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sorticar at Nov 05, 2021 03:19 PM

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quiri, ut tí etiam qui bellum ambitiosé aut avare aliis
inferunt, ac prainde injustam, iidem praemtextum tamen
sui coepti justum captent aliquem, nimirum suam utilita¬
tem desinientes esse justitiam (Herodoto).

Entre dos naciones que se creen iguales é inde¬
pendientes, como Chile y el Perú por ejemplo, y que
hasta aquí se han respetado mutuamente como tales, ha
existido y debe existir una justicia soberana, imparcial.
Sin derechos respectivos han sido los mismos que los
que cada hombre tiene para su conservación, seguridad
y definida sus propiedades. Asi como la justicia es¬
ta en posesión de los tribunales peculiares y adecuados
para reprimir los atentados de aquellos que transtornan
el orden natural, igualmente la justicia de las naciones
posee un tribunal universal para juzgar de la condicia
de los pueblos y de los gobernantes; sin esto, el géne¬
ro humano llegaría á ser la victima del vandalage y de
la licencia.
Advertir á las naciones, suminístrales los medios
de resguardarse contra las arterias de la ambición y del
egoismo, descubrir el motivo, objeto y fin de tales in¬
vaciones, es un deber que nos prescribe e1 cargo que
nos hemos impuesto; y la caridad nos aconseja velar
con prudencia en el ínteres común. Confederarse ó unir¬
se, formar alianzas con el laudable fin de castigar y ven¬
gar los atentados de la codicia, es defender la causa
de las leyes y de la humanidad, esto es la causa sacre¬
santa de la justicia. Luego nadie nos podrá echar en
cara, nadie será tan osado que repruebe por criminal
contemplación, por motivos personales ô pseudo-politicos,
empleemos la fuerza, usemos de los recursos naturales,
y pongamos en movimiento toda la maquinaria guerre¬
ra, vapor y pólvora fulminante, contra aquellos que se
declaran nuestros enemigos alevosos; que para con no¬
sotros violan las leyes de la sociabilidad; que no quie¬
ren concedernos lo que nos pertenece; que se apoderan,
ó quieren aposesionarse de cuanto nos está reservado
en el patrimonio común de la naturaleza; que ponen los
medios, y preparan todo jénero de trampas para robar¬
nos nuestras propias ventajas, y destruirlas para siem¬
pre. De consiguiente, podemos concluir, aunque se sin
forma silogística ó escolástica, que por derecho y por
deber las naciones se arman contra la opresión gene¬
ral, para sacudir y romper el yugo de aquel tirano, por
ejemplo nuestro D. Dieguito, que pretende encadenar el
mar Pacifico, el comercio y la industria del Perú, sin
más razón, sin más justicia que el monopolio que se ha
propuesto hacer con los depósitos y mercados de Val¬
paraiso. Nuestro famoso Contrabandista, sepa U. que
la justicia tiene sus derechos, y también la opresión
tiene sus límites: nos han herido U. en lo más sagrado;
ha violado se señoría nuestros imprescriptibles derechos,
ha vulnerado el honor nacional, y la opresión ha llega¬
do a su colmo: es preciso destruirla, precipitarla, y cree¬
mos que no es obra de Romanos. Demasiado modera¬
da y prudente ha sido hasta aquí la conducta del Pro¬
tector Supremo; en su política generosa se ha acorda¬
do de los Chilenos que ama como hombre y como po¬
lítico; pero las ofensas de Portales han sido de tal mag¬
nitud, las cosas han llegado á un punto tal que los in¬
tereses del pueblo peruano y los de la administración,
que los dirije y representa, se han concentrado; la vin¬
dicta pública pide el desagravio. El partido está toma¬
do de parecer ó triunfar: esta decisión es la que en la
guerra, cuando es justa, da buenos resultados; la que
da energía heroíca, cuando se emprende por razones jus¬
tas. No debemos ya vacilar, á la vista de tanta perfi¬
dia, ni dudar acerca de la resolución que debemos to¬
mar. La incertidumbre es un tercer camino entre la
derrota y la victoria, pero tampoco es el del recurso.
Lopes y Atacama fueron caminos que trillaron los Es¬
pañoles de la Conquista. Nosotros no somos de peores
piernas, ni menos esforzados y sufridos. ¿Por qué no
emprenderiamos este paseo militar hasta Cojumbo, don¬
de después de un descanso, vendrían los Chilenos á
aclamarnos por sus libertadores? Vaya este aviso como
de paso para quíen no necesita de grandes derroteros,
ni mapas para guiarnos á la victoria. Los que han su¬
perado cumbres nevadas, lluvias, cordilleras, hambres,
privaciones de todo género, para alcanzar laureles en

