El Amigo del Pueblo

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EL AMIGO DEL PUEBLO; PERIODICO LITERARIO Y POLITICO.

(1er SEMESTRE.) LIMA, JUEVES 3 DE SETIEMBRE DE 1840. (NUMERO 67.)

ESTRENO DE LA COMPADIADIRICA.

ROMEO E GIULIETTA DE BELLINI.

... never was a story of more woe, Than this of Juliet and her Romeo. SHAKsPEARE

No hubo nunca una historia tan tierna y lastimosa como esta de Romeo y Giulietta.

El estreno de la Opera tuvo lugar anoche con Romeo y Guilietta de BELLINI; y se puede decir sin temor de ecsajerar que han eccedido las esperanzas que habian hecho concebir de su buen écsito las noticias q' ya circulaban acerca del mérito eminente de la Compañia lírica que iba a empezar sus trabajos, y las seguridades y promesas de la nueva empresa teatral, que no habiendo ahorrado gasto alguno para proporcionar al pais un espectáculo tan digno de un pueblo civilizadocomo es el drama en música, esforzandose en darle al mismo tiempo todo el lustre de q' es capaz entre nosotros, se hallaba naturalmente interesada en hacer aun mas favorable la prevencion del público. Desde la obertura hasta la escena final ha sido tan sostenido el empeño con que se ha oido, y seguido con los ojos la representacion; tan uniforme y jeneral el efecto de las impresiones de suave tristeza y tierno amor que dominan en toda la pieza; tan vivo el entusiasmo de admiracion producido por los artistas que la han ejecutado. y con particularidad por las dos grandes primeras donnas que tenemos la suerte en este momento de poseer; que antes bien hubiera podido creerse anoche que el teatro fuese una sociedad filarmonica, y una reunion solo de maestros y dilettanti, que una inmensa concurrencia de toda clase de personas mas o menos educadas para los placeres de la música.

Aquellos que recuerdan las representaciones de las óperas de Rossini hechas en Lima hace algunos años, y no tienen idea de la nueva escuela lírica que se ha formado despues en los teatros de Europa, principalmente por obra del ilustre Siciliano que es el autor de Ro-

meo y Giulietta; escuela a la que en seguida el mismo Rossini se ha hecho una gloria de pertenecer; han debido hallarse anoche, al oir aquella ópera, en un mundo musical enteramente nuevo. Ya no se trata de una melodia simplemente agradable, en la que no se halla sino muy poca o casi ninguna relacion con el sentido de la palabra cantada y de los sentimientos que animan al personaje que la canta; de acuerdos brillantes y llenos, es verdad, de enerjía, mas poco o mal calculados para la espresion de la idea o del afecto espresado en la melodia; de arias y duos escolasticamente tejidos, llenos de graciosos cantos, tomados prestados a la música instrumental de Betovén o Gerovvitz; de insulsos recitados, siempre los mismos, cuyas fastidiosas cantinelas, repetidas desde dos siglos, sirven a una poesia q' no tiene sino el objeto de esponer el argumento del drama, o de enlazar los varios sentidos de las piezas sostenidas. La nueva ópera hace revivir en cierto modo la trajedia griega, que antes bien fue canto que declamacion; * y ha crea-

-- * Por una escena de las Ranas de Aristófanes se demuestra, que toda la Trajedia antigua se cantaba. En ella hace un cómico un paralelo entre Eschilo y Eurípides, motejando a este de afeminado en sus números, y alabando los de aquel, porque tenian el aire marcial de la batalla de Marathon. Para probar esto, cita versos de las escenas de uno y otro, acompañando los de Eschilo con una tarara como de trompeta, que repite despies de cada verso, y en los de Eurípides hace sobre las vocales varios trinados, como quien gorjea con ellas.

Aristóteles cuenta la música entre las partes de calidad de la Trajedia, y debiendo esta, como las demas, reinar por todo el drama, es un absurdo quererla limitar a solo el coro.

