El Estandarte

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EL ESTANDARTE. Este periódico saldrá a luz los Martes y Viernes de casa semana. Se admiten subscripciones pagaderas mensualmente al precio de un peso en la administración de la imprenta. Las comunicaciones que se versen sobre objetos de interés público se insertarán en sus columnas, previas las formalidades legales, a juicio de los Editores, a quienes se dirijirán por conducto del administrador de la imprenta. Los avisos se contratarán con el mismo inndividuo. En las tiendas de los Sres. Grande y Dorado se hallarán de venta los números sueltos.

Núm. 79.) LIMA, MARTES 15 DE AGOSTO DE 1837. (Un real.

IL FAUT QUE LA PATRIE SOIT SEULEMENT NON SEULEMENT HEUREUSE, MAIS SUFFISAMMENT GLORIEUSE.

EXTERIOR.

EUROPA.

FRANCIA.

PARTE DEL MARISCAL CLAUSEL.

El ministro de la guerra ha recibido por el correo de hoy el parte oficial del Señor Mariscal Conde Clausel sobre la expedición de Constantina.

(Conclusión del núm. 78)

El 25 acampamos en Oued- Talaga, rechazando siempre con éxito los reiterados ataques de los árabes.—El 26 dormimos en Sidi-Tamlan, y ya notábamos que el número de los enemigos se habia disminuido considerablemente. Luego que dejamos esta posición los árabes y los Kabiles se precipitaron, según su costumbre, sobre la reta¬ guardia con la esperanza de hacerle abandonar al¬ gunas cargas o heridos; pero tres escuadrones de cazadores de Africa les dieron una brillante car¬ ga, en la que se distinguieron también el capitán de La-Tour-Dupin, ayudante mio, y los tenientes de Drée y Baichis, mis oficiales de ordenanza. El capitán de cazadores Morrice que mandaba uno de los escuadrones que ya se habia señalado por su valor, dejó en el cuerpo de un árabe la mitad de la hoja de su sable. El 27, que teníamos que pasar el peligroso desfiladero que conduce a la garganta de Raz-el Akba, ordené al comandante de Rancé que abrie¬ se la marcha a la cabeza de dos escuadrones. Es¬ ta caballería desempeñó bizarramente su difícil comisión, coronando las crestas de cumbre en cumbre, y rechazando o conteniendo a distancia a la caballeria árabe. Repasamos en fin aquella garganta, y los árabes no volvieron a presentarse, cesando su persecución en este punto. Los Ka¬ biles que intentaron cerrarnos este paso fueron cargados en la altura por los Spahis, y un gran número de ellos quedó sobre el campo: desaloja¬ dos después por la infantería de los bosques en que se habían apostado a derecha e izquierda del camino, se vieron obligados a retirarse precipita¬ damente. El capitán Mac Mahon, edecán de S. A.R. y los tenientes Baichis y Bestrand mis ofi¬ ciales de ordenanza se comportaron valientemente en esta ocasión: el último perdió su caballo por un tiro a boca de jarro. La jornada concluyó acam¬ pando al pie de la cuesta de la 10ma sobre la ribera derecha del Seybouse; y el 28 acabamos de ale¬ jar a los Kabiles que todavía ocupaban con algu¬ nas de sus bandas las crestas que dominan el des¬ filadero que conduce a Gulma, en donde llegamos temprano. Allí dejé los enfermos, que podrán res¬ tablecerse mas pronto que en Bona; y de acuerdo con el Intendente militar y con el cuerpo de Inge¬ nieros, di las disposiciones convenientes para for¬ mar en este punto un importante puesto militar. Me es muy satisfactorio, Sr. Ministro, tener que recomendaros el valor, el sufrimiento, y á ve¬ ces la resignación de nuestros jóvenes soldados. En medio de tantos padecimientos, fatigas y peli¬ gros, no han proferido una queja, ni dado la menor señal de desaliento. Los rejimientos 63 y 59 de línea, el 17 lijero, el batallón de Africa, la compa¬ ñía franca de Bougie, el batallón del 2do ligero y la artillería constante y hábilmente dirigida por el coronel Tournemine, han rivalizado en celo y en ardimiento. Cuando una parte del 62 despejó los carros rezagados a retaguardia el coronel Leves¬ que hizo cuanto era humanamente posible para impedir este desorden.—El coronel Boyer, edecán de S.A.R. que con el consentimiento del Prínci¬ pe puso a mi disposición ha hecho grandes servicios, encargado por mí de mandos importan¬ tes en muchas ocurrencias difíciles y peligrosas. En una de ellas perdió el caballo que montaba.— El teniente coronel de Chabannes, conocido ya del 3er regimiento de cazadores se ha hecho tam¬ bién sobremanera notable, dirigiendo lo muchas ve¬ ces los movimientos de este cuerpo y aun los de algunas columnas de infantaria.—M. Baudens, ci¬ rujano mayor al servicio de M. el Duque de Ne¬ mours asistió con gran serenidad y esmero, sobre el mismo campo y bajo los fuegos enemigos, al ge¬ neral Trésel y á los heridos del rejimiento 63— MM. los Duques de Mostemart y de Caraman, y M. ee Saint-Aldegonde, que han hecho toda la campaña en medio de nuestras tropas, impelidos por un noble interés en favor de este país, me han ofrecido frecuentemente sus servicios en las oca¬ siones mas graves.—Todos los oficiales inmediatos a mi persona como oficiales de ordenanza han es¬ cedido sus deberes. Los capitanes Moiliére, Clau-

