EL
CAMPEON
EXTRAORDINARIO. (NUM. 3.°)
EL GRAN MARISCAL GAMARRA ENCAR
gado del mando supremo del Estado,
AL EJERCITO Y A LOS PUEBLOS DEL PERU.
Soldados—Los derechos, cuya adquisición es
la obra de vuestras privaciones y fatigas, de vues¬
tra sangre y heroismo en Ayacucho, han sido
violados, y la fé pública atrozmente quebranta¬
da. Una ambición frenetica ha roto todos los
vincules y traspasado los limites más sagrados.
El Jeneral Obregoso—ese hombre aciago
para la patria que encabeza una turba de trai¬
dores, ha abierto las puertas del hermoso Perú
al estranjero. Hace más de un mes que su pre¬
cioso suelo sufre la humillación de que le pisen
plantas inmundas, y, ¿aun estamos vivos?
Soldados— La existencia es una carga de
oprovio cuando la esclavitud ocupa el lugar de
la libertad sacrosanta. Busquemos la muerte,
pero que sea gloriosa: desaparezcamos todos y
que desparezca tambien la patria de nuestros
padres y la de nuestras esposas é hijos: todo
vuelva al caos de que salió; presentaremos al
mundo este espectaculo ó ella saldrá de entre
nuestros brazos triunfante y más poderosa que
nunca.
Soldados— La deshonra, el ultraje. la servi¬
dumbre por una parte: por otra ved— ese templo
de la inmortalidad y de la gloria abierto para
nosotros. Volemos al combate, que los enemi¬
gos muerdan la tierra que dominar quisieron— y,
VOSOTROS
¡Pueblos! que tantos y tan repetidos sa¬
crificios os cuesta nuestro ser politico abrid los
ojos y conoced á los enemigos verdaderos de
vuestro reposo y dicha. No contentos con ha¬
ceros la victima de las continuas oscilaciones que
habeis sobre llevado con una paciencia admira¬
ble, os han destinado, en su negro despecho
á ser esclavos viles del despota más ambicioso
y torpe que ha producido la tierra; pero muy
pronto pagara su infando atrevimiento si unis
vuestros esfuerzos á los valientes defensores de
la patria, si prestais vuestra poderosa coopera¬
ción por ocho dias— Asi lo espero de vuestro
honor y patriotismo y de vuestro orgullo nacional.
Cuartel jeneral en la hacienda de Pucuto
á 6 de agosto de 1835.
AGUSTIN GAMARRA.
oprovio cuando la esclavitud ocupa el lugar de
la libertad sacrosanta.
Busquemos la muerte,
pero que sea gloriosa: desaparezcamos todos y
que desaparezca también la patria de nuestros
padres y la de nuestras esposas ô hijos: todo
vuelva al caos de que salió; presentaremos al
mundo este espectáculo ò ella saldrá/ de entre
nuestros brazos triunfante y mas poderosa que
-
habéis sobre.llevado
à
ser
Ja victima de las continuas oscilaciones
ceros
cuesta nuestro
politic© abrid las
conoced ;t los enemigos verdaderos de
reposo y dicha.
No contentos con ha¬
os
nuestro
de
territorio
estender
yugo.
desavenencias
hasta
con
U insolente pre¬
nosotros
su
duro y
Al ruido de nuestras lastimo,
se
enciende
su
devoradora
bición, jura la muerte de la Republica,
am¬
y reco*