De todo el Dialogo de Saltatione de Luciano se infiere, que toda la Trajedia se cantaba, especialmente de aquel pasaje en que se queja de que la música de su tiempo era muy afeminada, diciendo, que esta seria menos monstruosa en las personas de Hecuba y de Andrómaca; pero que en la de Hércules era insufrible Hecuba, Andromaca y Hércules no eran el coro; luego las escenas se cantaban. *

Snetonio refiere de Neron, que habia cantado las Trajedias de Canace, de Orestes, de Edipo, y de Hércules; luego, haciendo de protagonista, como dice espresamente Suetonio, Neron cantó las escenas, no el coro. **

Ciceron en las Tusculanas, despues de haber citado unos versos trájicos, añade: no comprendo como pucda estar lleno de temor quien canta al son de la flauta tan buenos septenarios: los versos septenarios no eran del coro, por consiguiente se cantaban las escenas. --- * Lucian. de Saltatione. ** Inter cetera cantavit Canacem parturientem, Orestemmatricidam, Oedipum excaecatum, Herculem insanum. Suet. in Nerone.

&. Non intelligo quid metuat, cum tam bonos septena rios fundat ad tibiam. Circ. Tusc. lib. I. n. 44.

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do un nuevo canto teatral que casi se confunde con la declamacion que es propia de la trajedia moderna: sus recitados espresan el sentimiento y cantan a veces lo mismo que las arias, formando asi aquella tercera especie de composicion entre lo sostenido y lo parlan te que hizo decir a Rossini que no la habia nunca practicado, dirijiendose a Bellini que la inventaba: "U ha encontrado felizmente lo que yo habia buscado en vano mucho tiempo:" sus piezas cantadas escluyen todo artificio de vocalizacion y gorjeo que no tenga por objeto alguna pintura o espresion de imajenes o sentimientos indicados en el drama; y todas sus partes; introduccion ritornellos, corso &c.; al mismo tiempo que se proponen el placer del oido, no se alejan nunca de la línea que es capaz de trazar la reflecsion del filosofo al jénio del artista, y la critica severa de un gusto ejercitado a su imajinacion desarreglada.

La poesia del drama en música ha dado los pasos correspondientes a los adelantos de esta ultima. En lugar de las melosas espresiones del Metastasio con que se llenaron tanto tiempo las óperas italianas, se oyen hoy dia en los nuevos librettos acentos que no serian indignos a veces del mismo Alfieri; y se presenta delante del compositor un campo mucho mas estenso del que tenian a su disposicion los maestros del siglo pasado. ¿ Quién pudiera calcular la diferencia que debe resultar entre los dos estilos y jéneros de la música teatral antigua y moderna, de la que se observa en la estructura y composicion de la poesia del nuevo melodrama comparada con la del antiguo?

Estas pocas reflecsiones, aunque no pueden bastar para apreciar cuanto es debido el mérito de la composicion del drama en música representado anoche, pueden servir siquiera para poder gustar y entender unn gran parte de sus bellezas. ---

El mismo Aristóteles pregunta en sus problemas, ¿por qué razon los tonos hipodorico e hipofrijio se usaban en las escenas y no en el coro? y responde, que estos dos tonos son muy propios para espresar las pasiones ajitadas; pero que no tienen aquella melodia, que se requiere en los coros.

Son tan decisivas estas autoridades que me parece superfluo acumular otras infinitas, para probar que la Trajedia antigua se cantaba enteramente. El erudito Mattei demuestra esta verdad con la mayor evidencia, en su tratado sobre el modo de traducir las Trajedias griegas; y aun pretende, que la Trajedia antigua era una verdadera ópera séria: yo no repruebo esta opinion, siempre que por ópera séria entienda una Trajedia toda en música; pero sin las inverosimilitudes y reglas arbitrarias, que se practican en el Melodrama moderno. ESTADA. ---- Arist. Problem. sect. 19. n. 30. tem. 4.

El argumento de Romeo y Giulietta es uno de los mas propios para la ópera, aunque quizás no lo sea para la verdadera trajedia. Su caracter melancolico y lastimero debia simpatizar sobremanera con el jénio triste y severo del Cisne de Catánia. El poeta su amigo, el famoso Romani, supo segundarle admirablemente en aquel libretto no dando lugar en él sino al vigoroso lenguaje de las pasiones elevadas, y a las frases mas dulces del amor mas delicado y de la mas tierna y profunda tristeza. El trabajo uniforme de los dos compositores dirjido al mismo objeto, y animado por el mismo espiritu, ha dado por resultado una ópera orijinal, que desde el principio hasta el fin respira los mismos sentimientos de afetuosa melancolia, y no se puede oir sin sentirse conmover hasta lo mas profundo del alma. Procuraremos acordarnos de las impresionas mas distintas y vivas que nos ha causado.