seguirá al comercio Chilenode tanto tama no, yj,
que ofenda á dos naciones onrcLs en intereses y senti¬
mientos, tan patente á Jos ojos de todos ¿quien echará
pie «tras, cuando el ofensoi común noa llama eonira
él?
Este pa o interesa á Chfenos y Peruano», es dél
interés dí ambo- contra los atentados de Portales. Es
menester encadenarlo como tigre, humillarlo ó que se
rará un tiro y la guerra
Peruano. Ya que ¡a injusticia es

lei de ¡a humanidad
pone restricciones a'derecho estricto de la guerra. Vamoa, corrimos al socorro de nuestros hermanos de Chi¬
le, ellos nos recibirán con los brazos abiertos; regentaquel a República por medio del amar ai óoien
y de la moderación, que siempre ha sido la divisa dsd
Ejército Unido y de su ínclito Capitán. Pongamos al
vaya

la

a! otro mundo; pues que

remos


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tiene xuk imites: no3 ha herido U. en lo mas sagrado;
h i violado su señoría nuestros irvprescriotibles derechos,
ha vulnerado el honor nacional, y la opresión ha llega¬
do 4 su colmo: es preciso destruirla, precip'tarla, y cree¬

4^

ob^a de Romanos. Dema-iado modera¬
da y prudente ha si lo hasta aquí la conducta del Pro¬
tector Supremo; en su política generosa se ha acorda¬
do de los Chilenas que ama como hombre y como po¬
lítico; poro las ofensas de Portales han sido de tal mag¬
nitud, las C03a« han llegado k un punto tal que los intereres del
pueblo peruano y ios de la administración,
que los dirij® y representa, se han concentrado; ia vin¬
dicta pública pide el desagravio.
E partido está toinid de parecer ò triunfar: esta decision es la que en !a
guerra, cuando es justa, da buenos resudados; la que
da energía heroica, cuando se emprende p ir razones jus¬
ta*.
No debemos ya vacilar, á ia vina de tinta perfidfh, ni dudar acería de la resolution que debamos to¬

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que no es

acabar con esta

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mos

ta ai > laclo y suiv'e.
Nosotros opinamos que para

clima

audaz Coutiabandista y à *us
satélites, y libertar ú los desgraciados Chi'enos, nues¬
tros hermano*, no hai que perder mas tiempo, no hai
porqué contemporizar: unámonos y varies al hermoso Chi¬
le
hacer volar mas que de prisa al Señor D Dieg®,
y restituyamos a modos habitantes ai s »siego y al oroen
que les ha lobado un infame revolucionario.
Nos sobran
motivo» poderosos, razonas justificativas para concluir la
guerra actual, cío nueva invención, de ceremonia, susci¬
ra

se creen

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y definía

Sfoeábay5, «abrán pisar la blanda arena eu

Yanacncha y

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las leyes de la

hermoso •'hile bajo la protección de
so¬
ciedad Am ai cana.
L is Perú-B «livianos, armados para vengar Iss in¬
fracciones solem íes, »as guerras de los piratas portalino*, los atontado- à sus propiedades, los
hechot

