| 4quiri, ut tí etiam qui bellum ambitiosé aut avare aliis
inferunt, ac prainde injustam, iidem praemtextum tamen
sui coepti justum captent aliquem, nimirum suam utilita¬
tem desinientes esse justitiam (Herodoto).
Entre dos naciones que se creen iguales é inde¬
pendientes, como Chile y el Perú por ejemplo, y que
hasta aquí se han respetado mutuamente como tales, ha
existido y debe existir una justicia soberana, imparcial.
Sin derechos respectivos han sido los mismos que los
que cada hombre tiene para su conservación, seguridad
y definida sus propiedades. Asi como la justicia es¬
ta en posesión de los tribunales peculiares y adecuados
para reprimir los atentados de aquellos que transtornan
el orden natural, igualmente la justicia de las naciones
posee un tribunal universal para juzgar de la condicia
de los pueblos y de los gobernantes; sin esto, el géne¬
ro humano llegaría á ser la victima del vandalage y de
la licencia.
Advertir á las naciones, suminístrales los medios
de resguardarse contra las arterias de la ambición y del
egoismo, descubrir el motivo, objeto y fin de tales in¬
vaciones, es un deber que nos prescribe e1 cargo que
nos hemos impuesto; y la caridad nos aconseja velar
con prudencia en el ínteres común.
Couíeder ¡.rss ò unir¬
ei, firmar alianzas cea ei laudable fin de castigar y ven¬
gar los atentados di U codicia, os defender la causa
áe la* leyes y de la humanidad, esto es la catira sacresanta vie U justicia.
Luego nadie n«s podrá echar en
ora, nadie sari tan osido ono reprueba p >r criminal
contemplación, por rmtive* personales ô pseudo-poüticos,
• maleemos la fuerza, u us mos de
los recunos naturales,
y pongamos «n rn tvnn ento toda la maquinaria gu"»rreTa, vapor y pèivora fulminante, contra «quedos que se
Alvartir 4 las
•
¿ociaran nuestros enemigos alevosos; que par* con no¬
sotros violan las leyes di la sociabilidad; que no
ren con .'«demo* lo que no» pertenece; que se apoderan,
A juieren aposesionarse de cuanto nes estk
quie¬
1
;¡
■lili
pi
|i| I ■
reservado
ponen los
común d« la naturaleza; que
medies, y p eparan todo jéner® às trampas para
Bos nuestras propias vontajes,
y destruirlas pin
patrim mio
el
en
rob ;r~
siem¬
sea «tíri
D i consiguiente, podemos concluir, aunque
escolástica, que por derecho y por
se arman contra la opresión gene¬
ra', paia «asu iir y romper el yuga de aquel tirano, por
ejemplo» nuestro D. Disguito, que pretende encadenar el
m<f Pacific®,
el comercio y W industria del Peru, sin
pre.
fo rna silogística ò
defter las Raciones
justicia que el monopolio que se ha
propuesto hacer can los depósitos y mercados de Val-
mas
r
izón,
sin
un
♦
mis
faniso.
famoso
Contrabandista,
U. que
justiciaNuestro
tiene hus
derechos,,
y también sepa
la opresión
♦
4b
♦
4b
guia¬
sorda, para espantar ai
urpador, siem ire egresar sin caus* jut-ta
y sufi ien^r., tan perjudicial à Chi e como al Peru.
Anib li decía, que solo en Roma se venera á los Rotn ui. s;
y si no hubiese sido por >us intrigas y z«los ci^l sena¬
tada
nor
#
♦
♦
♦
#
#
4b
#
un
a.-
domiuadures del miind® de en¬
tonces
el yugo de Aníbal Lo srusm#
decimos nosotros: solo en Valparaiso se vence a D.
Dieguito, es necesario irio à buscar en sus almacenas,
do de
en
e»
Osríago, uque los
hubieran suírido
teatro de
tu
monopolio, de lo contrario no se ti¬
seguirá al comercio Chilenode tanto tama no, yj,
que ofenda á dos naciones onrcLs en intereses y senti¬
mientos, tan patente á Jos ojos de todos ¿quien echará
pie «tras, cuando el ofensoi común noa llama eonira
él?
Este pa o interesa á Chfenos y Peruano», es dél
interés dí ambo- contra los atentados de Portales. Es
menester encadenarlo como tigre, humillarlo ó que se
rará un tiro y la guerra
Peruano. Ya que ¡a injusticia es
lei de ¡a humanidad
pone restricciones a'derecho estricto de la guerra. Vamoa, corrimos al socorro de nuestros hermanos de Chi¬
le, ellos nos recibirán con los brazos abiertos; regentaquel a República por medio del amar ai óoien
y de la moderación, que siempre ha sido la divisa dsd
Ejército Unido y de su ínclito Capitán. Pongamos al
vaya
la
a! otro mundo; pues que
remos
4»
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4b
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4*
%
4b
#
♦
¿'
tiene xuk imites: no3 ha herido U. en lo mas sagrado;
h i violado su señoría nuestros irvprescriotibles derechos,
ha vulnerado el honor nacional, y la opresión ha llega¬
do 4 su colmo: es preciso destruirla, precip'tarla, y cree¬
4^
ob^a de Romanos. Dema-iado modera¬
da y prudente ha si lo hasta aquí la conducta del Pro¬
tector Supremo; en su política generosa se ha acorda¬
do de los Chilenas que ama como hombre y como po¬
lítico; poro las ofensas de Portales han sido de tal mag¬
nitud, las C03a« han llegado k un punto tal que los intereres del
pueblo peruano y ios de la administración,
que los dirij® y representa, se han concentrado; ia vin¬
dicta pública pide el desagravio.