La obertura se aleja de aquel cuadro ya tan vulgarizado, aunque muy bello en si mismo, que presentan las sinfonias de Rossini, que consistian casi todas en un breve largo, seguido de un alegro que empieza fuerte y lleno, da lugar a un asolo agradable de flauta o de violin, se repite casi entero en la segunda parte, y concluye con la cadencia de costumbre, despues de una sorpresa en la tercera o sesta menor del tono principal. La de Romeo es una melodia muy nueva y variada, riquisima de armonia, y tejida de modo que disponiendo los ánimos para sentir con mas fuerza el efecto de toda la ópera, presenta al mismo tiempo los principales pasajes de los coros y finales. Sentimos deber empezar nuestro juicio, observando las faltas de la orquesta q' la ha ejecutado. Si se esceptúan cuatro o cinco de las partes principales, los demas musicos q' han hecho el acompañamiento y que pertenecen a la orquesta ordinaria del teatro, le harian poco honor sino se supiese, que algunos de sus mejores instrumentistas no se han contratado para la compañia lírica, solo por un mas o menos que han pedido, y que se ha creido deberseles negar. El público, a la verdad, se ha mostrado demasiado dispuesto a hacer cualquier sacrificio para el buen écsito de la ópera, para que la empresa no tenga que hacer todos los que sean necesarios de su parte á fin de contentarlo.

Los coros nos han parecido demasiado deficiles para poderse ecsijir que los que desempeñan esta parte, siendo poco o nada ejercitados e instruidos en la música; a pesar de la escelente escue-

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la que les da el incansable maestro de la ópera, segundado por dos hábiles aficionados que han consentido en dirijirles; hubiesen podido ejecutarlos, la primera vez, de un modo regular. Esperamos que despues de algunas representaciones, el coro se haga digno de los artistas a quienes acompaña.

Entre los nuevos líricos el primero que se ha hecho oir, en una aria y una cavatina, ha sido el tenor. Aunque no tenga una voz sobresaliente, sobre sacar de ella una voz sobresaliente, sabe sacar de ella el mejor partido; pertenece a la buena escuela, que funda principalmente su gloria en el arte de graduar la fuerza de las notas y el empleo juicioso de los piano-fortes, y posee al mismo tiempo una accion facil y graciosa que aumenta el merito de su canto. Por lo poco que cantan los dos bajos en varios recitados y en algunas piezas en union con los demas, se conoce que uno de ellos es un cantante de primer orden, y que el otro ya conocido entre nosotros, está decidido a no ahorrar esfuerzo alguno para ocupar dignamente el puesto que ocupa, y agradar a un público q' sabrá entonces apreciarle.

Hasta la salida de Romeo, nada hubiera sido capaz de escitar la admiracion del público. La Señora Pantanelli ha desempeñado esta parte con la mas asombrosa perfeccion, no menos como cantora, que como actriz. La estension y sonoridad de su hermosa voz de contralto, a la que no faltan al mismo tiempo cuerdas de soprano; la pureza y correccion de su estilo; la gracia y la fuerza de que reviste alternativamente la espresion de su canto; ahora lánguido y suave, ahora arrogante y determinado, y siempre claro, melodioso y seguro; bastaria para asignarle un lugar distinguido aun en las tablas de los primeros teatros de Europa, si bien no fuese dotada de una rara sensibilidad dramática, y no poseyese en grado eminente el arte de la escena. Los límites demasiado estrechos de este articulo no nos permiten recordar todos los rasgos verdaderamente admirables de su canto de anoche en la parte de Romeo. Diremos solo muy de paso que la tierna dulzura de su primera cavatina ejecutada con una gracia y un sentimiento que no es posible relatar, sirve a dar mas resalto a la enerjía de la aria que la sigue. Diremos que en esta, haciendo Romeo responsable a Capelo de la sangre q' va a derramarse, pronuncia y repite varias veces un ma con un sentido tan enerjico y

