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MSH-LAT_001-232

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VIVA LA PATRIA AMOR DE LOS CHAPETONES Á A LOS AMERICANOS, Y FIN DE LA DESPEDIDA.

Por mas que de varias modos Los intentan ahuyentar, Nós aman tanto los GODOS Que no nós quiren dejar; Impabidos, á escuchar Llegan, que los detestamos, Y que al verlos nós llenamos De horror, disgusto y corage: Como no s,e hable de viage, Dicen; por todos pasamos. Si ESPAÑA es tierra tan buena, ¿Por que no os quereis marchar? ¿Que hallais en este lugar Que el dejarle ós causa pepa? Idos muy en hora buena Pero decís que es rigor, Por que tenéis tanto amor, No a nosotros, al dinero, Que antes de dejarle infiero Moriríais de dolor. Como quereis que olvidemos ¿Los ultrajes padecidos, Si todos los campos vemos De nuestra sangre teñidos? Muy poco há que endurecidos Tratabais de nuestra muerte, Pero cambiada la suerte Quereis ser nuestros hermanos: No es tiempo, ya, no tiranos, No hai cosa que nós concierte. Aquellos que por casados Los tenemos que aguantar, Si quieren aqui quedar, Que cuiden de ser honrados: Los viejos, que entusiasmados Con su REY, y su NACION, Peores que los mosos son; Vivan desde hoy muy alerta Pues su muerte será cierta Si descubren su opinion.

SE DESPIDE UN MEDICO. De Barbero me embarqué, Pero apenas llegué à Lima, Por medico se me estima Y á matar gente empecé: Nadie tan dado fné, Que quisiese examinar Si debía ó no curar, Pues ser ESPAÑol bastó Y que le dijera yo Para tener que callar.

Cátedra de anatomia Al poco tiempo me dieron: Mi orgullo y soberbia, fueron Los meritos que tenia: No dije esta boca es mia, Pues fué sin oposicion, ¿Pero que mayor razón Que mandarlo asi el VIREY, Cuya soberana ley Impuso á todos chitón? Me tocó muger hermosa, Rica, prudente, y honrada: Era mi vida dichosa, No tuve que desear nada: Pero la suerte endiabla Forjó la revolución: Se aumentó mi indignación Para todo Americano, Y un furor el mas insano De mi alma se apoderó. Fui voto de que se diese Lá muerte á todo patricio: No lo hice con tanto juicio Que al cabo no se supiese, Y como por fío venciese La Patria, aunque á mi pesar Á España habré de marchar: Á Dios, pues, Lima querida, jmsaué la vida, Que aunque en ti busqué la vida No quiero la muerte hallar,

SE DESPIDE CANTORAL EL Torero. Con esta valiente espada,.. Coa que á mil toros maté, Al insurgente amagué, Mas jamaz le jize nada; Pues como estaba apartada Mi presonita, á distancia Lucí mui bien mi arrogancia, Mas sin exponer mi aquel, Guarde yo mi vida fiel. Aunque arda Bayona en Francia. Eso si, desde el portál Á todos amenazaba; Nadie mas hombres mataba, No había. valor igual: Iba armado de un puñal, Y como alguien me mirasé, Fuerza era se santiguasé, Y asi no habia insurgenté Que osase verme á la frente Que yo no le escarmentase.

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BULA DEL INDULT0 APOSTOLICO

II NOS EL D. D. JORGE DE BENAVENTE, POR LA GRACIA DE DIOS, Y DE LA SANTA SEDE APOLOSTICA, ARZOBISPO DE LIMA, GRAN DIGNITARIO SUPERNUMERARIO DE LA LEGION DE HONOR NACIONAL &.

Habiendonos Ntro. Smo. Padre el Señor Gregorio XVI. á instancias y súplicas nuestras, autorizado para que pudiesemos promulgar la Bula de la Santa Cruzada y otras gracias en beneficio de los Fieles sujetos á nuestra espiritual Jurisdicción: venimos en conceder, en virtud de la autoridad apostólica, á todos los Fieles de uno y otro secso, estantes y habitantes en los términos de nuestra Jurisdiccion, tanto del Estado Eclesiástico, como Secular, Indulto para que en el Biennio de 1838 y 1839 puedan comer carnes saludables, huevos y lacticinios, guardando la forma del ayuno en los dias de Cuaresma, y demas abstinencias del año, á excepción del Miércoles de Ceniza, de los Viernes de cada semana de Cuaresma, del Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado de la Semana Santa ó Mayor, y de las Vigilias de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, de Pentecostes, de la Asuncion de la Beatísima Virgen Maria, v de los Bienaventurados Apóstoles S. Pedro y S. Pablo; para cuyo goce contribuirán la limosna que se indicará, excepto los Pobres de solemnidad, los Indigenas, Esclavos y Jornaleros que se mantienen con el jornal diario, gozar del Indulto solo tendrán la obligacion de rezar en los dias de abstinencia, un Padre Nuestro y una Ave Maria por la exaltación de la Fe Católica, paz entre los Gobiernos Cristianos y conversion de los Infieles: mas si alguno de los exceptuados contribuyese la limosna, no estará obligado á rezar. Se exceptúan tambien los Religiosos de San Francisco. En este Indulto no se incluyen los Regulares que están obligados por voto al uso perpetuo de Manjares cuadrajesimales, y todos los que pueden usar de él han de tener la Bula de la Santa Cruzada, como también si son Eclesiásticos, la de Lacticinios. En virtud de lo cual, y de que vos Petronila Ramirez habeis contribuido la limosna de seis reales, que es la señalada por Nos, os dispensamos para que en el próximo Biennio podais comer Carnes saludables, Huevos y Lacticinios en los dias de Cuaresma y demás de abstinencia, excepto los arriba mencionados.

