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ò la ilustracion se halla aun en su cuna, ò si ha hecho algu-
nos progresos, concurren circunstancias de otro jénero que
imponen silencio à los hombres para sufrir los insultos que
se hacen à las letras, y las profanaciones que se ejecutan
sobre las aras del saber. ¡Cuantos años de un e-
studio continuado y serio, cuantas vijilias, cuanta me-
ditacion anterior en el retiro y el silencio, cuanto roce
de opiniones, al mismo tiempo cuanto caudal de conoci-
mientos, cuanta posesion de la lengua nativa, cuanta correc-
cion en la elocucion, cuanta propiedad en las palabras, cuan-
ta armonía en las frases, cuanta fuerza en el razonamien-
to, cuanta facilidad en la espresion, cuanta decencia en los
conceptos, cuanta nobleza en los pensamientos, cuanto interes
en el objeto del discurso, cuanta belleza en las májenes,
no se necesita para escribir en público! (*) ¡Ah! si todos los
hombres pudieran tener una idea ecsacta de la feliz con-
currencia de estas posesiones intelectuales que se necesita
para presentarse como un escritor público implorando los
favores de la opinion, no se verian à esos estúpidos charlatanes
q' devorados por una aspiracion vana, è incapaces de conocer su
impotencia, se presentan á veces insultando el decoro pú-
blico y llamando la atencion del mundo con sus infames invecti-
vas ridiculas combinaciones de palabras. Pero dejemos las
jèneralidades y vamos à nuestro objeto. Si el D. Lucas Huer-
ta Mercado tubiera una idea de todo lo que se necesita para
escribir en público, si hubiese entrado en sí mismo à
-----------------------------------------------------------------------------

(*) No se diga que el q' escribe este periódico pretende te-
ner estas cualidades: confiesa gustoso que jamas podrá alcanzar-
las; y si algunas veces ha publicado sus obras; ha sido por que se
ha visto en esta dura necesidad, como un abogado que siem-
pre debe tomar, por la naturaleza de su profesion, el ma-
yor interes en el ècsito de los pleitos que defiende y hacer
uno el interes de sus clientes con el del público. Este èc-
sito ha correspondido à la idea que se há formado de la-
causas que ha patrocinado; pues que en todas ha alcanzado
de la rectitud acrísolada de la Corte de justicia sentencias con-
formes a los derechos que ha dereclamado.

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ò la ilustracion se halla aun en su cuna, ò si ha hecho algu-
nos progresos, concurren circunstancias de otro jénero que
imponen silencio à los hombres para sufrir los insultos que
se hacen à las letras, y las profanaciones que se ejecutan
sobre las aras del saber. ¡Cuantos años de un e-
studio continuado y serio, cuantas vijilias, cuanta me-
ditacion anterior en el retiro y el silencio, cuanto roce
de opiniones, al mismo tiempo cuanto caudal de conoci-
mientos, cuanta posesion de la lengua nativa, cuanta correc-
cion en la elocucion, cuanta propiedad en las palabras, cuan-
ta armonía en las frases, cuanta fuerza en el razonamien-
to, cuanta facilidad en la espresion, cuanta decencia en los
conceptos, cuanta nobleza en los pensamientos, cuanto interes
en el objeto del discurso, cuanta belleza en las májenes,
no se necesita para escribir en público! (*) ¡Ah! si todos los
hombres pudieran tener una idea ecsacta de la feliz con-
currencia de estas posesiones intelectuales que se necesita
para presentarse como un escritor público implorando los
favores de la opinion, no se verian à esos estúpidos charlatanes
q' devorados por una aspiracion vana, è incapaces de conocer su
impotencia, se presentan á veces insultando el decoro pú-
blico y llamando la atencion del mundo con sus infames invecti-
vas ridiculas combinaciones de palabras. Pero dejemos las
jèneralidades y vamos à nuestro objeto. Si el D. Lucas Huer-
ta Mercado tubiera una idea de todo lo que se necesita para
escribir en público, si hubiese entrado en sí mismo à
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(*) No se diga que el q' escribe este periódico pretende te-
ner estas cualidades: confiesa gustoso que jamas podrá alcanzar-
las; y si algunas veces ha publicado sus obras; ha sido por que se
ha visto en esta dura necesidad, como un abogado que siem-
pre debe tomar, por la naturaleza de su profesion, el ma-
yor interes en el ècsito de los pleitos que defiende y hacer
uno el interes de sus clientes con el del público. Este èc-
sito ha correspondido à la idea que se há formado de la-
causas que ha patrocinado; pues que en todas ha alcanzado
de la rectitud acrísolada de la Corte de justicia sentencias con-
formes a los derechos que ha dereclamado.