nobles por el engrandecimiento
y prosperidad de la nación chilena.
El infrascrito se persuade que el señor cónsul á
quien se dirije quedará penetrado de la rectitud de sus
procedimientos y del particular aprecio y consideración
con que es del señor cônsul muy atento obsecuente ser-
vidor—Trinidad Moran.
Al Sr. Consul jeneral de la República de Chile
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ESTERIOR.
Mensaje de S. E. el vice presidente al con-
greso estraordinario.
HONORABLES SENADORES Y REPRESENTANTES.
No hace todavia un año que convocados extraordi-
nariamente en la ciudad de la Paz señalasteis de un mo-
do solemne vuestra sabiduría y vuestro patriotismo. La
posición hostil del Perú, el desorden espantoso que con-
movía en todo el territorio de aquella república los ci-
mientos del orden social, el despotismo militar reforzado
por la anarquia que ya tocaba la puerta de nuestras fron-
teras; la conservación de nuestra independencia, de nues-
tra quietud y de nuestra seguridad, demandaron entonces
imperiosamente la reunion de los escojidos del pueblo.
¡Cuan oportuna fué vuestra convocatoria, y cuanto debe
la nación al sublime patriotismo de sus diputados, lo ha
demostrado palpablemente el curso mismo del tiempo!
Las circunstancias eran en estremo apuradas, y los
momentos demasiado urjentes. Todos los infortunios que
pueden destrozar una sociedad se presentaban en actitud
amenazante â poca distancia de nuestros límites. Vues-
tra sabiduría empero, vuestra confianza en el gobierno y
vuestro tacto politico conjuraron aquella horrible tormen-
ta; dieron la paz à la desgraciada nación que habia in-
vocado nuestro socorro y aseguraron los destinos de Bo-
livia. Parece que al aprobar los planes del capitán jene-
ral le comunicasteis la orden de vencer que tan gloriosa-
mente ha sabido ejecutar.
Seis meses han bastado para que el restaurador de
la patria, à la cabeza del heróyeo ejército boliviano, ha-
ya ejecutado prodijios que la historia conservará en sus
fastos y cuyos resultados estenderán su indujo benéfico ã
las jeneraciones sucesivas. En tan corto periodo ha con-
seguido con su valor, y política esterminar diez mil ene-
migos, encadenar al despotismo y la anarquia, é infundir
nueva vida al pueblo peruano, que oprimido por estas dos
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hidras feroces, arrastraba el mas ignominioso yugo, sien-
do â la vez victima de su implacable furor. Por él han
desaparecido de aquel suelo hermoso los Gamarras, los Sa-
laverrys y toda esa turba de liberticidas que se nutria des-
garrando las entrañas de su propia patria; por él se goza
hoy del orden y de la tranquilidad en toda la vasta es-
tension de su territorio; y del caos en que querían sepul-
tar a la nación peruana algunos de sus hijos perversos,
ha salido el nuevo estado sud-peruano, como el futuro
hermano de otros dos estados que con él deben componer
la gran federación. Ved, aqui, señores, en compendio, el
cuadro de nuestras campañas en el Perú, ved aqui, el
precioso fruto de las fatigas de nuestros defensores, el de
los innumerables sacrificios que la pacificación de nuestros
vecinos ha costado al héroe que tomó ã su cargo tan no-
ble empresa.
Vuestra última reunion preparó el campo en que
debían brotar tan gloriosos resultados. La presente debe
coronar tan magnifica obra, si como es de esperar, sabeis
aprovechar las ventajas que el valor de los bolivianos y
la política de su jefe han proporcionado à nuestra queri-
da patria.