Dada en Lima á 4 de Enero de 1838.

Jorge Arzbpp de Lima [signature]

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VALE para los años de mil ochocientos cuarenta y tres cuarenta y cuatro y cuarenta y cinco.

Dn Franco [] y []

[page divided in two parts] VALE para los años de mil ochocientos cuarenta, cuarenta y uno y cuarenta y dos. Dn. Franco [] [Pasq.?] y Era[]

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El Observador

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EL OBSERVADOR.

Este periodico saldrá á luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por persona conocida sean dirijidos á los Edi¬ tores de este periodico, ó al director de la Imprenta.

N. 1.o ) Cuzco, miércoles 19 de diciembre de 1832. ( 1/2 REAL.

PROSPECTO.

El papel que se dá à luz, bajo de este tí¬ tulo es obra de unas personas amantes de su país. Los acontecimientos, que se succeden en la Re¬ pública, cuya importancia y gravedad deeben te¬ ner la mayor influencia en la suerte de los pue¬ blos, los han determinado à este empeño. El departamento del Cuzco, que por sus grandes, è imporantes relaciones ocupa un lugar distin¬ guido entre los que componen la República, es digno de estar al alcance de aquellos, y discurrir también sobre sus intereses y derechos. Los dos periódicos, que se publican en él, ò no le bas¬ tan, ò no se estienden à este objeto. El pue¬ blo ancia por ilustrarse. Coincidiendo con estas nobles ideas, se emprende este trabajo: ojala pue¬ dan deducirse de él utiles resultados, y se sepa desempeñar con suceso tan laudable proyecto!

Así el primer objeto de este periódico que acaso saldrá semanalmente será desenvolver los intereses del departamento, y discurrir sobre sus progresos igualmente que sobre su industria, agri¬ cultura, y comercio: se tocará alguna vez su his¬ toria, y los sucesos más notables acaecidos en él. Se espera que las personas ilustradas, y dotadas de espiritu público ayuden con sus luces y ad¬ vertencias à esta obra tan util como benefica. A su efecto se admitirán comunicados de todo ór¬ den siempre que no toquen directamente à per¬ sona ò autoridad señalada, pudiendose hablar en jeneral acerca de los abusos y vicios de admi¬ nistración y economia.

Hemos creido que no llenabamos nuestro de¬ ber si después de los acontecimientos que se nos comunican de la capital de la República perma¬ necemos en silencio. El juicio de ellos se ha derramado inconsideradamente à la par de las pasiones, y desplegadas las prensas con insolen¬ cia y parcialidad sobre los extremos, no han per¬ donado casi ninguna de nuestras instituciones so¬ ciales. Parece que la discordia haya fijado por esta vez su asiento en Lima para aprovechar de todos los recursos de su insaciable perversidad, mientras que las provincias interiores marchando

magestuosamente en tranquilidad inalterable ven con justo desconsuelo este sacudimiento sobreco¬ gidas al mismo paso del sobresalto de que cun¬ da hasta à ellas el desorden. Es obligación nues¬ tra poner al departamento al alcance de las o¬ currencias para que esté en guardia sobre si mismo.

Es innegable que el desorden comenzó à ma¬ nifestarse desde el momento que se trató en el Congreso de formar causa al Ejecutivo. Una moción tan imprudente como extemporanea debió necesariamente poner en expectación à la Repú¬ blica y prepararla à consecuencias peligrosas. Podemos hablar de ella francamente puesto que

fue rechazada por la mayoria, que debió carac¬ terizar desde luego de indiscreto y poco justifi¬ cado ese celo de la menor parte del Congreso que dió su voto por la afirmativa. No era en verdad llegado su tiempo, ni había un motivo ur¬ jente y racional que debiese exitarlo: la admi¬ nistración acomodada a las inclinaciones de los pueblos, no dejaba oir de su lado reclamaciones contra ella. El Ejecutivo no es solo la persona del que lo desempeña, es también el represen¬ tante de uno de los grandes poderes de la na¬ ción. Ligado à los intereses y votos de los pue¬ blos, tiene la mayor influencia en el órden y uni¬ dad de la República. La marcha pacifica de nuestras instituciones fundamentales es el testimo¬ nio de su desempeño. El pueblo convencido de la verdad de sus goces ve con horror lo que los perturba; así es que la sola proposición ha pro¬ ducido males, cuyo remedio es difícil esperar mien¬ tras no desvanezcan enteramente hasta sus ves¬ tigios, ¿Cual hubiera sido la suerte de la Re¬ pública si el proyecto hubiese prevalecido por la mayoria? El rompimiento extraordinario de este primer poder habría puesto en alarma nece¬ sariamente à los pueblos que amaestrados en el arte de la guerra, celosos de sus derechos é ins¬ truidos por siete años en la escuela de sus li¬ bertades no es posible creer que fuesen ciegos secuaces de las inesperadas resoluciones de Lima.