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sel y Leblani, los tenientes Rewbell, y el subte¬ niente Guyon, merecen ser honoríficamente men¬ cionados.—El jeneral Trézel hace el mayor elo¬ jio del capitán de E. M. de Laveaux Compé y del teniente de Morny.—El Jete de E.M. coronel Duverjer, que como comandante superior de Bona había ya prestado servicios que he recomendado distintas veces, ha hecho cuanto era posible ha¬ cer en una campaña tan penosa para dirijir el ser¬ vicio importante de que estaba encargado. Algu¬ nas ocasiones le he confiado varios mandos en la retaguardia y a vanguardia, particularmente en la primera marcha de nuestra retirada, y en todos ellos ha demostrado su habilidad y su esperiencia, perfectamente ayudado por el comandante Perrin, el capitán Zaragossa, y los tenientes Mirnon y Le¬ tellier.—El capitán de E. M. Saint Hippolite, a quien adelanté para que tomase datos topográfi¬ cos, se ha portado con una gran distinción. En¬ cargado en todo el curso de la campaña de muchas comisiones importantes, se ha hecho merecedor en todas, Sr. Ministro, de seros estraordina¬ riamente recomendado.—El servicio de la intenden¬ cia ha sido hábilmente dirijido por el Intendente Milcion d' Are y el Sub-intendente Evuin, quie¬ nes alaban la conducta del ajente Thirbault.—En fin, Sr. Ministro, en la situación en que se ha ha¬ llado el ejército, todos los oficiales han necesitado desplegar un valor y una enerjia a toda prueba. Todos han comprendido y llenado sus deberes: todos han arriesgado a cada instante su vida a la cabeza de las tropas. Aún no he podido reunir los documentos que deben pasarme los Jefes de cuerpo: pero tan luego que lleguen a mis manos haré de ellos el objeto de un segundo parte que tendre el honor de dirijiros por el próximo correo, llamando toda vuestra atención en favor de los que, habiéndose distin¬ guido en medio de tan gran número, merezcan una designación especial.Al mismo tiempo os participaré el número de muertos y heridos. En resumen, el cuerpo espedicionario mar¬ chó sobre Constantina sin tener acto alguno de hostilidad que reprimir, sufrió por 15 dias en Bo¬ na fiebres que detuvieron 1800 hombres en los hospitales, y fue abismado cerca de Constantina y en derredor de esta plaza por la lluvia, la nieve, el yelo y el lodo. Perdió poco por el fuego de la pla¬ za y por el del enemigo cuando nos siguió sobre Raz el Abk, al paso que los Kabyles que trataron de oponerse a nuestro regreso han tenido mas de 500 muertos. El cuerpo espedicionario ha vuelto a traer su artillería, todas las cajas que no se habían roto: todos los soldados cansados y todos los en¬ fermos o heridos han sido asistidos o trasportados, y en fin, ha establecido una guarnición en Guel¬ ma, donde puede reunirse de antemano cuanto se necesite para una nueva espedición. He dado la orden al comandante de Rance pa¬ ra que marche en persona a instruiros de todos los pormenores a que no me permiten estender¬ me los límites de un parte; y encargo particular¬ mente a mi ayudante manifieste al Rey como Mr. el Duque de Némours ha sabido tomar parte en las fatigas y peligros del ejercito, y cuan ardiente e ilustrada ha sido su solicitud por nuestros solda¬ dos en las tristes y apuradas circunstancias en que nos hemos visto. Tengo el honor, Sr. Ministro, de ser vuestro muy humilde y muy obediente servidor. El Mariscal gobernador jeneral de las pose¬ siones francesas era el Norte de Africa.— Mariscal CLAUSEL.

