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El Observador

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que me ocupa ahora, es este flujo de papeles que le ha entrado à nuestro país. Vea U. Mi¬ nerva de dos pliegos, Observador, Cocacho, Viva el Perú, Monumentos literarios, Examen pacifico del Evangelio prosbolico. D. R. ¿Qué? D. B. Examen pacifico del Evangelio prosboli¬ co por D. Jonás Evangelista Profeta de Mongi¬ belo, y que se yo que más impresos, casi en una sola semana. D. R. ¡Oh amigo! Eso quiere decir que el pueblo se vá ilustrando. D. B. ¡Bonita ilustración! Si dijera U. que se va desmoralizando más, tal cual. D. R. No le en¬ tiendo. D. B. Pues amigo, yo si: los de esos papeles no tienen otro objeto que sanerir las personas y llenarlas de apodos, sin que es¬ to venga al caso que se proponen. D. R. Muy bueno, así se correjiran los hombres. D. B. Así se harán peores, y el ejemplo es más da¬ ñoso que todo; ya no hay hombre de bien que pueda considerarse libre de esta arma, no hay virtud segura, ni autoridad respetada para ella: un papelucho destruye el honor de mu¬ chos años y hace decaer el vigor del verdade¬ ro Patriota. En toda sociedad se hallan malva¬ dos, hay odios y venganzas ¿y que mejor me¬ dio para satisfacerlas à tan poca costa y sin ser sentido? ¿que más quieren los demagogos pa¬ ra sembrar y atisar la discordia entre los ve¬ cinos? D. R. Pues en todas partes sucede lo mismo y no hay los temores que U. tiene. D. B. No amigo, no tan en todas partes y el Cuzco no es de los que deben sobresaltar en es¬ ta materia. Es verdad que no será tal vez el Cuzco; apostaría yo que no son Cuzqueños los autores de la mayor parte de esos papeles in¬ famantes. D. R. Pero para eso estan los Ju¬ ris. D. B. ¿Qué? D. R. Los Juris. D. B. Va¬ ya ¿se burla U? D. R. Digo que los Juris, y digo también que U. me huele à Godo. ¿Con que U. quiere que no se chiste ni se diga pa¬ labra por nada, que volvamos al tiempo de la inquisición y que se cometan los mayores ab¬ surdos, crueldades, picardias y arbitrariedades sin que nadie pueda resollar pena de la vida, ò cuando menos de doscientos azotes en la pla¬ za? Vaya, que merece U. ir à vivir en Ate¬ nas. D. B. No amigo, no quiero eso; agrade¬ ciendo à U. el Cocacho que acabo de darme de paso, sin que tenga la menor coerencia: de este tenor sono los Cocachos. Yo querría y de¬ sea que se notasen los defectos públicos y las faltas de la ley coon documentos y pruebas sin traer à colación si el que las ha cometido es tuerto ò cojo, jigante, ò pigmeo, ñato o na¬ rigudo: la prensa es libre y necesaria para cor¬ rejir los crímines públicos, y alla el confesona¬ rio esta destinado para los privados. ¿Que tiene que ver el agravio de un individuo con toda una corporación, con un ejército, ò con un sis¬ tema? ¿Qué tiene que ver una infracción de ley con una corcoba personal? D. R. Yo veo que esto es casi imprescindible teniendo tanta conección los actos con las personas. D. B. Se me acuerda amigoo el pasaje de la Limeña, que disputando con otra sobre el más ò menos de una compra llegó à enfurecerse la una tanto, que trató à la otra dee p:.... Lllevada la que¬ ja al alcalde y haciendola cargo este de tal exeso con un muger honrada y casada, le contestò la

injuriante, ¿que señor alcalde, estando de riña, quería U. que la dijera que era una Santa? D. R. Dejemonos de burlas. ¿y como quiere U. que se corrijan estos exesos? ¿como hacer compatible la libertad de la imprenta cono la moral pública? D. B. ¿Como? Mientras se dietan mejores le¬ yes sobre esta libertad, ecsitandose las autorida¬ des à poner coto à este desborde, con pruden¬ cia y moderación. D. R. Que medio tan debil è ineficaz por no decir opuesto al sistema! Yo hallo otro mejor; el que se usó con el editor del Telegrafo en Lima. D. B. En eso vendre¬ mos à parar jeneralmente. Bueno está el reme¬ dio. A Dios amigo.

Señores Editores del Observador;

Sirvanse UU. insertar en su periódico el si¬ guiente artículo, que por manifestar al público mis operaciones, lo hago.

Arreglado al artículo 7.o de la Ley regla¬ mentaria de elecciones procedí en compañia del honorable síndico à espedir los voletos de Ciu¬ dadania à todos los ciudadanos que ocurrieron y que no estában comprendidos en los artículos 5.o y 6.o de la Constitución, entre aquellos á los señores Oficiales del benemerito batallón Aya¬ cucho, con conocimiento cierto de que son tan Ciudadanos como la primera persona que presi¬ de la República, en conformidad de la rectric¬ ción primera del art. 4.o de la Constitución, y à ciencia cierta de no haber una Ley que de¬ clare que los Militares no sean Ciudadanos. Es¬ te procedimiento legal ha sido censurado de bár¬ baro por uno de los señores de la mesa elec¬ toral de la Matris, cuando aquella se negó à recibir los sufragios de los señores Oficiales que en fuerza del art. 8.o de la Ley reglamentaria concurrieron à sufragar. Yo como alcalde, en¬ cargado de la distribución de boletos con el H. síndico carecía de la facultad de privar de la Ciudadania, esto es de negarle el boleto à cual¬ quiera persona, à menos de que notoriamente estubiese comprendida en los artículos 5.o y 6.o citados—Mis atribuciones son limitadas, no las he prpsado: y siendo mi conducta legal, mi procedimiento nunca fue bárbaro. Bábaro sí, el que formó tal concepto, bárbaro el que cen¬ suró mi procedimiento y bárbaro el que se ne¬ gó à recibir los sufragios contra el terminante artículo 8 referido. Cuando cumpliendo con mi deber provei de boletos à los Ciudadanos Mi¬ litares, fue también por que estaba convencido que en los números 62 at 73 de la prensa pe¬ ruana están muchos militares anotados como in¬ diferentes en sus obligaciones sociales por no haber sufragado como Ciudadanos. En la Miscela¬ nea de Lima en el número último del mes que aca¬ bó, han venido listas de individuos que podían ser electores, entre ellos militares: en un Co¬ legio electoral de una de las parroquías de aque¬ lla capital ha hecho de presidente un Militar; deduciendose de esto, que los Militares no so¬ lo deben sufragar, sino que deben ser electo¬ res y por consiguiente son Ciudadanos. En vis¬ ta de todo esto, ¿por qué se ha graduado por bárbaro mi procedimiento y se ha censurado por tal? Al fin señores editores; de mis operacio¬ nes y de las de mi censurador este imparcial público dirá cuales son más bárbaras—El Alcalde.