Desde un principio se comenzó à sentir el combate de la opinión: los menos sensatos y el pueblo todo acumulaban motivos de dicidencia, y la porción mas juiciosa y acaso la más rigu¬ rosa no podía dejar de hacer prevalecer lo ex¬ temporaneo de la causa. La Constitución orde¬ na que se acuse al Ejecutivo de sus infraccio¬

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nes pero no señala el tiempo sino para las muy graves. Las que presentó la proposición en lu¬ gar de poder llamarse tales, parecen más bien en un buen sentido apéndices à ley que infrac¬ ciones; puesto que han tenido por objeto la be¬ neficencia pública. En toda legislación las de esta clase tienen su tiempo señalado que es el de la residencia: justamente por que en el, des¬ aparecen los peligros y comprometimientos; por que entonces la fuerza y la opinión coinciden con la ley y hacen acallar las aspiraciones, y por que la misma ley prepara el medio para que no puedan llamarse à ofendidas las personas. Es un agravio al honor de la nación, lo es también más irritante al mismo que representa llamarlo à juicio antes de su periodo designado. ¿Quien duda que se fomenta el espíritu de revolución por este ejemplo? No justificaremos la impuni¬ dad de las infracciones de cualquier orden que sean: ni condenaremos à los autores anciosos de su expiación; pero jamás dejaremos de reprobar la falta de prudencia en su provocación intem¬ pestiva, su inoportunidad y también la ilegalidad de su precipitación tan preniciosa en los juicios delicados y de transcendencia.

Los pueblos tienen sus derechos è intereses que no los desconocen en medio de la ignoran¬ cia y apatia que se les atribuye. El orden y la paz son sus aspiraciones: todo lo que trata de desquiciar estas dos bases los sobresalta y em¬ peña. Sufriran resignados males pequeños pe¬ ro no toleraran con paciencia los que tocan à su substancia y tranquilidad. Si es de necesi¬ dad caminar à su corriente y contemporisar con sus afecciones, también es de justicia no des¬ viarse de su voto general. Podemos asegurar al menos por lo que respecta à nuestro departa¬ mento como que lo tocamos de cerca, que este vive satisfecho de la administración del actual go¬ bierno y prueba de ello es que no se le oye pro¬ rumpir en quejas contra ella manteniendose paci¬ fico y contento. Si es una verdad que el que manda como hombre no puede estar esento al¬ guna vez de los pequeños extravios à que lo conduce por necesidad su misma posición, tam¬ bién lo es que son muy pocos los que en nues¬ tra organización naciente reunen la opinión je¬ neral: circunstancia que se debe tener especial¬ mente en vista para poder por ella cimentar só¬ lidamente la paz, la unidad y la respetabilidad de la República. La moderación y sistema del gobierno actual y su opinion jeneral diga lo que quiera la malevolencia no solo son conocidos si¬ no apreciados, y el pueblo modesto no querria tolerar innovaciones precipitadas y arriesgadas por pequeñas incusaciones escrupulosas ò mal¬ intencionadas.

Es necesario juzgar de este modo en las circunstancias actuales y así es como juzgó la mayor parte de los diputados. Sin lograr el

designio la otra parte, como debió preveer que no lo podía lograr no há hecho más que exi¬ tar facciones y dar pávulo à la maligna vora¬ cidad de las prensas. El mal que ha resultado es incalculable si se consideran las perdidas que há causado. Los dos poderes fundamentales de la sociedad el legislativo y ejecutivo han perdi¬ do mucha parte de su prestigio y respeto. La República dividida en opinion sucume bajo del peso ominoso de la desconfianza è inquietud. La administración, la fuerza, la hacienda quien sabe si sufriran relajación. Las repúblicas vecinas tal vez entraran en cálculos y combinaciones. Y cada una de nuestras provincias formara qui¬ za planes que acaso no podran desvanecerlos los tiempos. Quiera el cielo que sea exage¬ rada esta perspectiva.

[Se continuará]

Señores editores: —Desde que vimos la pol¬ vadera que se ha levantado por dos de aquel¬ los periódicos que suelen de cuando en cuando aparecerse en Lima para alagar y refinar el gus¬ to de las verduleras, mozos de esquina, gen¬ te de playa &c y sobre asuntos todos à cual más antipatrióticos y estupendos; se me puso que algún originario de Africa andaba metido en ello; porque tanta congueria, tanta desver¬ güeza y tantísima basofia, solo es propio de gente que desciende de congos y caravelies. Y pardiez que me he salido con ello, pues ya se pública por calles y plazas, que un chinazo con charreteras es quien toca haciendo à dos manos, las marimbas, calabazos y tamboriles con que ambos periódicos nos tienen roto el timpano, y revuelto el estómago. Lo triste es, que como se necesita toda la impavidez y el color bron¬ ceado de nuestro chinote y el idioma que le es peculiar para contestarle, quedará por mucho tiempo en posesión del campo; al menos has¬ ta que se presente otro tan soez como èl y que hable el mismo lenguaje. Pero entretanto deberá servir de consuelo à los buenos patrió¬ tas y hombres honrados à quienes maltrata, el saber que jeneralmente se asegura que un pa¬ riente del rey de Angola que se introdujo en el Perú de contrabando envuelto en un salchi¬ chon de Génova és el autor de la mayor parte de los artículos bochincheros y de todas las ne¬ gradas que se publican contra hombres que pres¬ tan al susodicho salchichon la ventaja de salirles el rubor al rostro. Así el partido más pruden¬ te es dejarlo sin contestación para no engreir à ese canalla, que no fuera tan osado, si se le hubiese mirado desde un principio con el asco que merece.

B. Basófia

Imprenta pública por P. Evaristo Gonzales.

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EL OBSERVADOR.