E partido está toinid de parecer ò triunfar: esta decision es la que en !a
guerra, cuando es justa, da buenos resudados; la que
da energía heroica, cuando se emprende p ir razones jus¬
ta*.
No debemos ya vacilar, á ia vina de tinta perfidfh, ni dudar acería de la resolution que debamos to¬
4b
4b
que no es
acabar con esta
»
i
mos
ta ai > laclo y suiv'e.
Nosotros opinamos que para
clima
audaz Coutiabandista y à *us
satélites, y libertar ú los desgraciados Chi'enos, nues¬
tros hermano*, no hai que perder mas tiempo, no hai
porqué contemporizar: unámonos y varies al hermoso Chi¬
le
hacer volar mas que de prisa al Señor D Dieg®,
y restituyamos a modos habitantes ai s »siego y al oroen
que les ha lobado un infame revolucionario.
Nos sobran
motivo» poderosos, razonas justificativas para concluir la
guerra actual, cío nueva invención, de ceremonia, susci¬
ra
se creen
qse cada
y definía
Sfoeábay5, «abrán pisar la blanda arena eu
Yanacncha y
4b
4b
<9>
las leyes de la
hermoso •'hile bajo la protección de
so¬
ciedad Am ai cana.
L is Perú-B «livianos, armados para vengar Iss in¬
fracciones solem íes, »as guerras de los piratas portalino*, los atontado- à sus propiedades, los
hechot
a»
tcfrritori»,
insultos
y a! Gobierno paternal del Protectora • o,
por uniforme el de la razón y equidad; y
el talisman de su amado Sanía-Cruz, ha
llevm todo*
la sabiduría,
sabido conciliar
acertados, la rapidez y
magnitud de ios movimientos, con la facilidad de la eje¬
los
alanés mas
el secreto, que es el Ama de la victoria.
ordena la justicia, ¡o ha declarado el Pro¬
tector de la justa causa.
La equidad es un baluarte,
un
alcazar inexpugnable; la naturaleza entera caera an¬
tes quo un trono qae tiene por cimiento a esta deidad.
El ínteres universal de todos los Reyes y de todos lo*
Pueblos es sostenerla.
Santa-Cruz, que es sostenido por
la justicia y la equidad; na ra quien ei orden es su es¬
trella polar, dé ia voz de ataque.
Todo le* pechos qu*
le son deudores del Protectorado, le responderán: mue¬
ra el que despreciando
ol derecho de gentes4 fa fé de
los tratados, ultraja el honor nacional, y nos quiere, despojar de nuestras propiedades. Chilenos y Petuanon: la
unidad de Ínteres nos llama à unir r uestros votos y
cución y con
B1 cielo que
esfuerzos;
una
venganza común
debe inspirar k Porta¬
á su gobierno una consternación que lo hagi ar¬
repentirse. Acabemos con ©sos enemigos de nuestro re¬
poso, llevando por divisa verdad y razón.
les y
»
La ineertidumbre es un tercer
derrota y la vistoria, pero tampoco es
mar.
camino entre la
el del recurso.
Atacama fueron caminos que trillaron los Espifia es de U Conquista. N >sotros no somos de peores
piernas, ni menos esforzados y sufrid)?. ¿Por qué no
«tnprendenam >* este paseo mi'itar hista Co juimb*, don
de lespuss d* un descanso, vendrían los Chilenos a
aclamarias por sus libertadores? Vaya este aviso com®
de oaso pa~n quien no necesita de grandes derroteros,
ni naois nsra gu a nos k la victoria.
Los que han su¬
perado cimVes nevadas, lluvias, cordilleras, hambres,
privaciones de todo género, para alcanzar lauree* en
L pas y
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mero
Cuarta columna
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sui coepti justum captent aliquem, nimirum suam utilita¬
tem desinientes esse justitiam (Herodoto).
Entre dos naciones que se creen iguales é inde¬
pendientes, como Chile y el Perú por ejemplo, y que
hasta aquí se han respetado mutuamente como tales, ha
existido y debe existir una justicia soberana, imparcial.
Sin derechos respectivos han sido los mismos que los
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y definida sus propiedades. Asi como la justicia es¬
ta en posesión de los tribunales peculiares y adecuados
para reprimir los atentados de aquellos que transtornan
el orden natural, igualmente la justicia de las naciones
posee un tribunal universal para juzgar de la condicia
de los pueblos y de los gobernantes; sin esto, el géne¬
ro humano llegaría á ser la victima del vandalage y de
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