AMERICA.

VENEZUELA.

CONSPIRACION DE LA URBANA.

PROCLAMA. Que ha dirijido a los habitantes de la provincia de Apure el jeneral de brigada J. C. Muñoz, al encargarse de las operaciones contra la fac¬ ción del coronel Farfan.

Jose Cornelio Muñoz, jeneral de brigada del ejército de Venezuela, comandante en jefe de ope¬ raciones contra los facciosos. CONCIUDADANOS:—La miserable facción del coronel Farfan aparece por tercera vez en el in¬ terior de esta provincia: su bandera es bien cono¬ cida de vosotros: el pillaje y todo género de cri¬ mines es la sola causa que proclama. Amenazadas vuestras propiedades y arreba¬ tado el sosiego público, vosotros sois los mas teresados en la escena. Algunos campeones de la libertad y honrados ciudadanos han sido víctimas de este tumulto, y todos participamos del dulce deber de vengarlos, reponiendo la dignidad nacional. Con tan laudable interés me presento hoy dirijiendo las operaciones militares. Mi salud es¬ taba combatida; pero los males públicos han cre¬ cido, y los mios desaparecen en la presencia de aquellos. Cuento con vosotros para restaurar el orden. Mi esperanza se robustece en cada instante que vuelvo la vista sobre vuestro patriotismo. En todas lineas habéis sido ejemplo de lealtad y de valor, y en los presentes sucesos afianzareis para siempre estos títulos tan señalados para vosotros.

Cuartel jeneral en Sau Fernando a 25 de Mar¬ zo de 1837.— José Cornélio Muñoz.

OTRA. José Antonio Paez, jeneral en jefe de los ejércitos de la república y del de operaciones, &a.

APUREÑOS: Nombrado por el gobierno na¬ cional para volveros la paz y el reposo que os han arrebatado la ingratitud y perfidia, marchó ya a ponerme al frente de vosotros para entrar en cam¬ paña, lleno del interes con que en todos tiemp°s he defendido vuestros hogares, y he lidiado por vuestra gloria. Un ingrato procura ahora manci¬ llarla; mas vuestro valor y beroico patriotismo sa¬ brán conservarla intacta, y castigar con severi¬ dad al audaz, que intenta elevar los crímenes y la inmoralidad sobre los expléndidos triunfos que os han inmortalizado.

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APUREÑOS: —El congreso sensible á vuestros males, ha decretado los elementos necesarios pa¬ emplearlos en vuestro socorro; y el gobierno ha segundado con enerjia e1 mandamiento de la nación. Resta solo el acto acostumbrado de vues¬ tro brillante patriotismo: reunios en torno de mí para dejar en un dia castigado el crimen y zada la gloria de esa tierra clásica del valor y de las acciones famosas.—Cuartel jeneral en Caracas á 10 de Abril de 1837.—8vo de la ley y 27vo de la independencia.—José A. Paez.