Este periodico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán en la im¬ prentra cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por persona conocida sean dirijidos à los Edi¬ tores de este periodico, ò al Director de la Imprenta.

N.2.o ) Cuzco, miércoles 26 de diciembre de 1832. (1/2 REAL.

Continua el articulo suspenso en el numero 1.o

Uno de los perniciosos efectos que según he¬ mos indicado antes produjo la extraordinaria mo¬ ción de causar al Ejecutivo, ha sido la discordia entre los miembros del Congreso que desde lue¬ go se hizo tracendental no solo à las personas, sino también à las subsiguientes discuciones. Cada partido se crió secuaces, ha tenido sus facciones y su imprenta. La última sin tocar en lo sus¬ tancial del objeto, ha dirijido unicamente sus tiros al vituperio de los invididuos, sin perdonar al mismo Ejecutivo. Este combate tan abierto de¬ bió producir necesariamente un resultado de des¬ pecho, una disidencia ò una conspiración. La ul¬ tima iba à estallar, y fue descubierta oportuna¬ mente. No estamos bien instruidos si premeditada de ante mano halló la ocasión de manifestarse, ò la produjo el suceso: pero en uno y otro caso siempre se debe considerar como efecto de la di¬ visión entre los miembros del Congreso, con la diferiencia de que en el primero hace poco honor à los autores del proyecto sospechandolos com¬ plicados en aquella, al paso que en el segundo solo se podría culpar à su imprudencia.

El primer supuesto nos obliga à una observa¬ ción que no debemos omitir, pues conduce à pre¬ servarnos del peligro. Suponiendo por un momen¬ to premeditado un plan de deponer al Ejecutivo, ya todo aparece consiguiente y diestramente di¬ rijido à este fin, y todo aparece criminal. Des¬ de el punto que se declarase haber lugar à la formación de causa, quedaba aquel despojado de su autoridad, de su representación y poder. Se le daba apariencia de legal, encargando la admi¬ nistración al que era llamado por la ley, y se dis¬ ponia de la República à arbitrio. Poco importa¬ ría que no fuese por el voto de los pueblos, y menos en el tiempo prefijado por la misma ley; y poco importarian las calamidades que le habrían acompañado más funestas que las que se presien¬ ten ahora, si era logrado el objeto. Esta inteli¬ jencia es obvia y sencilla, puesto que malogrado como fué, debió apelarse à una revolución para sacar por la fuerza lo que no se había podido al¬ cansar à la sombra de la ley. Y siendo así ¿quién podrá justificar la empresa y mucho menos los medios.

En todo sentido las conspiraciones hacen la

desgracia de los pueblos, pues quebrantan el fun¬ damento de la justicia, el órden y la marcha de las leyes; son el vehiculo de los odios y discor¬ dias y la reprobación jeneral. Las conspiracio¬ nes indican siempre falta de razón y de justicia puesto que se valen del fraude, de sordas intri¬ gas y secretas maquinaciones. Rompen de una vez los pactos sociales y perturban la armoria de los Estados. Cubren de ignomia y de vergüenza à la Nación que las fomenta, y son el vilipendio de sus instituciones fundamentales: ellas han he¬ cho màs tiranos que la naturaleza y la ambición. Es una fortuna que en la que se nos anuncia, se digan autores de ella extranjeros ingratos para quienes la ganancia y la monedo son la única am¬ bición. Con sobrada razón, nuestra Nación los repugna en el rol de los destinos, convencida por experiencia de los males que ocasionan y de la poca confianza que inspiran. Incautos y sensillos peruanos han podido tal vez à mérito de sus es¬ tudiadas trarmas dejarse seducir de aquellos para quienes poco importa que sea despedazada la pa¬ tria y se venda à conveniencia.

Señores editores del Observador.

La publicación del nuevo periódico de UU, de¬ be causar satisfacción à este departamento, por el recomendable objeto que se propone. Por mi par¬ te tengo tanta, que la acredito con meter mi hoz en miez que no me pertenece, porque jámas he tenido siquiera una pequeña gualdrapa de escritor; así es que mis producciones en esta lijera comunicación no se dirijen à otro fin, que à sentar unas lijeras ajun¬ taciones con el lenguaje de la sinceridad y buena fé, que debe rejir en el corazón de todo buen peruano, que tenga deseo por la mejor organización de su pátria. por tanto espero que plumas sábias, de las que no carece la capital se contraygan á desarrollar con sólidos fundamentos los principios que merecen tan¬ ta consideración.

Sin el ramo arreglado de hacienda, es impo¬ sible que pueda haber patria, ni gobierno. De ese arreglo comparado pende la vida de la República, la conservación del órden, de nuestro credito y ec¬ sistencia social.

En las actas que casualmente hé leido en la

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tienda de un amigo, hé visto, no con poco dolor, el Soberano Congreso de la presente Legislatu¬ ra, no ha considerado la regla común de que el que gana cuatro y gasta cinco, no necesita de bolsico. No hay vieja que en el rincón de su ca¬ sa deje de formar entre sus dedos esta sencilla cuen¬ ta para la conservación del órden domestico de ella. Lejos de meditar la Soberana Asamblea, en el fo¬ mento de nuestra desgreñada hacienda, la há pues¬ to en una completa bancarrota, según las delibera¬ ciones que se encuentran en dichas Actas. Lo de¬ mostraré, no por la cuenta, que comunmente lla¬ mamos de viejas. Prescindiendo de las partidas, que la munificencia Soberana há señalado en pre¬ mios, aumento de sueldos &c en que há brillado su generosidad; entraremos en los egresos que de¬ ben sentarse en los manifiestos del año que asoma de mil ochocientos treinta y tres.