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Este periódico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por personas conocidas sean dirijidos à los Edi¬ tores de este periódico, ò al Director de la Imprenta.

N. 9.o) Cuzco, miércoles 13 de febrero de 1833. (MEDIO REAL.

ELECCIONES.

Continua el artículo suspenso en el número 6.o

Si la conducta del cuerpo nacional debe ser escrupulosa à proporción de sus intereses, cual¬ quiera remición ò indiferencia en el importanti¬ simo negocio de poner las bases ò consolidar sus instituciones deben considerarse como criminales. Las sociedades no marchan sino por el sendero que les trasan sus leyes: en vano ose atribuyen los vicios de que adolecen ò la retardación de sus progresos al clima, à la opinion, ò à sus gobiernos ò tribunales la deficiencia de las garan¬ tías y los quebrantos de las reglas naturales; el clima, la opinión, las costumbres, los gobiernos, son modificables y llevan la marca de sus pri¬ mordiales instituciones.

Tanta lentitud, cuando todos conocen la ne¬ cesidad de ponerse en acción; esa falta de reso¬ lución sobre puntos que la reclaman con una ur¬ gencia que se palpa: esa indecisión para poner la primera piedra del edificio social, cuya ree¬ dificación le ha sido encargada, puede producir males de una transcendencia espantosa: la re¬ presentación nacional debe investirse de un ca¬ racter magestuoso, debe estar colmado de luces y probidad, y ganarse la confianza de los pue¬ blos: esto no podrá lograrlo, sin que se note actividad en su marcha, acierto en sus delibe¬ raciones, y más que todo firmeza y decisión para superar los obstáculos, con que es indispensable tropiece en los principios. Nosotros creemos es¬ tar al cabo del origen verdadero de esa lenti¬ tud tímida que notamos todos: este à nuestro juicio no es otro que la aprehension que se ha concebido à la vista de las dificultades de que está sembrada la nueva ruta que deben abrirse nuestros representantes. Aprehensión, si: por¬ que consideramos que no es más que aprehen¬ sión. La imaginación dá muchas veces à las cosas mayor bulto del que ellas realmente tienen: dá cuer¬ po à las sombras: y teme el acercarse à el¬ las, cuando el acercarse basta para que se di¬ sipe la ilusión. No queremos decir que no ha¬ ya obstáculos, y dificultades que vencer; pero la inercia no es el agente más à propósito pa¬ ra conseguirlo: empiecese à obrar, y se verá que

esas dificultades no son tantas, y sobre todo que no son invencibles: acaso al primer golpe de fir¬ meza, y decisión desaparecerán para siempre.

[Continuará.]

Carta à los Electores.

Muy señores nuestros—Suponemos à ustedes con las cabezas algo calientes después de haber leído, como es regular que lo hayan hecho, las bellas y elocuentes frases que se han escrito en esta capital sobre las funciones que van ustedes à ejercer. La Verdad y el Mercurio han esta¬ do sublimes—aguarden ustedes lo que van à decir el Penitente y el Telégrafo, y quedarán atónitos al ver tanta crudición y tan delicado gusto. Los que suscriben no tienen la honra de picar tan alto— ni tampoco gustan de disertaciones ni de con¬ ceptos retumbantes. Más no por eso quieren quedarse atrás en una carrera que sus amados compañeros han recorrido de un modo tan bril¬ lante. Pero van à seguir diverso rumbo—En lugar de un sermón campanudo van à escribir una carta familiar. Así se habla con los ami¬ gos, y nosotros queremos serlo de todos uste¬ des, ya que tienen en su mano nuestra ven¬ tura. Tal día como hoy el año que viene ya estaremos convertidos en lo que ustedes quie¬ ran—águilas, ò tortugas, linces, ò topos, leones ò carneros—Todo depende del movimiento mus¬ cular de los hombres à quienes ustedes hayan dado su confianza; y cuando decimos movimien¬ to muscular, no queremos hablar de los múscu¬ los de la lengua, sino de los que hacen subir y bajar los muslos, ya que todo el sistema re¬ presentativo consiste en sentarse y en ponerse en pie à tiempo. Lo mismo sucede en los co¬ ros de las catedrales, pero con esta diferencia, que los canónigos cantan maytines y los lejisla¬ dores matan ò salvan à las naciones—Perdonen UU. esta digresión y vamos al caso.

Sin agraviar à ninguno de UU. sabemos de positivo que hay en su número muchos indivi¬ duos de aquellos que el vulgo designa con el nombre poco decoroso de reata. Rogamos à los que pertenecen à esta categoría que renun¬

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cien por un instante al comodisimo pero arries¬ gado sistema de la retaguardia. La voluntad es una cosa propia—nadie manda en ella. Al que venga à pedir votos se debe responder—no se¬ ñor: si U. quiere mi voto para sí, yo lo quiero para mí, y primero soy yo—Aprendan UU. estas pocas palabras de memoría, y nos darán las gra¬ cias. Al que venga con listas, se le dice—ya es tarde; la mía está hecha. Al que se valga de empeños—estoy comprometido—Con esto lograrán UU. salir de apuros, y votar según su propia conciencia, y la coonciencia no es cosa que se pide prestada.

Voten ustedes, pues, en virtud de su propia opinión, y del concepto que les merezcan los hom¬ bres. No salga ninguno de ustedes con aquel común adefesio—¿qué entiendo yo de política?—De política entiende cualquier hijo de vecino, y ya ven ustedes que los señores C. F. T. M. P. B. y S. sin ser más que unos buenos hombres forrados en lo mismo, han hecho muy decentemente su papel en la pasada lejislatura. Además que elejir no es politiquear. Cualquiera de ustedes sabe elejir un médico que lo cure, un abogado que lo defienda, y un padre que lo confiese. ¡Y no sabrá elejir un diputado! Hagan ustedes sobre cada uno de los hombres en que se fije su atención una espe¬ cie de ecsamen de conciencia ajena—Se trata de D. Fulano—pues bien, ajustemos las cuentas. ¿Qué motivos tiene D. Fulano para saber las cualida¬ des que debe reunir un reformador? donde se ha educado? ¿qué libros ha leido? ¿qué viajes ha he¬ cho? Luego entra la parte moral: ¿cual es su vida privada? cumple con las obligaciones de es¬ poso, padre y amigo? paga sus deudas? Si ha sido hombre público, ¿qué tal lo ha hecho?—To¬ das estas soon cuestiones de cuya resolución de¬ pende el buen ò mal ecsito.

No vayan ustedes à dar su voto à la digni¬ dad ni al empleo, sino à la persona. Todos UU. son muy buenos cristianos, y por consiguiente sa¬ ben tributar el clero todo el respecto que se me¬ rece. Pues bien: el modo de respetarlo es no distraerlo de sus sublimes funciones. Bien está S. Pedro en Roma. Los curas sobre todo no de¬ ben dejar à sus feligrreses. ¿Qué es un rebaño sin pastor?

