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cidad. ¿ Que pueden presentar los invaso-
res de Chile a los Confederados, para lo-
grar seducirlos? ¿Que pueden decirles:
"nosotros venimos a libertaros de la opre-
"sion en (que estais"— El pueblo responde:
Nuestro sistema politico, nuestro primer
"Jefe, todo, todo es la obra de nuestra li
"bre y espontanea voluntad -- Vosotros soid
"los que intentais oprimirnos" -- ¿Que nos
podeis ofrecer? -- ¿Elevar a esos nuestros
"compatriotas que tantas veces han servi-
"do de instrumentos a la traicion y a los
"delitos, y que han sido los primeros per-
"turbadores de nuestra paz y prosperidad?
" -- Los detestamos — ¿Quereis vosotros ser
"los dominadores del pais, disponer de nues-
tras fortunas, arruinar nuestros Puertos y
"hacernos sufrir un coloniaje odioso y de
"eterno vituperio?—No lo consentiremos
"jamas mientras exista un solo ciudadano
"de la Gran familia Confederada? -- Efecti
vamente; los invasores no vienen a pueblos
oprimidos y descontentos, sino a naciones
libres, felices, y respetables, al paso que en
vez de presentarles promesas alagüeñas, no
pueden ocultarles sus verdaderas y perfi-
das intenciones -- Luego no es de admirar
ese grito imperioso de indignacion nacio-
nal, que desde la llegada de la expedicion
Chilena se ha propagado con una rapidez
semejante al fuego en un espeso bosque,
y cuya importancia empiezan ya a sentir
demasiado nuestros celebres Pescadores.
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Correspondencias interesante de Arequípa.
Como testigos oculares de la entrada
de los expedicionarios de Chile en nuestra
Patria, y de los sucesos mas remarcables
en estos dias tristes aunque precursor de
alegres años, nos apresuramos a remitir a
U U. una relacion que sobre el merito de
su verdad, tiene el valor de lo que impor-
ta para los buenos el lamentable estado de
los malos -- Es muy justo que sobre las la-
grimas de los malvados rian y huelguen al-
guna ves los hombres de bien, recordando
aquello de Arriaza --
Asi son cual mal cual menos
Todos los Hispano-Galos;
Sirvan una vez los malos
De diversion a los buenos.
El Jeneral Castilla con dos compañias
fue el primero que entro en la ciudad en
la tarde del 12 del presente Octubre, y la
novedad arrastro algunas jentes de ambos
remarcables
aunque precursor
de
dos mil doscientos hombres de
trescientos caballos arruinados.
cuyos ginetes no dan fe de muy buena dis¬
ciplina, cuando están en continuo ejercicio
ejercito
que
infantería y
fuera de
Peru, y
los Jenerales que han venido, y entre
los coroneles se cuentan, Vivanco, Ugaríeche que manda un cuerpo y Destíua que
manda otro — Viene
"Nuestro sistema
ios
"'cielitos, y- que han sido los primeros per¬
la traición
que sê veian situadas desde el puen¬
te basta San Francisco.
Castilla los pero¬
ro invitándolos a tomar armas y defender
la que llamaban los invasores Causa del
Que pueden presentar los invaso¬
de
v a
W
ciendo la gratificación de seis pesos a to¬
do individuo que se presentase a tomar ar¬
mas—Se presentaron seis, que después de
recibirlas y de obtener el premio, tomaron
las de Villadiego sin que se sepa donde
existen.
Hasta ahora no hemos visto mas
turbadores de nuestra paz y prosperidad?
"—Los
solo ciudadano
"de la Gran familia Confederada"—Efecti¬
vamente; los invasores
vienen
no
a
pueblos
y
das intenciones—Luego
no
Challa-pampa—Solo el batallón Porta¬
les de seiscientas plazas esta decentemen¬
te uniformado y consta de soldados de un
buen aspecto militar. Los demás parecen
en.
de admirar
es
grito imperioso de indignación nacio¬
nal, que desde la llegada de la expedición
Chilena se ha propagado eon una rapidez
semejante al fuego en un espeso bosque,
y cuya importancia empiezan ya a sentir
tan desnudos
ese
demasiado nuestros celebres Pescadores.
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de las cualidades de soldado
de ropa; y
he aqui la razón sin du¬
da, por que entraron ele noche
Sin embargo; la claridad de la luna favoreció a
los observadores, que desde las bóbedas del
puente contaron sus filas y advirtieron su
desnudez y su calaña de reclutas*—La-Fuen¬
te, Blanco -Encalada*, Aldunate y Castilla,
como
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descontentos, sino a naciones
libres, felices y respetables, al paso que en
vez de
presentarles promesas alagü eñas, no
pueden ocultarles sus verdaderas y pérfi¬
oprimidos
una
uno que otro viva! de'
espantaba, que debe concebirse
emanación del miedo o como un
grito involuntario, no se oyo voz alguna ni
el menor jesío de aprobación—Al siguien¬
te dia- no volvio a verse concurso alguno
y la ciudad presentaba en sus calles y píazas el silencioso aspecto de un pais desier¬
to— En estedia se publico' un bando ofre¬
voluntad—Vosotros sois
oprimirnos"—¿ Que nos
"podeis ofrecer?—¿
también el Camason
<£orrcgpont)ñicía£ interesante* De Slrtq-utp,
Como testigos oculares de la
de los expedicionarios de Chile en
Patria,
i
en
estos
alegres
UU.
su
y
de los
sucesos
dias tristes
mas
entrada
nuestra
remarcables
aunque precursor
de
remitir a
sobre el mérito de
anos, nos apresuramos a
una
relación que
verdad, tiene el valor de lo que impor¬
ta para
los buenos el lamentable estado de
los malos—-Es muy justo que sobre las la¬
grimas de los malvados rían y huelguen al¬
guna vez ios hombres de bien, recordando
aquello de Arriaza—
Asi pon
Todos los
dos
tramos
esta fuerza
contando dos
la
que hemos visto entrar y después de
la que 110 se ha visto un soldado mas. Ei
2. 0 dia de la ocupación se publico 1111 ban¬
do congregando al pueblo y notables para
la formación de un Coiejio electoral que
debía nombrar ai pretendido Jefe Supremo
del Perm
Lo compusieron como doscien¬
tas personas, que se reunieron en San
gustin, la mayor parte del ejercito invasor
de la ciudad, siendo las Tyconocidas el Dr. Soniocurció, que fue el 1 re*
sidente de la Mesa, el Dr. Bueno y un Emny"
pocas
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veces
tropa
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a
compañías
íue el primero
que entro en la ciudad en
la tarde del 12 del
presente Octubre, y la
novedad arrastro algunas
jentes de ambos
con
apurando las combinaciones solo encon¬
tros
y
I
El Jeneral Castilla
y otros
A-
cual mas cual menos
Hispano-Galos;
Sirvan una vez los malos
De
diversion
como Mayo. Es¬
tos Tios dicen en publico que su ejerci¬
to consta de cinco mil hombres; pero noso¬
nejo Gonzalez
clesiastico anciano de
?
*
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pequeño estatura, cu¬
yo nombre ignoramos—En tan celebre,Co¬
iejio:, que en todo pensaba menos en elejir a La-Euqnte-de Jefe Supremo* según se
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