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REVISTA DE SOCABAYA.
La revista es eventual, v saldra
a luz publica a voluntad
de sus editores.
Entre las negras sombras de la muerte,
Nos brinda el cielo venturosa suerte.
(Num. 2.) LIMA, JUEVES 7 DE ABRIL DE 1838. (UN REAL.)
Pasó la desgraciada época del infan-
do imperio de la traicion y de los delitos.
Los horrorosos males que derramara sin
cesar sobre nuestros aflijidos é inocentes
pueblos, no pueden ni deben ser el objeto
de nuestras meditaciones. Deberiamos, si,
absorvernos en el pensamiento, identificar-
nos en la idea, dedicarnos esclusivamente
al jeneral remedio que ellos demandan, y
ser los incansable obreros que labren el
incontrastable muro de la inalterable paz,
que once años hemos visto vagar entre
nosotros, deslizarse como una lenta cor-
riente, disiparse como una lijera sombra.
¿A que recorrer la triste perspectiva efec-
to de nuestras desgracias? ¿A què buscar-
la en las ideas para animarlas en el cam-
po del papel, cuando ella ecsiste realmen-
te en los desiertos campos de la vieja
agricultura, en el agonizante comercio.
en la olvidada industria, en la ruina de la
fortunas particulares, el la bien tocante
decadencia de los capitales; y en una pa-
labra; en el profundo y pavoroso silencio
de una multitud de pueblos, que hoy pre-
sentan el melancolico cuadro de una horro-
rosa coleccion de supuleros? Pensemos
en tan horrible situacion para poseernos
mas de necesidad imperiosa de cambiar
tan luctuoso teatro, y de alejar para siem-
pre los elementos de tan dolorosas esce-
nas, y cuanto pudo tener un influko en
nuestros pasados desastres; pero no para
contemplar friamente la imajen de la de-
solacion y presidir las tumbas- Vivamos
de lo pasado para solo saber apreciar lo
presente y conducirnos al futuro-¡Sanos
politicos! ¡Hombres sensatos! -Vosotros
que conoceis las sendas que guian ā la fe-
licidad de las naciones, que habeis visto
mas de una vez el duro temple del alma
de los malvados: que habeis tocado el an-
churoso espacio que la presta ā las maqui-
naciones de los traidores en un sistema
cuya alma el la virtud: que habeis visto al
traves de las garantias escritias, el mons-
truo horrendo de la rebelion asomar su
impura cabeza en el Palacio de Gobiero
en el salon de los congresos, el los espec-
tàculos, el las concurrencias; que sabeis
los años que datan nuestros males, y que
creciendo por una rāpida progresion lle-
garon ā su mácsimo el época del mi-
serable Salaverry: vostros testigos de la
calma de nuestros pueblos en medio de
los torbellinos de la revolucion que siem-
pre trajo sobre nosotros un puñado de
soldados sin moral, dignos educandos del
viejo verdugo del virtuoso La Mar; -ā
vosotros preguntamos: ¿Si habrā sido ùtil
al Perú la revollucion del 23 de febrero
último? - Recorrase la historia antigua
y moderna, y serān abundantes los ejem-
plos. No solo Cārtago destruida fue la
desgracias que sirvió de fundamento ā infi-
nitos oienes- Apenas hay una série de
males que llegando ā un término casi na-
tural, no haga su ùltimo y horroroso es-
trago para ceder, si es verdad que lo que
llega ā su estremo no puede ya pasar de