En punto à letrados, hay sus opiniones. Nos¬ otros, que acabamos de perder un pleito, con costas, no estamos muy dispuestos en su favor. Nos recusamos pues como jueces en esta mate¬ ria. Sin embargo no podemos omitir una reflec¬ ción muy trivial. Los abogados encuentran sa¬ lida para todo, y esto podrá ser muy injenioso, pero no es muy moral.

Vamos à otra consideración. Repasen UU. allà en su interior la historia de esta última le¬ jislatura; ajusten la cuenta de los bienes que ha hecho, de los males que se han aliviado, y de la ventura que se ha difundido en la república. Si esto les acomoda, deben UU. nombrar electores que les den los mismos diputados que acaban de salir. Más si por el contrario, son UU. de opi¬ nion que se ha perdido un tiempo precioso, que no se ha dado un paso en la carrera del bien

público, que estemos lo mismo ò peor que esta¬ bamos antes, entonces lo que deben UU. hacer es nombrar electores que puedan darnos una Con¬ vención diametralmente opuesta à la difunta cᬠmara de diputados. Si los electores que se nom¬ braron fueron de un color, los de ahora deben ser de color contrario; si aquellos fueron flacos estos deben ser gordos—ya UU. estienden.—

Y no ofreciendose otra cosa, saludamos à UU. con el mayor afecto.

Los Editores.

[Miscelanea número 751.]

REMITIDOS.

Señores Editores:—En la Guía de forasteros de Lima para el año presente de 833, se lee: que el Capitan Webb, había hallado que el mon¬ te Dhawalajiri de la Cordillera Himalaya en el Thibet, se eleva sobre el nivel del mar 26,462 pies; y que siendo esto así, es el más alto co¬ nocido: más como en el Catecismo de Geogra¬ fía, publicado por R. Ackerman al fólio 39 y 40, se dice que el monte Dholager en las montañas de Himmaleh, en la India esta à 27,677 pies de elevación sobre el mismo nivel; es visto que este exede à aquel en 1,215 pies de altu¬ ra; y de consiguiente es el mayor conocido, y no el que supone la Guía—Esto es sino se equi¬ voca.

Un Cuzqueño.

El ciudadano Juan Cazorla se despide de este virtuoso y noble vecindario para dirijirse á la villa de Lampa con el sentimiento más vivo de dejar un país, del que ha recibido por más de veinte y un años el aprecio jeneral. En demostración de la gratitud à que está obli¬ gado protesta sinceramente complacer como un verdadero Cuzqueño á todos los que se digna¬ ren emplearle en su servicio por aquellos lu¬ gares.

AVISO

Para el mejor y más pronto despacho del público ha tenido à bien la Prefectura mandar imprimir pa¬ saportes para toda clase de personas. Las que quie¬ ran sacarlos ocurran à la Secretaria coon el impor¬ te del papel sellado que les correspondiere.—Se han impreso en el del sello 5.o y del 6.o, exepto el del sello 2.o que sirve para otras Repúblicas, el que deben comprar los interesados del Tesoro público.

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EL OBSERVADOR.

Este periódico saldrá à luz todos los miércoles.

Los avisos que no pasen de diez renglo¬ nes, se insertarán, abonandose cuatro reales por la primera inserción, y dos por las sub¬ secuentes. Los que ecsedan de dicho nume¬ ro de convenio con el impresor GONZALEZ.

Dichos avisos deberán estar en la im¬ prenta cuando más tarde el martes al medio día; de lo contrario quedarán para el núme¬ ro siguiente.

Se admiten los remitidos que firmados por personas conocidas sean dirijidos à los Edi¬ tores de este periódico, ò al Director de la Imprenta.

N. 10.) Cuzco, miércoles 20 de febrero de 1833. (MEDIO REAL.

ELECCIONES.

Si todos los individuos de la sociedad de¬ ben empeñarse en dar sus votos, y en que nin¬ guno deje de hacerlo, no deben empeñarse me¬ nos que su elección sea acertada. Cuando se habla de las calidades, que deben adornar à los condidatos, se recomiendan altamente las je¬ nerales de patriotismo, saber, &c., y sin ambar¬ go parece que muchas veces no son solo estas las que se buscan. En efecto; hay listas com¬ puestas de individuos, que si bien recomenda¬ bles, son conocidos por pertenecientes à la opo¬ sición. A esto tienden los esfuerzos de cierta clase de hombres. Es verdad que no hay ley en contra; pero, ¿se ha reflexionado acaso so¬ bre si conviene fomentar estas ideas? Este pun¬ to tan interesante no ha sufrido discusión. No¬ sotros, sin embargo, hemos indicado ya que una oposición sistemada y tenaz, cual hasta ahora se ha desplegado, y cual se aspira à cimentar, la consideramos un veneno para el cuerpo social. Examinemos su caracter y efectos, y entonces se conocerá si nuestro juicio es errado, ò no.

Más de doce años cuenta la independencia y más de dece años hace que hay oposición. Ella ha mudado diferentes veces de personas; las que hoy tenían este caracter, mañana deja¬ ban de tenerlo. Ella ha existido con más ò me¬ nos vigor: ha obrado ya legal, ya ilegalmente; ya de este, ya del otro modo; y se ha dirigi¬ do ya contra un objeto, ya contra otro. No obstante; concisando estas ideas, ellas puede re¬ ducirse à tres clases: 1. oposición à las perso¬ nas: 2. oposición à los principios: 3. oposición à las personas y à los principios.

La primera nació con la rrevolución. Esta, vinculando à su existencia los intereses de mu¬ chos, y oponiendose à los de otros, complicó todos, movió el zelo del apático, è inflamò más el ardor del entusiasta. La revolución, mirada por este aspecto, aparecia con algo de perso¬ nal: por consiguiente los esfuerzos de sus de¬ fensores, y la oposición de sus contrarios, de¬ bía investir muchas veces el mismo caracter. Aun hay más: la gloria, que reportaba à los gobernan¬ tes el éxito feliz, aunque fuese casual, de sus me¬ didas, escitaba los zelos y la envidia; y los ma¬ les, que trahía el éxito desgraciado de sus em¬ presas, aunque fuesen bien combinadas, escita¬ ban el disgusto y los rencores. En el primer