Por deficit de un peso que debe re¬ bajarse en la contribución de in¬ díjenas, que en la República as¬ ciende á 273,654, que son otros tantos pesos........................... 273,654, La conceción de las escuelas con¬ cedidas á toda la República con 200, pesos de dotación que debe reputarse en el minimum, siquie¬ ra seis en cada provincia, y cien¬ do estas 60, reultan 360........... 72,000, La conceción de las dos cátedras en todos los departamentos..... 11,200, Deficit del uno por ciento rebajado en predios.............................. 23,000, Deficit en el papel sellado........ 16,000,

Suma........ $. 395,854,

Ya he dicho que en las partidas significadas ascendentes á la cantidad de 395,854, pesos no se comprenden otras de bastante importancia, por no apu¬ rar más el conflicto de la decadencia del ramo de hacienda, más cualquiera persona que quiera conven¬ cerse podrá ocurrir á esas Actas donde se encuen¬ tran esas Soberanas resoluciones.

Si la Asamblea Nacional no há subrogado el deficit y egresos que se demuestran: ¿no há sido declarar tacitamente la estinción de la República por medio de la necesidad y del hambre?

Si con la rebaja de fuera y sin el aumento de tantos sueldos que se leen en aquellas Soberanas re¬ soluciones, no han podido acudir los departamentos en los dos años últimos á sus gastos naturales; ¿como podremos sobrellevar ese enorme grava¬ men de que se há hecho mención? Los pagos de las listas cívil y militar, han sido retrasados de un modo que há causado lamentos y que¬ jas en los que componen la primera, por que han sido postergados con tres y cuatro meses de sueldos. Magistrados honrados llenos de atencio¬ nes y familias, sin otros recursos que los señala¬ dos por sus sueldos; ¿no han estado al borde de la venalidad y la concusión, recargados quizá de necesidades urgentes? La decadencia de los ramos de entradas naturales, son demasiado notorias. Las Aduanas de Islay y Arica concurren hoy con diez ó doce mil pesos de entradas mensuales, mientras en los años anteriores lo hacían con más de cien mil

efectivos. Esta rebaja que se presenta á la vista, no digo de la Soberana Asamblea, sino á la del último ciudadano; ¿como se há tratado de remediar¬ la con otros gravamenes que se han fijado sobre nues¬ tras escasas rentas? Ese decreto inoportuno, gra¬ vando únicamente con el dos por ciento á los efec¬ tos de transito á Bolivia por los Puertos intermedios; ¿no há sido la ruina de esas conocidas y seguras entradas? ¿No es el dolo y el fraude los que se han apoderado de estas especulaciones, haciendo uso de la inesperiencia con que se libró aquel decreto? Todos los efectos que se importan de los Puertos de Arica è Islay para el interior salen con guias para la República de Bolivia, á cuya sombra se introdu¬ cen en todos los departamentos del Perú; y así es que las Alcabalas dispensadas solo para aquel tran¬ sito, refluyen en favor de los especuladores, seña¬ ladamente Estranjeros, que se enriquecen con los fundos que corresponden á la Nación Peruana.

Volvamos pues al hilo de nuestra angustiada si¬ tuación formando el cálculo sobre las rentas que se han de librar de gastos naturales en el inmedia¬ to año. Los departamentos donde no gravan canto¬ nes de tropas, como en el de la Libertad, vemos que sus Majistrados elevan quejas amargas por la postergación de sus necesarias asistencias. Sus ingre¬ sos siempre han estado en paralelo, y á las veces en mayor aumento que los de este departamento que sostiene una lista militar abundante.

En las distribuciones del pago mensual que se haga en lo succesivo; ¿quienes serán los que aper¬ ciban con preferencia? Todos los sueldos y asig¬ naciones tienen un mismo origen, y todos los em¬ pleados tienen que subsistir de ellos.

La más ríjida regla de proporcion debe obser¬ varse en los pagos, yá en la lista civil, lista mi¬ litar, dietas de los Señores Diputados, asigna¬ ciones de inválidos, hospitales, colejios, escuelas, de nueva creación &c, &c. sin que los que manejan la hacienda puedan atribuirse privilejios de prefe¬ rencia que no les conceden las Leyes- Más ¿que resultará de esta conformidad? Que se absuelvan los sueldos á rata por cantidad hasta donde alcan¬ cen las entradas mensuales? ¿Y como se remedia¬ rá la complicación de estas operaciones? No lo com¬ prendo. ¿Y el deficit totál en el curso del año? Mucho menos, si el mal proviene de la insuficien¬ cia de las rentas para cubrir las señaladas obligacio¬ nes, que solamente enerjicas y saludables reformas pueden remediarlas. Y entretanto ¿que hará la Su¬ prema autoridad? Querrá sucumbir bajo el peso de la necesidad? ¿Querrá desmoronar el edificio so¬ cial, prostituir la respetabilidad Nacional, escuchan¬ do los jemidos de todos los funcionarios, por que no se les há acudido debidamente con sus haberes? La alternativa no puede ser más terrible. Si to¬ ma los medios de reparar tan graves accidentes, que no hán previsto la carta ò las Leyes, chillan los severos Catilinas, pidiendo formación de causa, por pecados que se borran con agua bendita.