(El Liberal de Caracas.)

INTERIOR.

DOCUMENTOS DE OFICIO.

SECRETARIA JENERAL DE S.E.

Al señor Secretario Jeneral de S.E. el Pro¬ tector, D. Casimiro Olañeta.

Lima, Agosto 2 de 1837. Señor. —He recibido la muy respetable nota de U.S fecha 1ro del corriente, en que sirve transcribirme el Supremo decreto que S.E. el Protector de la Confederación se ha dignado ex¬ pedir, concediendo su Pase y Exequatur á la Bula en que S. S. me nombro Obispo de Alalia in par¬ tibus designándome auxiliar del Señor Arzobispo actual de esta iglesia. Mi gratitud á S. E. con este motivo es la mas sincera y decidida que pue¬ do tributarle. Muy reconocido quedaré á U. S., si como se lo ruego, tiene a bien significárselo á S.E. Dios guarde á U. S.—Xavier de Luna Pi¬ zarro

MINISTERIO DEL INTERIOR.

Lima, Agosto 3 de 1837

Al Señor Coronel D. Francisco Quiros. Habiendo encomendado S. E. el Supremo Protector una comisión importante en la villa de Huancavelica al Ilimo. Señor Jeneral de División D. Francisco de Paula Otero a lemas de las aten ciones que tiene como Jeneral de la División de reserva, y teniendo en consideración los servicios y aptitudes de U. S.; se ha servido disponer que se haga cargo de la Prefectura del Departamento de Junin durante la ausencia del Señor Prefecto. Con motivo de tales ocupaciones dispone también S.E. que disfrute U. S. la renta designada al empleo de Prefecto respecto á que el Señor Je¬ neral Otero debe gozar la que corresponde á su graduación militar. Tengo la honra de participarlo á U. S. para su intelíjencia, satisfacción y demás fines. Dios guarde á U. S.—Pio de Tristan.

(El Eco del Protectorado.)

VARIEDADES

CANCIÓN DEL PIRATA.

Con diez cañones por banda, Viento en popa a toda vela, No corta el mar, sino vuela Un velero bergantín: Bajél pirata que llaman Por su bravura el Temido, En todo mar conocido Del uno al otro confín.

La luna en el mar riela, En la lona jime el viento, Y alza en blando movimiento Olas de plata y de azul: Y ve el capitán Pirata Cantando alegre en la popa Asia á un lado, al otro Europa, Y alia á su frente Stambúl.

"Navega, velero mío, Sin temor; Que ni enemigo navio, Ni tormenta ni bonanza Tu rumbo á torcer alcanza, Ni á sujetar tu valor.

Veinte presas Hemos hecho, A despecho Del inglés, Y han rendido Sus pendones Cien naciones

Que es mi barco mi tesoro, Es mi Dios la libertad, Mi ley, la fuerza y el viento, Mi única patria, la mar.

"Allá muevan feróz guerra Ciegos Reyes Por un palmo mas tierra; Que yo aquí tengo por mio Cuanto abraza el mar bravío, A quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa, Sea cualquiera, Ni bandera De esplendor, Que no sienta Mi derecho Y dé pecho A mi valor."

Que es mi barco mi tesoro.

"A la voz de ¡barco viene! Es de ver Como vira y se previene A todo trapo á escapar.

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Que yo soy el Rey del mar, Y mi furia de temer.

En las presas Yo divido Lo cojído Por igual, Solo quiero Por riqueza La belleza Sin rival"

Que es mi barco mi tesoro.

"¡Sentenciado estoy á muerte! Yo me rio: No me abandone la suerte, Y al mismo que me condena Colgaré de alguna antena Quiza en su propio navio.

Y si caigo ¿Qué es la vida? Por perdida Ya la di, Cuando el yugo Del esclavo Como un bravo Sacudí."