Recordad, señores, que por la ley de 22 de j ulio de
835 no solo aprobasteis el tratado de 15 de junio, sino
también el artículo 5.° de la declaratoria espedida por
el capitán jenerai en Puno á 10 del mismo julio: de esa
solemne manifestación que allanó tantas dificultades, y á
que son debidos en gran parte nuestros triunfos; manifes-
tación que en cierto modo, puede llamarse la projenitora
del estado sud-peruano; y que acojida con grande entu-
siasmo por esta nueva familia, ha empezado ya á reali-
zarse con la mayor firmeza y regularidad. Al declarar su
independencia, al separarse del todo de que hacia parte
el estado sud-peruano, ha proclamado la federación ofre-
cida por el presidente de Bolivia, y la ha ratificado so-
lemnemente por medio de sus órganos lejitimos. La na-
ción peruana se ha dividido en dos cuerpos políticos; la
Asambléa del estado del sud, la única que hasta ahora ha
podido reunirse, insta por el cumplimiento de lo ofreci-
do, y Bolivia no podría desmentir sus promesas, ni vio-
lar sus propósitos sin retrogradar en la senda de los prin-
cipios y sin presentar, por primera vez, un borron si-
niestro en sus anales.
El gobierno intimamente persuadido de que el ho-
nor nacional, el buen nombre de la república, y sus mas
caros intereses están de acuerdo con la federación pro-
yectada, ha espresado estas mismas opiniones à los H.
H. diputados que la Asamblea de Sicuani envió á Boli-
via para manifestar su gratitud por los ausilios que á su
causa hemos prestado. Con el mismo objeto ha conce-
dido, sin vacilar un momento, el permiso constitucional
para que el presidente de Bolivia pueda encargarse del
protectorado que le confirió la Asamblea. En esta hono-
rifica determinación, que envuelve una ilimitada confian-
za en nuestra politica y en el hijo predilecto de Bolivia,
ha creído hallar el gobierno el medio mas oportuno y mas
conciliador para llevar à cabo la federación deseada.
Verdad es que aun no se ha reunido la Asamblea
que debe organizar el estado del norte: mas los deseos
harto notorios de sus habitantes, el convencimiento de su
propia ventura, y la homojeneidad de circunstancias y de
posición, nos dan la plena seguridad, de que sus votos se-
rán en todo conformes a los que ha sancionado la de Si-
cuani, y ã los cuales el gobierno mismo del norte ha pres-
tado una completa y solemne aprobación. Para que esta
resolución ya prevista y casi indudable preceda inmedia-
tamente y sin intervalo alguno al gran trabajo de la fe-
deración jeneral, ha parecido necesario anticipar vuestra
reunion, en la que debe elaborarse la base primera de
aquel majestuoso edificio. Pendiente aun el pronuncia-
miento de la Asambléa del norte, no hay duda que solo
nos toca conformar el nuestro con la declaratoria de la
del sur. Ella se ha limitado, y ha debido limitarse po-
ha creído hallar el gobierno el medio mas oportuno y mas
conciliador para llevar à cabo la federación deseada.
Verdad es que aun no se ha reunido la Asamblea
que debe organizar el estado del norte: mas los deseos
harto notorios de sus habitantes, el convencimiento de su
propia ventura, y la homojeneidad de circunstancias y de
posición, nos dan la plena seguridad, de que sus votos se-
rán en todo conformes a los que ha sancionado la de Si-
cuani, y ã los cuales el gobierno mismo del norte ha pres-
tado una completa y solemne aprobación. Para que esta
resolución ya prevista y casi indudable preceda inmedia-
tamente y sin intervalo alguno al gran trabajo de la fe-
deración jeneral, ha parecido necesario anticipar vuestra
reunion, en la que debe elaborarse la base primera de
aquel majestuoso edificio. Pendiente aun el pronuncia-
miento de la Asambléa del norte, no hay duda que solo
nos toca conformar el nuestro con la declaratoria de la
del sur. Ella se ha limitado, y ha debido limitarse po-
ahora ã facultar al ejecutivo para que nombre plenipo-
tenciarios que de acuerdo con los de los otros dos estados,
formalizan el pacto federal, del cual deben emanar la ser-
guridad interior de los tres miembros de la gran familia,
su mutua independencia y la consistencia que tanto ne-
cesitan para alejar de su territorio las repetidas convul-
...................................................................................

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