Con este motivo consagraré un elojio justo á la Muy Honorable Junta del departamento, que sin tocar á los fondos Nacionales, há conseguido es¬ tablecer un número de escuelas en varias provin¬ cias con dotaciones subsistentes, y todos sus acuer¬ dos están fijados en arbitrios accequibles y oportu¬ nos. UN LAICO.

Imprenta pública por P. Evaristo Gonzalez.

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Este periódico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho núme¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

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N. 3.o) Cuzco, miércoles 2 de enero de 1833. (MEDIO REAL.

El congreso debía terminar sus sesiones el 22 del pasado. En cuatro meses que han dura¬ do sus trabajos, ¿que beneficios ha reportado la República? ¿cuales son las leyes que ha dado úti¬ les y saludables à la nación? ¿En que estado han quedado la administración, la hacienda, el ejérci¬ to y el vínculo de los pueblos que son los pri¬ meros resortes de la máquina social? Estas in¬ teresantes cuestiones podrían muy bien resolver¬ se à sola la vista de las actas, pero sin acudir à ellas, un poco de tiempo bastará para hacernos conocer sus resultados.

Se ha dicho que la opinión pública es el úni¬ co contrapeso que conoce el poder lejislativo: así es según nuestras instituciones fundamentales ¿Y qué importa la opinión pública para hombres aislados y diseminados que se sacuden mutua¬ mente de los cargos que se les imputan, atribu¬ yendo à los demás los crímenes y aplicandose las virtudes? ¿Qué importa la opinión de pocos hombres entre millares que componen la masa jeneral, des¬ pués de que el daño está hecho y sacrificada tal vez la patria? Un cargo tan sublime y enorme como el de dar leyes y disponer indefinidamente de una nación entera, sometido á un cuerpo he¬ terojeneo sin responsabilidad, es uno de los gran¬ des extravios de la política adoptada por el Perú. Nos creimos en un principio llenos de luces y de virtudes, capaces de sofocar las pasiones tu¬ multuarias que jerminan naturalmente en el cora¬ zón del hombre, pero una triste esperiencia nos va desengañando de estas agradables iluciones, haciendose ver que estamos aun muy lejos de tan favorable estado.

Acudase pues à la opinión, es su tiempo, y vease si es capaz ella sola de curar los males que ocasionan la imprudencia, la inexperiencia ò la perversidad. La opinión será un remedio en naciones virtuosas è ilustradas; en naciones de instituciones asentadas; pero está muy distante una sociedad naciente de llegar por este medio à or¬ ganizarse con este recurso puramente moral y precario. La opinión será un remedio en hom¬ bres intimamente relacionados para el concepto público y que estén interesados en la patría; no lo será indistintamente para todos y menos para aquellos que se hacen aspirantes por necesidad.

Un diputado en verdad, es el organo de una provincia; pero acaso no tiene, ni lleva sus sen¬ timientos. Las elecciones lo autorizan y revisten

de un poder ilimitado, pero en pueblos pobres abyectos e ignorantes, saben todos, lo que im¬ portan el modo y forma de las elecciones: su inviolabilidad è irresponsabilidad son las dos for¬ midables garantías con que se cubre desde luego y desde entonces celoso de la primera y ufano con la segunda ¿quién no vé que se prevaldrá diestra y oportunamente de una y otra y hará de ellas el uso que le sujieran sus sentimientos? Así es, que el santuario de la ley de donde no de¬ bían partir sino el bien y la salud de los pueblos se há convertido en teatro de declamaciones malicio¬ sas inútiles y peligrosas; donde se hán desplegado los odios y las venganzas, donde se hán tramado las maquinaciones y se há sembrado la discordia. (Continuará.)

INTERIOR.

En cumplimiento de la ley se reunió el co¬ lejio electoral el 2 de diciembre à la elección de un alcalde, seis municipales y un síndico pro¬ curador que es la mitad de la H. Municipalidad que debe renovarse en cada año. No habiendo concurrido los dos tercios de electores en esta y otra subsiguiente reunión se difirió la elección para el 6 tomandose al efecto las providencias convenientes para compeler à los electores à la concurrencia. En este día no se hallaron sino sesenta y dos electores, y se propuso proceder à la elección con ellos visto que no había pro¬ babilidad de que se reuniesen los setenta y cua¬ tro que componían los dos tercios. Puesta à votación la propuesta resultó la afirmativa por 52 votos, y la negativa por diez más à tiempo de verifi¬ carla, se halló que los diez electores que estubieron por la negativa se habían retirado; por lo que se postergó la operación para el día siguiente. En este llegó el número à 69, y se procedió con ellos à las elecciones. Pasada el acta à la ho¬ norable municipalidad, las declaró nulas por a¬ quel defecto, convocando el gobierno á su con¬ secuencia nuevamente al colejio para el 13. En este día exêdió el número de los electores con¬ currentes a más de los dos tercios. Después de una discución sostenida sobre los varios inciden¬ tes y circunstancias del caso se resolvió no deber proceder el colejio à nuevas elecciones mientras

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no se declara la nulidad de las hechas por la au¬ toridad à quien corresponde. A su efecto se ha pasado el espediente à la comisión permanente de de la muy honorable junta departamental.

