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EL AMIGO DEL PUEBLO;

PERIODICO LITERARIO Y POLITICO.

(1r SEMESTRE.) LIMA, JUEVES 16 DE JULIO DE 1840. (NUMERO 48.)

CARTAS

Sobre las reboluciones.
Concluye la contestacion de Demophilo a
la segunda de Philalethes.

Despues de haber atacado y calumniado,
en cuanto podias, nuestra grande y bella Revo-
lucion en sus mismos principios y bases, pa-
sas a demostrar, en tu concepto, que el inte-
res privado y la ambicion han sido esclusiva-
mente los sentimientos que han sujerido a nues-
tros lejisladores, en las varias republicas que
hemos formado, la adopcion de los varios planes
de politica organizadora que han creido deber
adoptar; pues, tanto bajo el sistema federativo, se-
gun lo que tu piensas. como bajo el unitario, la uni-
ca mira. que han tenido nuestros hombres de estado
ha sido la de procurarse empleos, y un poder mas
o menos estenso, a medida del numero mas o me-
nos grande de los pueblos que han podido reunir.
¿Como no has echado de ver, mi querido Philale-
thes, que tu opinion es demasiado jeneral, y rebaja
demasiado, no digno el caracter nacional de los
Sud-Americanos, sino la misma naturaleza huma-
na, para poderla admitir? Sin embargo, cual si tu
hubieses confesado en tu interior, aunque no
lo hagas columbrar de modo alguno, que el
error ha podido tener tanta parte como la pa-
sion en los pasos falsos que reprochas a los que
han pretendido organizar ya de un modo ya
de otro nuestros pequeños estados; asociando-
los esencialmente, y para todo, bajo un solo go-
bierno; o reuniendolos solo por un objeto de
jeneral utilidad, y dejandolos separados, y ca-
da uno en poder de si mismo, por los demas;
lo que constituye la unidad o la federacion;
te lanzas con algunos argumentos contra este
ultimo sistema, al que parecen haberse incli-
nado con predileccion los Mejicanos, y los de
Buenos Aires y Centro-America; esforzandote
en demostrar que es el que menos podia con-
venir a aquellos pueblos, por haber sido go-
bernados anteriormente bajo el sistema de uni-
dad, y porque no haria mas, al tenor de lo que tu
sostienes, que debilitarse sujetandose al otro.

Yo no se, ante todo, como se te ha ocur-
rido comparar la unidad de Gobierno en que
se hallaban constituidas nuestras antiguas co-
lonias, con la que vemos hoy dia bien esta-
blecida en algunas de nuestras Republicas, co-
mo p.e. Chile, Bolivia y el Peru. Las divi-
siones hechas por el Gobierno Español en sus
estados Americanos, fueron todas arbitrarias,
aconsejadas solo por la circunstancia de haber
formado varias conquistas bajo el mando de
los varios capitanes que empezaron a gober-
narlas a nombre del Rey, o por seguir las
distinciones que se hallaban ya establecidas en-

tre las naciones indijenas que los habitaban. A
mas de esto, la unidad de que podian gozar
las colonias era del todo ilusoria, dependiendo sus
gobiernos en todo de la metropoli: era mil veces
menos unidad que la de un estado federado de
cualquiera Republica mdoderna; no era mas que
la unidad del esclavo en sus relaciones con la per-
sona de su amo. ¿A que viene, pues, hablar
de esta unidad?

Tu dices que las ciudades y provincias,
que formaban el antiguo Mejico y Buenos-Aires,
estados de los que hoy se han querido hacer cor-
pezuelos insignificantes, estaban ligadas ante-
riormente con los mas estrechos vinculos. ¡Dios
mio! ¿De que clase de vinculos estas hablan-
do? Tambien es un vinculo muy estrecho la
cadena que une a los galeotes destinados a ar-
rastrar para siempre con la infamia las des-
gracias de su vida. ¡Debias hablar de vincu-
los politicos! Mas ¿que has hecho sino re-
cordar los decretos de la Junta de Indias?

La sociedad que han formado despues de
su Revolucion los pueblos de Sud-America, debe
considerarse como una sociedad enteramente nue-
va. La incertidumbre debia necesariamente acom-
pañar sus primeros ensayos de organizacion. No
obstante, las mas de las nuevas Republicas se
han decidido de un modo invariable, relativa-
mente a su organizacion unitaria o federal, adop-
tando la primera sin contradiccion alguna. En
cuanto a Mejico y Buenos-Aires; en lugar de
atacar con vanas declamaciones el sistema
para el que aquellas republicas parecen mas in-
clinadas, hubiera sido mucho mejor investigar las
circunstancias y razones locales de esta parti-
cularidad. Si tu lo hubieses hecho asi, hubieras
quiza podido esplicar un hecho muy digno de
la consideracion de nuestros politicos, con la
inmensa estension del territorio y el gran nu-
mero al mismo tiempo de las grandes ciuda-
des de aquellos estados, colocadas a grandes
distancias las unas de las otras; sin necesidad
de recurrir a lo que constituye tu razon favorita pa-
ra esplicarlo todo, a saber, la maldad de todos los
hombres publicos de todos los tiempos, parti-
cularmente de los de tu pais.

En nuestro modo de ver, nada es tan na-
tural como el sistema de la Federacion en Bue-
nos-Aires y Mejico. El modo de formarse de
las sociedades humanas ha sido siempre el mis-
mo. El Gobierno paternal de las familias, pre-
cedio a el de las varias tribus, que en seguida
formaron pueblos mas o menos estensos, bajo
el rejimen monarquico o democratico. El siste-
ma feudal precedio a la formacion de peque-
ñas monarquias, y estas a la de mas grandes. Los
grandes Estados federados, se han formado des-
pues de la formacion de cada uno de ellos se-
paradamente.

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