caso, los ataques solo podían ser, y eran per¬ sonales: en el segundo, sucedía lo mismo; por que creyérondose que los males públicos solo eran debidos à personas, se creía también que el único medio de curarlos, era atacar aquellas. Los que así calculaban, prescindían de las cir¬ cunstancias; y sin contraerse jamás à combatir, modificar, ó formir un sistema de principios, di¬ rijían sus ataques à solo los individuos. Los as¬ pirantes se aprovechaban entonces de la exalta¬ ción de los verdaderos patriotas: llevaban el alar¬ ma y el disgusto el seno de las corporaciones, de las ciudades, y de los ejércitos: obraran pues la ambición, la ignorancia, y el patriotis¬ mo; y del fermento de esta mezcla de princi¬ pios opuestos, partía al fin el rayo de revolución y de sangre, que por tantas veces conmovió o derrocó las sillas vacilantes de los depositarios del poder. No obstante; la historia, al recor¬ rer estas tristes escenas, las recorrerá discul¬ pando los errores consiguientes à todo revolución, y al estado lamentable à que nos había reduci¬ do nuestra educación y circunstancias: su ojo im¬ parcial y perspicaz discernirá en ellas el espiri¬ tu honroso, que en lo general las producía: en¬ contrará mil actos de patriotismo y de virtud, y no encontrará uno solo de esos rasgos de estu¬ pidez ò ferocidad que han acompañado siempre á los desvarios sangrientos de los pueblos. En¬ tre tanto, conviene à nuestro intento el notar, que, entre los efectos de este órden de cosas, dos son los principales, los más funestos, y los que aun duran. El primero es, que siendo las mudanzas, no de gobiernos sino de goberantes, estos seguían las mismas ideas que sus predece¬ sores; y naturalmente las cuasas mismas de la caida de aquellos trahían la de estos: se suce¬ dían las revoluciones, y la causa del país retro¬ gradaba. El segundo es, que precisados los go¬ biernos à sostenerse, se sostenían descansando en el único apoyo, que entonces conocían—la fuerza; y que precisados también los goberna¬ dos à defenderse, y no contando con las garan¬ tías que hoy, acudían al mismo recurso. De es¬ te modo, las revoluciones vinieron à ser casi un medio legal de influir en las mudanzas políticas ò en su defecto, las maniobras obscuras: los odios personales se aumentaron; se contrajo el hábito destructor de atacar à los gobiernos, ata¬ cando à las personas; y se formó y cimentó al fin, la oposición personal.—Copiado—Continuará.

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OPINIÓN.

Todo estaría bien ordenado si se reformasen las autoridades, dicen unos, si se mudasen los Gobernantes, si se rectificasen los tribunales, si se castigasen la corrupción, la desidia y el cri¬ men. Nuestras instituciones son exelentes, la forma de nuestro gobierno la más justa, la cons¬ titución es el producto de la sabiduria y la es¬ periencia: es la combinación moderada de todos los sistemas políticos, combinación acomodada à nuestras costumbres y habitos. Observada en to¬ das sus partes debe producir necesariamente la paz, el orden y la armonia entre todas las cla¬ ses del estado: ella garantiza las propiedades, el honor y los derechos de los individuos: abre un campo inmenso à la prosperidad Nacional. La libertad y los premios concedidos à la acti¬ vidad, fomentan la agricultura, el comercio, la in¬ dustria y la ilustración. Si algo le quita al Po¬ der Ejecutivo, es para aplicarlo al legislativo, poder menos capaz de corrupción y despotismo: deja al judicial en todo su vigor sin la depen¬ dencia ni las trabas que perturban sus operacio¬ nes. Los destinos parten de los Pueblos, la for¬ tuna y los premios se conceden al mérito y à las aptitudes, y todos tienen por la Ley seguridad absoluta ¿que mejor sistema ni que mejores fun¬ damentos? La desgracia nace de los que ejer¬ cen estos poderes. Si no hubiera tanta ambición en los que mandan, tanta corrupción en los jueces, tanta arbitrariedad en los legisladores, tan¬ ta impunidad de crimines, tanto fermento de pa¬ siones, tanto menosprecio à la virtud y al me¬ rito, tanta incapacidad y decidia para cumplir con los deberes recíprocos, tanta exaltación en fin al liberalismo é ideas nuevas ¡que felices seríamos con nuestra carta? ¿Como reposaría el ciudadano en la magestad de las leyes, el virtuoso Patriota en la protección de la Repú¬ blica, y el hombre honrado en el seno de su familia! ¿Cuantos bienes ganados, y que de ma¬ les perdidos? ¿Y que remedio sino propender à transtornar à los Funcionarios mal versantes, à los apaticos y criminales? Así, fuera despotis¬ mo y arbitrariedades, fuera empleos patrimonia¬ les, fuera injusticias y aceptaciones personales, Odio eterno à todo infractoor de la ley, vengan¬ za para la perfidia, castigo inexorable para el crimen.

Aun no estamos constituidos, dicen otros. ¡Cuantos vacios y defectos en la ley! No se halla en ella una responsabilidad efectiva. Los poderes en parte soon absolutos, y en parte li¬ mitados è incompletos. El Ejecutivo no apare¬ ce lo que es: con las manos atadas para el bien no puede arreglar nada oportunamente ni dar el movimiento correspondiente à la máquina del es¬ tado: no puede disponer de la fuerza que es la única que cimenta el orden, la ininviolabilidad y la integridad de una Nación: puede arruinar fortu¬ nas sin poder darlas, puede abatir personas sin poder elevarlas: es responsable de lo que no es¬ tá enteramente, y es acechado con perfidia: quejosos, discontentos y aspirantes hacen su corte. La ley calla sobre su respetabilidad, por que comien¬

sa por imprimir desconfianza hacía él: el espiri¬ tu público caracteriza de heroe al que no res¬ pira sinó odio y malevolencia contra los gobier¬ nos. Es el defecto de la constitucion. Si el legislativo dicta leyes inconsonantes con el plan jeneral y la organización interior; si juzga cuan¬ do quiere, y hace de Ejecutivo cuando quiere; si los hombres menos aptos son llamados al gran¬ de cargo de dar leyes y ejercer una Soberania absoluta y perfecta sin responsabilidad ni riesgo, es por defecto de la constitución. Si los jueces aplican las leyes à su agrado, si obligados à in¬ terpretarlas por falta de exactitud y claridad caen en el error y el vituperio; si legislan à veces, si ejecutan à veces, es por que la constitución no detalla sus atribuciones y facultades, es por que no pone trabas para los que se exeden ni penas reales para los que la infringen. Las pa¬ siones de los hombres necesitan de freno y la pena efectiva debe ser la primera clausula de la ley. El clima, la indole, las costumbres de los Pueblos son los únicos que han podido mante¬ nernos en paz. El equilibrio de los poderes en nuestra gran carta, es un combate interminable y reciproco entre ellos, que tiende à la disolu¬ ción; es una guerra sorda entre los empleos y empleados, entre el que manda y obedece: una combinación más analoga à cada ejercicio, sosten¬ dría la unión como se sostiene una máquina que consta de piezas grandes y pequeñas dependien¬ tes unas de otras. Los derechos inviolables con¬ cedidos à los pueblos y à sus representaciones son el semillero de conspiraciones y tienden à la anarquía: los pueblos no deben obrar sino bajo de barreras impenetrables, para precaver sus funestos desbordes. Las prerrogativas con¬ cedidas à las capitales siembran el odio mutuo y el provincialismo en los departamentos. Las pasiones más temibles son protejidas por la ley, y los crimenes más detestables pueden eludirse con ella. La ley halla aptos à todos los hom¬ bres para todo, y para lo más sencillo no se halla un hombre. ¡Bienaventurada convención que eres la única que puedes remediar estos ma¬ les? ¿A donde está la opinión cual es la más cierta?