Es muy conocida la grande devoción que el pueblo del Cuzco tiene à la imagen de la Vir¬ gen de Belen que se venera en la parroquia de este nombre. En todas sus calamidades há sido su refujio, y es constante la tradición de que siempre ha recibidoo consuelos. La escaces y a¬ trasado de las aguas en este año presagiaban al ham¬ bre, y la mayor parte de las sementeras se veían perdidas. Se clamó por la bajada de la Virgen, y un día antes de ella comenzó à aparecer un nublado al que succedió una ligera tempestad a¬ compañada de algunas gotas: más en el día mis¬ mo que era conducida en procesión solemne à la Iglesia Catedral acompañada de un numeroso gen¬ tio, cuatro cuadras antes de llegar à ella, cayó un aguasero tan fuerte que casi hizo desaparecesr en¬ teramente el acompañamiento, y la Virgen lleva¬ da precipitadamente à la Iglesia participó en mu¬ cha parte de las aguas. Desde ese día ha llo¬ vido sin interrupción atribuyendose a favor espe¬ cial del Cielo por la intercesión de esta Señora. A los nueve días ha sido conducida à la Iglesia de san Francisco donde se le hacen las depreca¬ ciones ordinarias à que concurre mucha gente. Este suceso há exitado una contienda misteriosa y secreta enter los espíritus fuertes y las almas piedosas, à cuyo favor está la realidad del hecho, argumento irresistible en medio de los desvios y flaqueza del espíritu humano

El viernes 21 de diciembre presentó el cole¬ jio de Ciencias un exâmen público de Gramática latina con 28 alumnos en que se desmpeñaron completamente con inteligencia, desembarazo y exâctitud. El sábado 22 presentó el mismo co¬ lejio otro exâmen de Derecho de gentes con 5 alumnos con igual suceso y lucimiento.

COMUNICADO

CONVERSACIÓN.

Don Roso. ¡Oh! señor don Belloso donde bueno à esta hora? Don Belloso. A casa mi amigo dando al diablo la policía de esta ciudad: vea U. la noche tan obscura, son más de las o¬ cho y no hay una luz en las calles. D. Roso Pues apuradamente yo venía notando eso mismo, porque acabó de dar un resbalón por hay arriba en una cáscara de tuna que casi voy à dar con¬ tra el suelo. D. Belloso Cáscara de tuna! Cás¬ cara de tuno mi amigo, porque el perfume que U. trae lo dá à conocer claramente, à menos de que no esté U. acatarrado. D. Roso Hombre! Me parecía que era cosa de la acequia. D. Belloso Querrá U. decir que las acequias de las calles son destinadas para esa diligencia—D. Roso

Vaya....pero al menos....Jesus!....que es eso? Don Belloso Que ha de ser: que casi me rom¬ po la crisma tropesando en un adobe ò piedra ô demonio que estaba en la misma vereda. Se ríe U? Pues amigo no es de mejor condición lo que U. lleva consigo que ya hace molestia su vecin¬ dad. Don Roso Vamos y de que proviene que haya tanto descuydo en el alumbrado? Don Bel¬ loso No lo entiendo mi amigo [No apure U. mucho que nos exponemos à llegar con una pier¬ na menos à nuestras casas] Yo he oido decir que el señor Prefecto dá órdenes rigurosas para el caso: el Comandante de policía es activo.... Don Roso Dependerá tal vez esto de la pobre¬ za de las gentes, según lo que se oye jeneral¬ mente. Don Belloso Pobreza! Pues vea U. esta calle: apuradamente estamos en la puerta de un señor Canónigo, esas casas que siguen son de empleados y no hay un farol, y entre los dos únicos que hay puestos, el uno está en aquella tiendesuela que no ganará dos reales al día, y el otro en la casa de un pobre vecino. Don Roso Es mi amigo que a esos se les carga la romana. Don Belloso Si. Los otros son personas de respeto y se les tiene miedo, porque si se les dice algo, allá van recursos, gritan à robo, à iniquidad, à desvergüenza à odio particular &c. Esos señores sí salen de noche à la calle, van con dos ò tres pages, faroles de à vara, à paso de minuete pro¬ pio de su categoria, a pausa natural, y con un maes¬ tro de ceremorias por delante que les van dirijiendo el camino y los pasos. D Roso Pero vamos al ca¬ so ¿qué han de hacer sino se cumple con lo que mandan? Don Belloso. Amigo, hacerse obedecer, insistir hasta que lo cumplan y fijar en el pueblo la costumbre. Diga U. ¿qué fruto sacará U. de un muchacho que mande à la escuelta, y que no vaya sino un día y deje de ir ocho, aunque U. en cada falla le tire una soba à la antigua? Pues el pueblo es lo mismo que este muchacho: necesita que todos los días se esté sobre él....erre que erre....y que cuando no vaya à la escuela, lleve en ese mismísimo día. ¿Què importa que cuando llega un caso que llama la atención, se den òr¬ denes, se ponga en vela todo, andén los vijilantes muchacando puertas, dando gritos por todas las calles, y atropellando con sus caballos à todos las calles, y atropellando con sus caballos à todos los que cursan, me entiende U? por ellas, si pasado este caso se relaja todo, todo se olvida, y todos vuelven à su descanso, à su cuartel y à sus ma¬ ñas? Don Roso. Pues digo à U. que ni aun con tal asiduidad se logrará lo que U. desea en nues¬ tro pueblo. Don Belloso. Pues si no alcansase este medio, porque no se buscará otro? Que amigo! la policía de una Ciudad y con dotación, es cosa de beso à U. las manos y abur? Don Roso. Pero que otro medio halla U. si este no es bastante. Don Belloso. Vaya....otro día se lo diré à U. Ahora ya estoy en la puerta de mi casa, gracias à Dios: aguarde U. si gusta, le da¬ ré un farol para el camino que le falta à la su¬ ya. Don Roso. Mil gracias. Don Belloso. Que es mil gracias? Quiere U. ò no quiere? Mil gra¬ cias no se sabe si es acetar ò no acetar. Don Roso. No aceto. Don Belloso. Pues à Dios ami¬ go. Vayase U. despacio, y no olvide echar un guante à esa cascara de tuna que tiene en el pie antes de entrar en su casa.

