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Digitizing Peru's Print Revolution at Jul 22, 2022 08:10 PM

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do un nuevo canto teatral que casi se
confunde con la declamacion que es pro-
pia de la trajedia moderna: sus recita-
dos espresan el sentimiento y cantan
a veces lo mismo que las arias, forman-
do asi aquella tercera especie de com-
posicion entre lo sostenido y lo parlan
te que hizo decir a Rossini que no la
habia nunca practicado, dirijiendose a
Bellini que la inventaba: "U ha encontra-
do felizmente lo que yo habia buscado
en vano mucho tiempo:" sus piezas can-
tadas escluyen todo artificio de vocali-
zacion y gorjeo que no tenga por obje-
to alguna pintura o espresion de ima-
jenes o sentimientos indicados en el dra-
ma; y todas sus partes; introduccion ri-
tornellos, corso &c.; al mismo tiempo que
se proponen el placer del oido, no se
alejan nunca de la línea que es capaz de
trazar la reflecsion del filosofo al jénio
del artista, y la critica severa de un gus-
to ejercitado a su imajinacion desarre-
glada.

La poesia del drama en música ha da-
do los pasos correspondientes a los ade-
lantos de esta ultima. En lugar de las
melosas espresiones del Metastasio con
que se llenaron tanto tiempo las óperas
italianas, se oyen hoy dia en los nuevos
librettos acentos que no serian indignos
a veces del mismo Alfieri; y se presen-
ta delante del compositor un campo mu-
cho mas estenso del que tenian a su
disposicion los maestros del siglo pasa-
do. ¿ Quién pudiera calcular la diferen-
cia que debe resultar entre los dos estilos
y jéneros de la música teatral antigua
y moderna, de la que se observa en la
estructura y composicion de la poesia del
nuevo melodrama comparada con la del
antiguo?

Estas pocas reflecsiones, aunque no
pueden bastar para apreciar cuanto es de-
bido el mérito de la composicion del dra-
ma en música representado anoche, pue-
den servir siquiera para poder gustar y
entender unn gran parte de sus bellezas.
---

El mismo Aristóteles pregunta en sus problemas, ¿por
qué razon los tonos hipodorico e hipofrijio se usaban en las
escenas y no en el coro? y responde, que estos dos to-
nos son muy propios para espresar las pasiones ajitadas;
pero que no tienen aquella melodia, que se requiere en los
coros.

Son tan decisivas estas autoridades que me parece super-
fluo acumular otras infinitas, para probar que la Trajedia anti-
gua se cantaba enteramente. El erudito Mattei demuestra esta
verdad con la mayor evidencia, en su tratado sobre el modo de
traducir las Trajedias griegas; y aun pretende, que la Trajedia
antigua era una verdadera ópera séria: yo no repruebo esta
opinion, siempre que por ópera séria entienda una Trajedia to-
da en música; pero sin las inverosimilitudes y reglas arbitrarias,
que se practican en el Melodrama moderno. ESTADA.
----
Arist. Problem. sect. 19. n. 30. tem. 4.

El argumento de Romeo y Giulietta es
uno de los mas propios para la ópera, aun-
que quizás no lo sea para la verdadera tra-
jedia. Su caracter melancolico y lastime-
ro debia simpatizar sobremanera con el
jénio triste y severo del Cisne de Ca-
tánia. El poeta su amigo, el famoso Ro-
mani, supo segundarle admirablemente en
aquel libretto no dando lugar en él sino al
vigoroso lenguaje de las pasiones elevadas,
y a las frases mas dulces del amor mas
delicado y de la mas tierna y profunda
tristeza. El trabajo uniforme de los dos
compositores dirjido al mismo objeto, y
animado por el mismo espiritu, ha dado por
resultado una ópera orijinal, que desde el
principio hasta el fin respira los mismos
sentimientos de afetuosa melancolia, y
no se puede oir sin sentirse conmover has-
ta lo mas profundo del alma. Procurare-
mos acordarnos de las impresionas mas
distintas y vivas que nos ha causado.

La obertura se aleja de aquel cua-
dro ya tan vulgarizado, aunque muy bello
en si mismo, que presentan las sinfonias
de Rossini, que consistian casi todas en
un breve largo, seguido de un alegro que
empieza fuerte y lleno, da lugar a un aso-
lo agradable de flauta o de violin, se re-
pite casi entero en la segunda parte, y
concluye con la cadencia de costumbre,
despues de una sorpresa en la tercera o
sesta menor del tono principal. La de Ro-
meo es una melodia muy nueva y variada,
riquisima de armonia, y tejida de modo que
disponiendo los ánimos para sentir con mas
fuerza el efecto de toda la ópera, presenta
al mismo tiempo los principales pasajes de
los coros y finales. Sentimos deber em-
pezar nuestro juicio, observando las faltas
de la orquesta q' la ha ejecutado. Si se es-
ceptúan cuatro o cinco de las partes prin-
cipales, los demas musicos q' han hecho el
acompañamiento y que pertenecen a la or-
questa ordinaria del teatro, le harian poco
honor sino se supiese, que algunos de sus
mejores instrumentistas no se han contra-
tado para la compañia lírica, solo por un
mas o menos que han pedido, y que se ha
creido deberseles negar. El público, a la
verdad, se ha mostrado demasiado dis-
puesto a hacer cualquier sacrificio para el
buen écsito de la ópera, para que la empre-
sa no tenga que hacer todos los que sean
necesarios de su parte á fin de contentarlo.