Que es mi barco mi tesoro.

"Son música mejor Aquilones, El estrépito y temblor De los cables sacudidos, Del negro mar los bramidos. Y el rujir de mis cañones:

Y del trueno Al son violento, Y del viento A rebramar, Yo me duermo Sosegado, Arrullado Por el mar."

Que mi barco es mi tesoro. (J.E.)

EL ESTANDARTE.

Un año hace que esta capital recibió en sus muros al Supremo Protector después de termina¬ das las gloriosas campañas de la pacificación del Perú, y nueve años de desgracias habían marcado la ausencia dolorosa del Jefe que en 827— dejó las riendas del poder. Desde este aciago día, com¬ batida la nación por los furores la anarquía, los cuerpos representativos fueron el semillero de la discordia y el funesto escollo de la paz, cuando aún resonaba el grito de victoria á los gloriosos recuerdos de Ayacucho. Convertido el Perú en teatro de desorden, desmoralizado el ejér¬ cito brillante que acababa de fijar la Independen¬ cia americana, lejos de la escena pública los hombres importantes del país, habíamos llegado al colmo de la degradación y la deshonra, cuando al último estallido revolucionario la patria mori¬ bunda implora el auxilio de Bolivia, y a la sombra de su benéfica protección, de los esfuerzos de su Jefe, y del sacrificio de sus hijos, se ahuyenta la anarquia, se ahogan las facciones, y se prepara el vasto y magnífico edificio de la gran Confederación Perú - Boliviana que hoy escita la atención del mun¬ do culto y provoca la envidia de nuestros enemigos. Pero aún resonaban los cantos de alegria y el en¬ tusiasmo más decidido festejaba este día clásico en nuestros anales, cuando un acto de perfidia, una violación horrorosa á las leyes de la hospitalidad, una ofrensa á la justicia y al honor del Pueblo Pe¬ ruano nos obliga á tomar de nuevo las armas para defender tantos derechos ultrajados, y la integridad del territorio amenazada. Once meses han transcurrido desde este día aciago: en ellos las maniobras de nuestros enemigos no han servido mas que para consolidar el sistema que ya no puede retrogradar porque se afianza en la voluntad de un pueblo libre. Se ha abierto una época desconocida en nuestros fastos. El jénio que la preside la consumará, y la cordial unión de tres naciones indisolublemente unidas por los vínculos del interés, de la simpatía, y de la convivencia, ha puesto un muro inexpugna¬ ble a las irrupciones de la anarquía, y ha desmen¬ tido de un modo solemne las calumnias de los que atribuyen á la fuerza de sus armas, lo que es fruto del convencimiento y espontanea producción del voto nacional.

Los que lo duden vengan al Perú; recorran sus dos rejiones de costa y montaña, y no obser¬ varán mas que un sentimiento unánime de cordi¬ lidad y de entusiasmo; una persuación íntima de las ventajas que el pacto de Tacna nos ha pro¬ porcionado; una resolución incontrastable de opo¬ ner todos los esfuerzos del patriotismo á los ma¬ nejos y a los ataques que quieran destruirlo, y la gratitud más profunda, la estimación más sólida, y la consagración más ilimitada, al hombre destinado por la Providencia para realizar los bienes que apenas osabámos esperar y para trazar una nue¬ va senda de prosperidad y sólida gloria.

Este aniversario nos recuerda el momento afortunado en que el heróico pueblo de Lima se precipitó al encuentro del que le traía tantos bie¬ nes, y del que en su obsequio había abandonado las delicias de los afectos doméesticos y el teatro de sus espléndidas glorias administrativas. Tení¬ amos muy presentes, al acojerlo en nuestros muros, las virtudes que desplegó durante su administra¬ ción en el Perú, y las esperanzas de su presencia escitaba, esperanzas que han sido desmentidas, que cada día adquieren nuevo vigor, y de cuya plenitud gozaremos muy en breve.

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