Imprenta pública por P. Evaristo Gonzalez.

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EL OBSERVADOR.

Este periódico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho núme¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el nume¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por personas conocidas sean dirijidos à los Edi¬ tores de este periódico, ò al Director de la Imprenta.

N. 4.o) Cuzco, miércoles 9 de enero de 1833. (MEDIO REAL.

Continua el articulo suspenso en el numero 3.o

La discordia superando los muros del con¬ greso se ha hecho trascendental al pueblo y ha criado sus partidos. Cada uno de estos ha dis¬ currido precipitadamente contra el otro, mientras la nave del estado corria riesgos y peligros. Con¬ siderandose cada Diputado toda la nación, habrá jurado el exterminio de sus contrarios, y con el azote levantado para el que respire sin forma ni tramite, habrá creido que el mundo entero debe sofocar sus quejas, bajar la cerviz y someterse à toda clase de resoluciones. Personalizada así su misión, habra tratado de hacerla refluir sobre es¬ tos fines y también por consiguiente sobre su propia conveniencia. Habrá recavado las provi¬ dencias más antilegales à su favor pues careciendo de regla fija, no tiene que dar cuenta de su con¬ ducta, y habrá prodigado premios y recompen¬ sas para si y sus relacionados; al paso que à pretesto de beneficencia habrá cortado tal vez los recursos de que vive la República, sofocando por no estar en las conexiones intimas de la econo¬ mia hasta sus más equitables arbitrios establecidos.

Un congreso es la más formidable de las potestades por lo mismo que puede disponer à su arbitrio de la suerte jeneral de los pueblos y de los hombres. Es toda la nación bajo de un concepto moral, pero no puede ser toda en ra¬ zón de sus intereses y derechos, si hay leyes di¬ vinas inmutables y si hay recta razón en el hom¬ bre. Desde que estas sean transtornadas, desde que se hiera la equidad natural, debe ser permi¬ tido à los pueblos reclamar estos mismos inte¬ reses y derechos, y reclamarseles ante si mismos que es lo que importan las convenciones. En la que se le aproxima al Perú, debemos fundar nues¬ tras esperanzas.

Si la deviación del sagrado objeto à que son llamados los diputados, aunque dependiente en parte de la corrompida estructura del corazón humano, depende más como es visto, del terrible salvoconducto de su irresponsabilidad, garantisada con la instabilidad de nuestras instituciones infan¬ tiles ¿qué nos queda sino clamar altamente por su remedio?

La responsabilidad de los Diputados debe ser pues la primera sanción de la convencion, des¬ pues de la calamitosa experiencia que la falta de aquella ha producido sobre nuestras cabezas.

Al censurar la conducta de nuestros Dipu¬ tados, estamos muy lejos de comprender à todos. Hemos visto con satisfacción que una parte de ellos ha tratado de sostener los intereses de la Nación, y que reducida casi siempre à la defen¬ siva, no ha podido hacer el bien que se propo¬ nía: efecto de su buena indole más bien, que del amparo de la ley. Si algunos proyectos omino¬ sos al Estado, han sido justa y felizmente para¬ lisados, esto no ha sido debido tal vez sino à los nobles esfuerzos de estos virtuosos ciudada¬ nos: victoria rara, como son raras las de la vir¬ tud. ¡Que de veces habran sido seducidos y ar¬ rastrados por el torrente!

Estas observaciones, en las que casi no he¬ mos hecho otra cosa que seguir la analisis del periodico titulado la verdad nos conducen à ser más cautos en nuestras elecciones futuras; à bus¬ car para nuestros Diputados hombres animados de sentimientos de pureza y patriotismo; à no de¬ jarnos seducir de vanas y aparentes promesas: à desconfiar en suma de los aspirantes. El hom¬ bre útil y de rectitud no mendiga los puestos: es necesario buscarlo en su retirado reducto. Mien¬ tras que la ley no sujeta à los miembros del po¬ der lejislativo à una rigurosa responsibilidad co¬ mo à los demás poderes, es preciso valernos jui¬ ciosamente de los únicos recursos que nos ofrece el sistema todavía dificil è incompleto de nues¬ tras instituciones.

Para acreditar nuestro juicio, insertamos el rasgo siguiente del periódico titulado,

LA VERDAD.

En lugar de una conducta tan sencilla, tan clara, y tan precisa (es decir de reducirse esclu¬ sivamente à la estrecha ejecución de las funcio¬ nes puramente economicas) ¿qué han hecho las cámaras representativas? Lejislar sobre todo cla¬ se de materias, discutir innumerables cuestiones personales, empezar y abandonar en seguida el ecsamen de varias proposiciones, verter à manos llenas sueldos y gracias, atacar al poder ejecuti¬ vo, concluir el periodo ordinario de sus reunio¬ nes, y aproximarse al término del mes aumenta¬ do sin haber siquiera manifestado el más lijero síntoma de curiosidad, (no ya de interés) en la grande, importante y vital cuestión de la hacien¬ da pública. El ministerio de hacienda presentó

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