bello, y una espresiontan orijinal de amenaza y de terror, que no es dable oirlo pronunciar sin admirar, sin conmoverse, sin sentirse fuera de si. Diremos que en los duos que canta con Giulietta y Tebaldo, toca de tal modo los estremos da ternura y furor que pueden inspirarse por el amor y el odio, q' nos parece mas q' dificil q' estas dos pasiones puedan espresarse con mas gracia y enerjia de lo q' ella lo hace. Diremos en fin q' la ultima escena, y el ultimo duo, y sus ultimos acentos, cuando empieza a sentir las ansias de la muerte, señalaban en nuestro concepto el grado mas alto de saber musical, y del arte drámatico; y que el alma que espresa en las notas que canta, en todas sus miradas, en todas sus acciones, en todos sus movimientos, es mas que la espresion ordinaria del teatro; es la inspiracion del jenio; es lo ideal de la belleza lírica.

La Señora Rossi es digna bajo todos los aspectos de serle comparada. Un soprano arrogante q' pasa de las dos octavas, un metal de voz muy puro y lleno a la vez de fuerza y suavidad, una pujanza de canto que no teme dificultad alguna, muchisimo sentimiento y gran posesion de teatro la distinguen y le atraen los aplausos del público, aun al lado de la Señora Pantanelli. En su duo con Romeo, no se sabe a quien dar la palma entre los dos. En su plegaria al padre es inimitable; tanto por la graciosa y sencilla espresion de los sentimientos que la animan, como por el arte del canto. Sentimos no tener el tiempo para podernos estender mas. Concluiremos pues este articulo que ya se ha hecho demasiado largo, tributando a toda la compañia el elojio que le es debido por el empeño con que ha empezado sus funciones; y con particularidad al maestro Pantanelli que no ahorra trabajo de clase alguna para corresponder dignamente a la benevolencia del público. Reflecsionando sobre el buen écsito, verdaderamente estraordinario, de la primera representacion de la Compañia lírica, y la idea que el dicho público se ha formado de su mérito, nos asiste sobrada razon para podernos prometer en lo sucesivo el goce de todo lo que hay mas delicioso en el teatro lírico italiano; y nos atrevemos a decir que a este respecto muy pronto la capital del Perú podrá escitar la envidia de las demas de Sud-América.

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HIJIENE.

DE LOS ALIMENTOS Y DE LAS BEBIDAS.

(Continuacion.)

Consideracion jeneral acerca de la accion de los alimentos en el hombre.

A. Todos los alimentos tienen la propiedad de apaciguar el hambre, aunque a diferente grados: en jeneral tenemos unas ideas poco ecsactas acerca de esta sensacion, porque se la separa del estado de que ella es el signo, o por mejor decir el síntoma. Este estado se halla en el estómago, y su primera causa es la necesidad de reparacion: todo lo que se puede decir sobre su naturaleza está reducido a probar que consiste en una especie de irratacion, que en su menor grado ocasiona unas sensaciones mas o menos urjentes, y mas o menos agradables; pero que acaban, cuando no se la apacigua, por convertirse en una verdadera enfermedad, que tiene mucha analojia con la inflamacion. El apetito, el hambre, el hambre canina, denotan los diversos grados de este estado singular; pero no son con todo los unicos e indispensables síntomas. El deseo de los alimentos desaparece aun a consecuencia de los progresos del mal, y el sigue el disgusto, las nauseas, los caimientos de estómago, la cefalajia, los bostezos, la opresion, fatiga, etc. Muy luego sobrevienen los vómitos, un grande abatimiento de cuerpo y espíritu, convulsiones, y otros síntomas muy graves, a los que inevitablemente se sigue la muerte, si no se toman alimentos. Yo propongo que a este estado del estomago se llame esuritis, de la palabra esuria, hambre. Cuando se abre el cadáver no se encuentran mas que los signos de la gastritis; el estómago está apretado, su membrana mucosa roja o parduzca, reblandecida, ulcerada, etc, etc.