Continuará.

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Para el mejor y más pronto despacho del público ha tenido à bien la Prefectura mandar imprimir pa¬ saportes para toda clase de personas. Las que quie¬ ran sacarlos ocurran à la Secretaria con el impor¬ te del papel sellado que les correspondiere.—Se han impreso en el del sello 5.o y del 6.o, exepto el del sello 2.o que sirve para otras Repúblicas, el que deben comprar los interesados del Tesoro público.

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El Atalaya

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EL ATALAYA ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Al que sea virtuoso (Un simbolo) Al que mal obrare y abuse mi dedo señalará del sol por siempre lo apuntará ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Número 1.) (Un real) ------------------------------------------------------------------------------------------------------------ PROSPECTO. La dulce esperanza de que este periódico merezca acaso una buena acojida, nos há resuelto á publicarlo. Creemos que no nos equivocaremos porque los objetos que nos animan son interesantes. Confesamos que nuestra pluma no es diestra como las de otros mas dichosos; pero aseguramos con sinceridad, que es dirigida por una sana intencíon; intencion que tiende al interes público y á otros fines sagrados. No manchará el Atalaya una vana lisonja; la baja adulacion será perseguida; los elogios que se hagan llevarán un caracter sério. Los artículos que se publiquen estarán circunscriptos á todo lo que coneierna al bien general, á la ilustracion del pais y al orden. A la vez se tocará el jocó-serio procurandose divertir al público con decencia. Finalmente el Atalaya será incansable observador que estenderá la vista sobre todos los movimientos ; y ninguna corporacion , autoridad ò persona pública, podrá ocultarse de su viva inspeccion, considerada cada una en su clase y dentro del círculo que le prescribe la ley. Son dignos del cuidado del Atalaya: las autoridades eclesiásticas, políticas, militares y judiciales; los colejios y establecimientos de beneficencia; el comercio, la agricultura y la industria respectivamente. La sátira no perdonará à ninguno en los casos supradichos; y el Atalaya para llenar el objecto con que se ofrece, procurará no ser conocido. Verá y oirá à todos , sin ser visto ni oído sino por la prensa. Concluimos protestando legalidad, sinceridad, pureza è imparcialidad—Procuraremos adquirir noticias fidedignas para comunicarlas en nuestras columnas. No trataremos las cosas como emanadas de una fuente copiosa de luces , historia ò conocimiento jeneral afectado en favor nuestro, sino como nacidas de nuestra sana intencion y buena fé; confesando como confesamos en la religion política nuestros limitados conocimientos y sencillez. Esperamos pues que los sabios, los buenos escritores, los recomendables viajeros y artistas nos ayuden, honrando nuestras columnas, con sus remitidos, avisos, proyectos, noticias &c. ----------------------------------------------------------------------- NOTABLE. LIJERO DETALL DE LA CAMPAÑA Y batalla de Pultunchara. [1] Logramos satisfacer la ansiedad en que se hallabán todos, publicando los pormenores de la espedicion de la division de operaciones que la emprendió de este departamento sobre el de Ayacucho, de la columna que salió de Lima, de la accion de Pultunchara y sus resultados. No son copiados de detall alguno, que no lo ha habido, pues el E. M. de la division no lo ha dado. Las noticias de ellas hemos conseguido à fuer de nuestras prolijas averiguaciones. Algunos particulares se deben à referencias trasmitidas; pero la mayor parte à la relacion verdadera de sujetos fidedignos que han concurrido à la campaña, batalla y consejos de guerra celebrados para el juzgamiento de los autores y cómplices de la revolucíon ejecutada por el batallon Callao en 24 de julio. Si los señores jefes y oficiales no se acomodan con nuestra noticia, pueden pasar à la imprenta relaciones que enmienden algunos equívocos que háyamos padecido; porque nosotros nos hemos sujetado solamente à nuestras indagaciones. Sin embargo; creemos q' no nosgaventuramos. Hacemos mucho para comedimiento. Los militares que han merecido por sus trabajos la declaratoria de batalla y capaña debieron hacerlo. El dia 14 habia marchado el jeneral Frias desde las inmediaciones de Acobamba con los 40 hombres de la 4. ~C.~ del batallon defecionado, que salio de Huanta con el capitan Ayarza. Llego esa misma tarde a las 6 de ella a la euidad de Ayacucho en circunstancias, que le teniente coronel don Romualdo Gamarra, y Negreyros habian salido horas antes con la compañia de granderos compuesta de mas de ciento veinte hombres selectos de cada compañia al separarse de la division llamada Vengadora, del lugar de Cullo-chaca. Esta compañia no estaba. ........................................................................... [1] Esta declarada una y orta por ordenes jenerales de 15 y 21 de agosto insertas en la Mierva numero 1 del tomo 5.