Los coros nos han parecido de-
masiado deficiles para poderse ecsijir que
los que desempeñan esta parte, siendo
poco o nada ejercitados e instruidos en
la música; a pesar de la escelente escue-

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do un nuevo canto teatral que casi se
confunde con la declamacion que es pro-
pia de la trajedia moderna: sus recita-
dos espresan el sentimiento y cantan
a veces lo mismo que las arias, forman-
do asi aquella tercera especie de com-
posicion entre lo sostenido y lo parlan
te que hizo decir a Rossini que no la
habia nunca practicado, dirijiendose a
Bellini que la inventaba: "U ha encontra-
do felizmente lo que yo habia buscado
en vano mucho tiempo:" sus piezas can-
tadas escluyen todo artificio de vocali-
zacion y gorjeo que no tenga por obje-
to alguna pintura o espresion de ima-
jenes o sentimientos indicados en el dra-
ma; y todas sus partes; introduccion ri-
tornellos, corso &c.; al mismo tiempo que
se proponen el placer del oido, no se
alejan nunca de la línea que es capaz de
trazar la reflecsion del filosofo al jénio
del artista, y la critica severa de un gus-
to ejercitado a su imajinacion desarre-
glada.

La poesia del drama en música ha da-
do los pasos correspondientes a los ade-
lantos de esta ultima. En lugar de las
melosas espresiones del Metastasio con
que se llenaron tanto tiempo las óperas
italianas, se oyen hoy dia en los nuevos
librettos acentos que no serian indignos
a veces del mismo Alfieri; y se presen-
ta delante del compositor un campo mu-
cho mas estenso del que tenian a su
disposicion los maestros del siglo pasa-
do. ¿ Quién pudiera calcular la diferen-
cia que debe resultar entre los dos estilos
y jéneros de la música teatral antigua
y moderna, de la que se observa en la
estructura y composicion de la poesia del
nuevo melodrama comparada con la del
antiguo?

Estas pocas reflecsiones, aunque no
pueden bastar para apreciar cuanto es de-
bido el mérito de la composicion del dra-
ma en música representado anoche, pue-
den servir siquiera para poder gustar y
entender unn gran parte de sus bellezas.
---

El mismo Aristóteles pregunta en sus problemas, ¿por
qué razon los tonos hipodorico e hipofrijio se usaban en las
escenas y no en el coro? y responde, que estos dos to-
nos son muy propios para espresar las pasiones ajitadas;
pero que no tienen aquella melodia, que se requiere en los
coros.

Son tan decisivas estas autoridades que me parece super-
fluo acumular otras infinitas, para probar que la Trajedia anti-
gua se cantaba enteramente. El erudito Mattei demuestra esta
verdad con la mayor evidencia, en su tratado sobre el modo de
traducir las Trajedias griegas; y aun pretende, que la Trajedia
antigua era una verdadera ópera séria: yo no repruebo esta
opinion, siempre que por ópera séria entienda una Trajedia to-
da en música; pero sin las inverosimilitudes y reglas arbitrarias,
que se practican en el Melodrama moderno. ESTADA.
----
Arist. Problem. sect. 19. n. 30. tem. 4.

El argumento de Romeo y Giulietta es
uno de los mas propios para la ópera, aun-
que quizás no lo sea para la verdadera tra-
jedia. Su caracter melancolico y lastime-
ro debia simpatizar sobremanera con el
jénio triste y severo del Cisne de Ca-
tánia. El poeta su amigo, el famoso Ro-
mani, supo segundarle admirablemente en
aquel libretto no dando lugar en él sino al
vigoroso lenguaje de las pasiones elevadas,
y a las frases mas dulces del amor mas
delicado y de la mas tierna y profunda
tristeza. El trabajo uniforme de los dos
compositores dirjido al mismo objeto, y
animado por el mismo espiritu, ha dado por
resultado una ópera orijinal, que desde el
principio hasta el fin respira los mismos
sentimientos de afetuosa melancolia, y
no se puede oir sin sentirse conmover has-
ta lo mas profundo del alma. Procurare-
mos acordarnos de las impresionas mas
distintas y vivas que nos ha causado.

La obertura se aleja de aquel cua-
dro ya tan vulgarizado, aunque muy bello
en si mismo, que presentan las sinfonias
de Rossini, que consistian casi todas en
un breve largo, seguido de un alegro que
empieza fuerte y lleno, da lugar a un aso-
lo agradable de flauta o de violin, se re-
pite casi entero en la segunda parte, y
concluye con la cadencia de costumbre,
despues de una sorpresa en la tercera o
sesta menor del tono principal. La de Ro-
meo es una melodia muy nueva y variada,
riquisima de armonia, y tejida de modo que
disponiendo los ánimos para sentir con mas
fuerza el efecto de toda la ópera, presenta
al mismo tiempo los principales pasajes de
los coros y finales. Sentimos deber em-
pezar nuestro juicio, observando las faltas
de la orquesta q' la ha ejecutado. Si se es-
ceptúan cuatro o cinco de las partes prin-
cipales, los demas musicos q' han hecho el
acompañamiento y que pertenecen a la or-
questa ordinaria del teatro, le harian poco
honor sino se supiese, que algunos de sus
mejores instrumentistas no se han contra-
tado para la compañia lírica, solo por un
mas o menos que han pedido, y que se ha
creido deberseles negar. El público, a la
verdad, se ha mostrado demasiado dis-
puesto a hacer cualquier sacrificio para el
buen écsito de la ópera, para que la empre-
sa no tenga que hacer todos los que sean
necesarios de su parte á fin de contentarlo.

Los coros nos han parecido de-
masiado deficiles para poderse ecsijir que
los que desempeñan esta parte, siendo
poco o nada ejercitados e instruidos en
la música; a pesar de la escelente escue-