Los alimentos son el remedio de la esuritis, particularmente en sus primeros grados; ellos impiden que el apetito se convierta en hambre, y esta en hambre rabiosa o canina; pero no todos son igualmente a propósito para producir este efecto; y seria un error muy grande pensar que los alimentos mas nutritivos son los que calman mas completamente la esuritis; pueden impedir el que vuelva tan a menudo; pero cuando ya ecsiste, no remedian a este estado en razon de su facultad nutritiva, pues vemos que algunas veces calman el hambre solo con que entren en contacto con el estómago, antes que se haya podido hacer la reparacion con los elementos que suministran. Su facultad esurifuga resulta de la impresion que hacen sobre este órgano; y las sustancias que poseen esta propiedad en mas alto grado, son especialmente las que estan mucho tiempo en el estómago, tienen un gran volúmen, y se hinchan en él. Los alimentos muy lijeros como el caldo, y muchas clases de frutas; muchas especies del pescados, como la limanda, y la merluza, etc.; y en fin todos los alimentos que pasan pronto apaciguan el hambre mucho menos que los que son pesados e indijestos; que las legumbres secas y harinosas; que las papillas, las carnes de cerdo, de ganso, de avutarda, etc.: y todo el mundo sabe que es preciso para remediar al hambre una cantidad mayor de pan lijero bien amasado, y un poco sentado, que no de un pan caliente y grosero,

Muchos alimentos sólidos, como los frutos, y especialmente los que son acuosos y ácidos, apagan asi mismo la sed; pero hablaremos de esta sensacion cuando se trate de los alimentos líquidos y de las bebidas. Continuara.

VARIEDADES.

EJECUCION DE JUANA GRAY (CONTINUACION.)

--¿No habia una de Henrique VIII.° en favor de Maria Stuart, en el caso en que su hijo Eduardo muriese sin hijos? --Es verdad; pero que vea bien a donde ha conducido semejante título a lady Gray, y que permanezca en su pobre Escocia, si no . . . . --Bah! esclamó Fayry, aprovechad la ocasion, no hallareis otras semejantes; no todos los dias se hallan en el trono reinas que se complazcan en matar a sus rivales y a sus parientes.

A estas palabras se separaron; tres criados siguieron a Fayry a Tiburn, uno solo acompañó maestro Jack a la Torre.

Llegó la noche. Fayry volvió a casa del primero, estaba firme y desemarazado, tenia el aire de estar contento de si mismo; en cuanto llegó llamó a alta voz a su patron Jack, y estraño que no hubiese vuelto. Chanceó sobre su larga ausencia, diciendo que era urjente reemplazarle, pues se hacia lento y perezoso. Entre tanto se tendia la mesa y la cena humeaba en una imensa olla. En medio de los chistes de Fayry y de los otros criados, la puerta se abre, y maestro Jack se presenta; estaba pálido, taciturno, aterrado. Su criado temblaba tras de él. En cuanto pasó del umbral de la puerta, sacó de debajo su capa su pesada hacha, la levantó sobre su cabeza y la arrojo con toda su prodijiosa fuerza sobre la pared que tenia enfrente, el hacha penetró en ella profundamente y el mango vibró largo tiempo como sostenido por una mano convulsiva.

--¡O excecracion! esclamó, ¡es una infamia lo que acabo de hacer!

El silencio reemplazó la alegria; todos se acercan a él, queriendo informarse de lo que habia; mas no respondió, y se puso a repetir, con las manos en la cabeza:

--Dios misericordioso, esto es una infamia, una infamia, una infamia!!!

Despues tomó un jarro de cerveza, le bebió de un solo trago y dijo brutalmente:--Cenemos.

Todos se sientan, se le miraba con una curiosidad que se detenia sobre la triste espresion de su rostro. Al principio comió con gula, y colérico; bebió lo mismo: despues se detuvo, su plato quedó lleno, su vaso vacio; apoyó la cabeza sobre sus manos, su fisonomia se dulcifico poco a poco y Fayry se atrevio a decirle:

--Y bien! patron, que teneis? --Fayry, le respondió Jack, con una voz conmovida, es una infamia, te digo, es una infamia! Imajínate que he llegado a la Torre; se me ha introducido en la sala donde debia tener lugar la ejecucion, el tajo estaba pronto, y tres centinelas velaban en cada puerta. Apenas habiamos llegado, cuando se presenta una mujer; era la princesa Elizabeth. Continuara.

-------------------------------------------------------------- IMP. DEL COMERCIO POR J.M MONTEROLA.

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