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tan lejos de la ciudad que no pudiese avistarse à alguna distancia en el camino que hacia para Quinoa con la pequeña compañía del mando del señor Frias, quien creyó indudable se le atacase con tan desmesurada ventaja. En su dentrada à la ciudad se le reunieron mas de mil individuos los mas de ellos muchachos, que manifestaban su desicion en favor de las armas del orden. Aproximada la noche salio el jeneral Frias de la cuidad à ocupar un puesto de defensa por si la compañía de granderos quisiese llegar à las armas, en situacion de que su tropa estaba tan rematada con la marcha larga que hahabia emprendico. En efecto ocupó su posicion meditada, y entonces ya se habian dispersado los voluntarios que se le presentaron para cooperar en algun acontecimiento. Se mantuvo toda la pecho en el puesto que tomó para su defensa, sin que hubiese ocurrido cosa alguna, pues la compañía de granderos siguió su mareba cobardemente à pesar de su indecible ventaja. Por en manaña del 15 bajaba el jeneral con su compañía el plano que formaba su posicion para introducirse à la cuidad, cuando à eso de las seis y media divisó al capitan graduado de mayor don Florentino Villamar con su escolta de dos batidores y un trompeta del glorioso rejimiento Huzares de Junin. A la distancia, creyó fuese alguna descubierta de los revoltosos y trató hacerle fuego; mas à la inmediacion se desengañó de lo contratio. La division del Cuzco habia acampado en Mataria la misma tarde del 14 sin habaer podido adquirir la mas pequeña noticia del estado de Huamanga, ni de la situacion de los defecccionados; y se halló el jefe que la mandaba, en el estremado caso de aventurar la suerte de esta benemérito oficial, despachandolo à las 7 de la noche con instrucciones de que recabase cualquiera clase de noticias hasta las goteras de Ayacucho y regresare à encontrar la division que habia de ponerse en marcha á las cinco de la mañana del 15, que lo verificó exactamente. A las tres leguas antes de la cuidad recibió el comandante jeneral las communiciones del capitatanVillamar por conducto de uno de los batidores de su escolta, en que daba parte de su incorporacion con el señor jeneral Frias y que la division redoblase su marcha. En ella recibió las communicaciones de S. E. el jeneral Presidente dirijidas de varios puntos en que ordenaba q' el que mandas las tropas del Cuzco tomase el camino de tambo, y se pusiese alli à recibir sus ordenes: y como dichas communicaciones fueron entregades en las mismas goteras de la cuidad, ordenó dicho jeneral entrase la division à ella para emprender su marcha al siguente dia al lugar prevenido por S, E. A la media noche del 15 al 16, se recibieron los primos avisos volades de lo ocurrido en Pultunchara, que se tiñcaron en la mañana del 16 oficialmente y asi es que solo salió la columna lijera de vanguardia. al mando del mayor Aramburú con una mitad de caballeria al cargo del teniente Mendoza, quienes lograron recojer à todos los músicos dissolvieron à la vista de la columna haciendo fuego à Gamarra, Negreyros y demas oficiales de dicha compañía, que tomaron la fuga por estar bien montados. ............................................................................ El dia 15 à las seis y media de su mañana, llegaron á Huanta dos compañías del batallon Zepita al mando del comandante Torrico. (2) La hermana do Gomez, comandante jeneral de operaciones de la division enemiga, les había dirijido entonces un aviso de que no había mas fuerza de Lima que ésta ( porque asi se figuró) y que inmediatamente la batiesen, à fin de no darle tiempo para reunirse con la que iba del Cuzco. A las diez del mismo dia llegó al referido pueblo el 2. batallon Ayacucho. Los enemigos dirigieron tiros de artillería hácia Huanta, cuyo fuego rompieron à las once, en la ignorancia aun de la llegada del batallon Ayacucho. Dejaron su primera posicion y se colocaron mas abajo de ella, pero siempre en terreno ventajosa. Visto el movimiento de estos y esperimentados los tiros de artilleria, salió la 4. compañía del 2. de Ayacucho á hacerles cara, y en virtud de esto desplegó en guerilla la de cazadores de los facciosos, ocupando un lugar algo despejado, en el que hicieron un fuego tan vivo, que fué preciso al jeneral Presidente comprometer la accion. Ordenó que cada jefe tomase una de las cuatro compaañías restantes, y todas á su vez atacasen por el frente y flancos forzando las escarpadas posiones. (3) Efectivamente los valientes soldados de la columna de operaciones, estimulados por el ejemplo de sus dos jenerales, jefes y oficiales, redujeron en un momento à la nada, à los impropiamente llamados vengadores de la ley. Sedieníos de la sangre de estos malvados, y ansiosos de esterminarlos, vengaron la de los jefes asesinados y el oprobio con que cubrieron á la nacion, ofuscando asi el brillo de su situacion politica. Dieron á conocer que eran los lejiti mos vengadores de las leyes, (que con este mismo titulo se hollaron) del orden interceptado á unos pueblos virtuosos, de la paz y tranquilidad que se habia extinguido; en fin de la hostilidad en cuyo circulo estrecharon á los habitantes del departmento Ayacucho. (4) [Continuará.] .......................................................................... [2] De la capital de Lima vinieron dos compañías del batallon Zepita con fuerza de 150 plazas, el 2. batallon Ayacucho 1. lijero compuesto de cuatro compañías con la de 300, 60 hombres de caballería de la escolta de S. E. el jeneral Presidente. Vinieron con dichas tropas S. E., el jeneral Bermudez, el coronel San Roman, teniente coronel Quiroga, [ahora comandante del batallon Pultunchara] comandante Merino, mayor Ugarteche, y otros oficiales colocados entre las tropas à que pertenecian. [3] Entre ellos el recomendable jeneral Bermu¬ dez que se hallaba en Turma curandose de sus enfermedades, y voló sobre Ayacucho luego que supo la revolucion ejecutada. S. E. le encargó la comandancia jeneral de la columna de operaciones. [4] Con las mas violentas providencias se había estraido por ellos 49 pesos del vecindario y de los fondos del Estado entre numerario y pastas de plata. .....................................................................................

