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El Iris de la Paz.

Toma Cuarto.
Dissorciata locis concerdi pace ligaut. Ovid.
No. 26.

[Columa izquierda]
Este periódico se vende a medio real por
pliego en la tienda del C. Casimiro Palacios.

[Columna derecha]
Bolivia en la discordia fue sumisa
llamó a la PAZ, y recobro la vida

Domingo 27 de Diciembre de 1835

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Exterior.
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[Columna izquierda]

PERU.

Por las últimas noticias que hemos re-
cibido de aquella República, sabemos que la
campaña conrea Salaverry presenta cada dia
mejor aspecto, y anuncia el pronto término de
las maldades que ejerce aquel atolondrado en
los infelices pueblos que domina. El se em-
bar [illeg.] [illeg.] [Pisco?] para trasladarse a los puntos
de [illeg.] Quillea y Atico, con el objeto, se-
gun [illeg.], de invadir à Arequipa. Cualquie-
ra que sean las operaciones de aquel caudi-
llo en la costa del Sur, es seguro que su qui-
jotezca empresa será desconcertada compleya-
mente; pues tiene que pugnar con la fuerza que
mando el invicto Jeneral Braun.

Salaverry ha perdido mucho mas
de mil hombres de sus mejores tropas en la
expedision sobre Ayacucho. Su objeto al pre-
sente parece ser el de sorprender nuestra re-
taguardia, lisonjeàndose con la idea de encon-
trar recursos para reponerse de sus quebran-
tos; pero bien pronto se disipará ésta ilu-
sion con un fatal desengaño. La costa del Sur
del Peru esta de tal modo resguardada, que
Salaverry no podria verificar su plan ni con
un duplo de las fuerzas que hoy tiene; y es-
to, aun sin contar con los auxilios que oportu-
namente podria recibit aquella parte de nues-
tro Ejército, si llegase el caso de defender el
paso del territorio que guarnece.

[Columna derecha]

El Jeneral Moran ha marchado con la
misma columna que antes tuvo, a ocupar Ju-
nin, y tal vez llegarà à Lima, hasta donde
solo hay algunos montoneros nuestros que se
han apoderado de los dos departamentos sin
contradiccion alguna. En una carta del Cuz-
co de 21 del corriente se dice, que en aque-
lla fecha se suponia al Jeneral Orbegoso ya en
la capital del Peru, y que corria un rumor de
que Salaverry habia sido amarrado y entrega-
do por los suyos, quienes segun los capitula-
dos de Vischongos, se hallaban muy violentos.
Tambien se ha avanzado una fuerza pe-
ruana sonre Iea para apoyar las montoneras
que estan muy empenadas contra Salaverry.
Nuestro Ejército puede ocupar todo el Norte,
mientras el protagonista de la bárbara anarquía
que aflije al Perú, anda buscando aventuras,
por donde le arrastre su loca fantacía. Entre
tanto no tenemos motivos sino para lisonjear-
nos con la proximidad de un desenlance cual
conviene a la suerte de aquella nacion herma-
na, y a la gloria de nuestras armas.

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¡Qué tiempos! ¡Qué primor! ¡¡¡ Un ca-
dete en jefe!!! ....... No lo veis? no lo veis?
Aqui esta ...... Allá va ...... ya esta en los
mares; ya salta a tierra; ya entra en los bos-
ques. ¡Qué ajilidad!!! .... Grita Felipe para que
todo el mundo se ocupe de vos. Grita jefe
supremo, corre, vuela, trastornado todo para
que quede tu memoria, que el fin es hacerte
célebre aunque sea imitando al que incendió el
templo de Diana. Una batalla y otra, y cien-
to y mil. Jesus! Jesus! es un asombro el ca-