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Carta recibida de la captial de la República, de un peruano amante de su pais. Señor Don................ Lima agosto 12 de 1833 Mi siempre verdadero amigo.........Hacen trece diás que lleguè à esta capital y otros tantos llevo de descanso, porque en la návegacion ha sufrido mucho mi naturaleza aunque me aseguran ha de resultar en su beneficio. En los primeros dias de mi llegada me han visitado muchas personas, y entre ellas algunas respetables de la actual asamblea de la convencion. Me han ofrecido sus servicios y sus conecciones con bastante eficácia. Se estan calificando las actas, y en esta diligencia no encuentro las prevenciones que se suponen. Las mas de ses departamento estan aprobadas y se postergan las del Cereado porque estan muy abultadas, pues aun no cesan de remitir insertos para demostrar nulidad; pero estoy en que triunfará la justicia à pesar de tanto empeño para obscurecerla. Aseguran que el señor Luna Pizarro llegará en breve. Yo no sè porque lo creen algunos de los que se llaman del partido de oposicion un caudillo de los jacobinos. Yo he tratado á este diputado en Arequipa y me ha dispensado sus consideraciones franqueandome con demasiada circunspeccion sus opiniones. Ellas son las mas rígidas al orden y al buen sentido. Es enemigo acerrimo de los bochincheros por cualquier estremo que sea. Conoce este antiguo partriota los defectos de la carta y confiesa in gènuamente algunas equivocaciones en que habia incurrido, que la esperiencia misma las ha puesto en toda trasparencia. Todo esto acredita que su corazon está ocupado de los intereses del Perú. ¡Ojala se aparezca por acá cuanto antes! Verá U. burladas las miras siniestraas de los demagogos. El señor Luna los detesta al considerar que con la capa de principios se desvian á otros objetos innobles perjudiciales á la Nacion. Este señor opina, y con mucho fundamento, que el proyecto de reforma de Constitucion debe circularse por todos los pueblos de la República para su examen, y que se les estreche emitan sus ideas para el mejor acierto. Ya vè U. que esta diligencia puede producir muchas ventajas, porque cada lugar manifestará lo que mas le interesa, y este norte seria muy conveniente para los diputados que solo desean con sequir las mejoras dando una buena Constitucion. No crea U. que haya tanta depravacion en ninguno de los representantes en materia tan grave, y bajo de este conocimiento, me prometo, quisá sin equivocarme, sea esta la època feliz del Perú en que se concilien todos los ánimos. Si por desgracia no sucediese asi, à Dios pátria, y á Dios todo. Digame U. quien es el escritor del papel intitulado A Los Pueblos, porque hacen diversas aplicaciones. ¡Que acaloramiento de ideas, y en fin, que trasportes de imaginacion! Repito á U. que puedo asegurarle, que la convencion está muy distante de dar lugar al efecto de los puntos de tan inoportuno papel. Las acurrencias de Ayacucho nos tienen en mil conflictos. ¿Cual será su desenlace? Nues........................................................................ tra ansiedad es terrible, à pesar de que unas comunicaciones recien llegadas de S. E. el Presidente demuestran, que los revoltosos hayan abandonado á la hora esta el campo de su temeraria empresa. ¿ Si habrá alguna complicacion? Digale U. à N. que escriba cuanto sepa sobre esto, que no sea tan flojo. Todos opinan que de esa ha salido alguna tropa á restablecer el orden. ¡Ojala que nuestro departamento preste alguna cooperacion, y haga ver se halla listo á sofocar cualquier disturbio, supuesto que las revueltas no hacen otra cosa que degradarnos y atrasar la Nacion en todos ramos y especialmente en el de Hacienda que ya está exánime. ........................................................................ EL ATALAYA. La interesante lectura de la antecedente carta, que con una sincera satisfaccion insertamos en nuestro numero primero, nos estimula á presentar nuestras opiniones à la faz de nuestros compatiotas, acera de los importantes puntos á que se contrae, con la moderacion con que debe hablarse al público y con aquella franca sencillez que caracteriza à los que no piensan introducir errores por dogmas, ni adquirir por la aclamacion de los necios el nombre de literatos. No aspiramos à mejor concepto que el de "peruanos amigos del órden, veneradores de las leyes, y amantes de la felicidad de nuestra patria" -- Los sentimientos patrioticos, que segun la Carta que nos presta materia, animan à su autor, son felizmente los mismos que respiramos y los que nos hacen hablar por primera vez ante nuestros recomendables conciudadanos. Al convenir nosotros en el antiguo patriotismo que alienta al respetable compatriota nuestro, el señor Luna Pizarro, en su absoluta conasagracion al bien de la cara patria y decidida oposicion al partido desorganizador, convenimos sin duda con la razon y la justicia, y estamos fielmente persuadidos que nada quitamos à la hermosa verdad para formar de sus despojos la ridicula y fea lisonja. Hemos sido testigos, algunas veces, de sus opiniones emitidas con el sello de la sinceridad en ocasiones en las que ni el temor, ni la politica ni otra alguna consideracion pudiera persuadirnos de que la menor coaccion tubiese parte en el franco lenguaje del señor Luna Pizarro. El se ha manifestado el enemigo de las rebeliones, el amante del engrandecimiento del Perú y el especial adorador del órden y del respeto à las leyes y al gobierno que existe por ellas. El obscuro tumulto de la turba de descamisados que forman hoy ese tenebroso partido llamado de oposicion, no pierde medio alguno para dar à su infame causa algun prestijio, procurando fascinar en todas sentidos aun à costa de la ajena reputacion. ¿Pero como podrian respetar la virtud de un hombre ni su buena fama, los que profanan las leyes y las minan vilmente y con descaro al tiempo mismo que delclaman por el imperio de ellas con una farisea hipocresia? Tactica vieja es ya, el que los malvados se esfuercen en engañar à los incantos, persuadiendolos de que sus temerarias empresas cuentan con el apoyo de los hombres mas respetables del pais. ¡Esos desventurados que mor...........................................................................

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dieron la tierra en Pultunchara! ¡Esos miserbles asesinos, que la ley los hizo descender del ominoso patibulo á la tumba fria, cuantas y cuanttas suposiciones de esta naturaleza no fabricarian en sus lobregos talleres para ilusionar á muchos! ¿Y que estraño es, que sus dignos hermanos sembrados por toda la república, interesados en turbar la paz de los buenos para recojer en la desunion el torpe fruto de sus abo minaciones, y dedicados especialmente á introducir su negro influjo en la Convencion peruana, en la unica ancora que puede salvar la patria del naufrajio, griten y propalen como Jefe de los Sans-culottes al señor Luna-Pizarro? ¡Atroz calumnia! Es casi imposible que las virtudes se asocien con el crimen, el patriotismo con la desnaturalizacion, y ultimamente; el talento y las luces con la ignorancia y la barbarie. Nosotros celebraremos que este distinguido peruano haya llegado ya á la capital de la república á llenar con sus augustos trabajos la confianza de sus comitentes y la esperanza de la patria. La gratitud del pueblo será su mejor recompensa y la virgüenza y baldon de los traidores. Es un punto, acaso el mas interesante en la crisis actual, todo aquello que tiene mas ó menos tendencia con la reforma de nuestra constitucion politica, porque creemos que la materia de mas consideracion á un pais sea aquella que principalmente trata de la formacion de sus leyes fundamentales, bases de su prosperidad ó de su ruina. Esto parece justamente el trabajo arduo de la Convencion, el punto centrico de sus tareas y aquel en que se concentran las miradas de todos los pueblos, la interasanto espectacion de la sociedad peruana. Efectivamente; el sistema fundamental que ha de rejirnos es la piedra fuerte del edificio social; su firmeza y acertadas proporciones garantizan la solidez de lo que sobre ella se farique, y de aqui es ese sagrado interes jeneral con que todos los buenos peruanos ansian la reforma de algunos sensibles defectos de nuestro código politico, advertidos en la practica de sus instituciones, y claman al Padre de las naciones para que se digne guiar á los ilustres representantes de los pueblos por las felices sendas del acierto. En ellos están sus esperanzas, y por ellos subscriben los pueblos á las respetables deliberaciones del majestuoso cuerpo nacional. A nadie es dable turbar le libertad que la gran familia peruana dío á sus rectores cuando los elijió como tales y los invistió con sus poderes, y menos prevenir, sin crimen, sus augustas sanciones; pero sí pueden y deben todos prestar su cooperacion para conseguir el sagrado objeto que anima á pueblos y representantes: la dicha del Perú. Nosotros creemos que este es un deber de aquellos, que lejos de calificarse como un avance, se mira como una obligacion virtuosa, y que los apoderados de los pueblos deben oir con interes la voz de estos cuando ella suena por un órgano legal y con ecos de paz y de dignidad. Un profundo silencio entre los elaboradores del bien público y el pueblo, sería, en nuestro dictamen, repugnante al sistema liberal que nos rije y poco adecuado al objeto y fines de la sociedad. Solo los tiranos, que nada otra cosa consultan que ......................................................................... sus caprichos al dictar sus bárbaros preceptos, no necesitan de mas consejo que su tirania; pero los que obran por las leyes y para la gloria del pueblo que los ha escojido, aman las comunicaciones públicas que contienen la decorosa manifestacion de sanos sentimientos, desean la ayuda de los sábios y de los bien intencionados, y como las industriosas abejas que entre las flores aprovechan solo lo que les es útil, abrazan lo justo y conveniente y forman su mejor gloria en la publicidad con que obraron como elocuente distintivo de la pureza y buena fé. Sobre estos principios no podemos nosotros dejar de convenir con el autor de la carta que hemos insertado, y con la fundada opinion del señor Luna Pizarro relativa á que el proyecto de reforma ó constitucion circule por todos los pueblos de la República. No hay cosa mas eficaz para lograr el acierto que consultarlo, ni mejor mode de consultarlo que oyendo las opiniones de todos, no para seguir una ú otra precisamente sino para proporcionarse un plan perfectamente concluido, que á merced de un juicioso debate de ideas y de principios deje ver un firme resultado. ¡Que satisfaccion para los pueblos, pudiendo cada cual en vista del proyecto, presentar por medio de la prensa interesantes indicaciones, cuya reunion serian otras fantas luces para la convencion, y que gloria para esta magna asamblea al presentar á sus comitentos el proyecto de reforma, que es lo mismo que decirles: "manifestarnos vuestros verdaderos intereses; porque vamos á obrar y no tenemos otro norte que la felicidad comun." Nosotros estamos tan penetrados de las ventajas que produciria la circulacion del proyecto, como de la razon con que la desean los buenos y de la necesidad y justicia que proteje tan santo deseo. Paso tan preciso y liberal seria el mejor timbre de los convencionales y el escudo mas impenetrable contra los tiros de aquellos que tanto han acusado á los cuerpos lejislativos. Esta opiniou (?) no es aislada; es casi jeneral, porque la razon no tiene pocos prosélitos. La hemos manifestado con el apoyo del sentir del señor Luna á este respecto, y si erramos en algo, sirvanos de disculpa esta sincera protesta: el bien público es el que nos dirije. .......................................................................... Señores Editores del Atalaya. Por casualidad he sabido que van á publicar UU.e número 1. de su periodico: por esto me apresuro á suplicarles, se sirvan absolver precisamente la signiente preguntita. ¿Si el curato de la parroquia de S. Blas, entrara en el presente concurro? Por Dios, saquen UU. deesta duda a su S. S. "El sacristan de S. Blas." ........................................................................ CUZCO SEPTIEMBRE 25 DE 1833. ......................................................................... IMPRENTA PUBLICA POR P. EVARISTO GONZALEZ.

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EL ATALAYA ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Al que sea virtuoso (El simbolo) Al que mal obrare y abuse mi dedo señalará del sol por siempre lo apuntará ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Este periódico se publicára una vez á la semana. Se venderá en la tienda de don Pedro Vargas, calle de la espaderia y en la imprenta. Se insertaran él remitidos, proyectos, avisos &c. Todo papel se entregará al administrador de la imprenta con el garantido correspondiente, pagando su justo valor al mismo. ...................................................................................................................... Numero 2.) CUZCO OCTUBRE 5 DE 1833. (Un real ....................................................................................................................... CONTINUA EL DETALL DEL NUM. 1. La caballeria enemiga fugó cobardemente, y en la persecucion que le hizo la nuestra, logró lancear oficiales motores de la revolucion y soldados relajados con la leccion del asesinato mas infame que se há visto jamas en nuestro suelo. La victoria se alcanzó completamente por las armas de la justicia, y nuestros bravos campeones. Los criminales espiaron su delito, su cumbiendo con el estandarte de rebelion que lebantaron. ¡Cuantas inocentes victimas espusieron al sacrificio por sostener sus temerarios planes y formentar el loco freñesi que ocupaba sus cabezas! Los soldados al par de una manada de ovejas fueron arrojados á la cuchilla de la muerte, preparada por sus mismos amigos, defensores del pabellon peruano. ¡Que escandolo para los otras naciones! ¡Que dolorosa escena para los admiradores de la tranquilidad é integridad del pais, que por genio es enemigo de las revoluciones adorador de las leyes, obediente á los magistrados! Leccion tan funesta de inmoralidad movió la indignacion aun én la clase inferior: ¿quien aprobria tan desenfrenada conducta? Quien apoyaria tan temeraria revolucion? ¿Habrá habido alguna que aun á la distancia haya oido con indiferencia la triste referencia de los hechos horrosos de la autores y cómplices de la revolucion? ¡Quien no ha pronunciado maldiciones á estos hombres desalmados, entes de degradacion y dignos de la execracion de los mortales! Los desgraciados comprendidos en la revolucion, que bien sea por la ambicion del acenso, bien por saciar la del pillaje, ó bien los; que forzados por las armas, ceducidos con la vana esperanza de su precario engrandecimiento, alagrados con la falsa promesa de que se contaba con apoyos y convinaciones; se mezclaron en ella, han sido otras tantas victimas que se han inmolado en las aras de la rebelion. Los caudillos prófugos, perseguidos por el arrepentimiento, verán solo cerca de sí espectros que les llenen de confusion. Su conciencia los ......................................................................... acusará á todos instantes, y no se creerán seguros ni en los desiertos. Buscarán un recinto doade asilarse: solicitarán hospico en las cabañas de los moradores de los bosques, y sus mismo delito los avergonzará para no temer ser mi- rados con desprecio, como proscriptos sin dude por delitos públicos. Ellos cubieron á la nacion de afrenta, ellos vivirián hundidos en un caos de desperacion y cubiertos de su negra infamia. ¡Desgraciados! Vosotros mismos os habeis labrado el suplico. ¿A quien acusareis en vuestras desdichas? ¿Con que razon os disculpareis? (1) Preguntareis á las rocas y montañas que os abriguen ¿que os há sucedido? y su silencio será la muda respuesta de vuestra pregunta. ¿ Donde ireis que no os siga la memoria de vuéstro crimen abrumando vuestros cerebos, y presentando os motivos de confusion y de en pesar eterno? No hemos desviado del intento porque hemos tocado á lo mas delicado; volvemos la pluma á él. En las notas se cuentan muchos particulares dignos de la curiosidad de los que nos honren con su lectura; porque por no interumpir la série de nuestra relacion hemos tomado este órden. Individuos de la tropa revolucionada que murieros en el campo de batalla. Empleos á que asendieron. Capitan don José Maria Lebano. Id. don Santos Bermudez. Teniente don Manuel Medina. Id. don José Delgado. ............................................................................ [1] Para dar mayor importancia á sus inicuas operaciones: para alucinar al pueblo y á la tropa y para altraerse partidarios, alarmaron como pudieron con el pretesto el mas vil, que fué hacer las mas negras acusaciones al mas viejo y virtuoso campeon, al hombre mas republicana y liberal, al Jeneral Presidente Gamarra. Publicaron pepeles subersivos, en los que la impostura y la maledicen cia atacan la vida de tan respetable majistrado. Los jefes y aun los subalternos proclamaron, fingieron cartas é hicieron cuanto les sujeria su perversidad para sostener sus atrocidades. .............................................................................

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