tcfrritori»,

insultos
y a! Gobierno paternal del Protectora • o,
por uniforme el de la razón y equidad; y
el talisman de su amado Sanía-Cruz, ha

llevm todo*
la sabiduría,
sabido conciliar

acertados, la rapidez y
magnitud de ios movimientos, con la facilidad de la eje¬
los

alanés mas

el secreto, que es el Ama de la victoria.
ordena la justicia, ¡o ha declarado el Pro¬
tector de la justa causa.
La equidad es un baluarte,
un
alcazar inexpugnable; la naturaleza entera caera an¬
tes quo un trono qae tiene por cimiento a esta deidad.
El ínteres universal de todos los Reyes y de todos lo*
Pueblos es sostenerla.
Santa-Cruz, que es sostenido por
la justicia y la equidad; na ra quien ei orden es su es¬
trella polar, dé ia voz de ataque.
Todo le* pechos qu*
le son deudores del Protectorado, le responderán: mue¬
ra el que despreciando
ol derecho de gentes4 fa fé de
los tratados, ultraja el honor nacional, y nos quiere, despojar de nuestras propiedades. Chilenos y Petuanon: la
unidad de Ínteres nos llama à unir r uestros votos y
cución y con
B1 cielo que

esfuerzos;

una

venganza común

debe inspirar k Porta¬

á su gobierno una consternación que lo hagi ar¬
repentirse. Acabemos con ©sos enemigos de nuestro re¬
poso, llevando por divisa verdad y razón.

les y

»

La ineertidumbre es un tercer
derrota y la vistoria, pero tampoco es

mar.

camino entre la
el del recurso.

Atacama fueron caminos que trillaron los Espifia es de U Conquista. N >sotros no somos de peores
piernas, ni menos esforzados y sufrid)?. ¿Por qué no
«tnprendenam >* este paseo mi'itar hista Co juimb*, don
de lespuss d* un descanso, vendrían los Chilenos a
aclamarias por sus libertadores? Vaya este aviso com®
de oaso pa~n quien no necesita de grandes derroteros,
ni naois nsra gu a nos k la victoria.
Los que han su¬
perado cimVes nevadas, lluvias, cordilleras, hambres,
privaciones de todo género, para alcanzar lauree* en

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quiri, ut tí etiam qui bellum ambitiosé aut avare aliis
inferunt, ac prainde injustam, iidem praemtextum tamen
sui coepti justum captent aliquem, nimirum suam utilita¬
tem desinientes esse justitiam (Herodoto).

Entre dos naciones que se creen iguales é inde¬
pendientes, como Chile y el Perú por ejemplo, y que
hasta aquí se han respetado mutuamente como tales, ha
existido y debe existir una justicia soberana, imparcial.
Sin derechos respectivos han sido los mismos que los
que cada hombre tiene para su conservación, seguridad
y definida sus propiedades. Asi como la justicia es¬
ta en posesión de los tribunales peculiares y adecuados
para reprimir los atentados de aquellos que transtornan
el orden natural, igualmente la justicia de las naciones
posee un tribunal universal para juzgar de la condicia
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ro humano llegaría á ser la victima del vandalage y de
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Advertir á las naciones, suminístrales los medios
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nos hemos impuesto; y la caridad nos aconseja velar
con prudencia en el ínteres común. Confederarse ó unir¬
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gar los atentados de la codicia, es defender la causa
de las leyes y de la humanidad, esto es la causa sacre¬
santa de la justicia. Luego nadie nos podrá echar en
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y pongamos en movimiento toda la maquinaria guerre¬
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declaran nuestros enemigos alevosos; que para con no¬
sotros violan las leyes de la sociabilidad; que no quie¬
ren concedernos lo que nos pertenece; que se apoderan,
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nos nuestras propias ventajas, y destruirlas para siem¬
pre. De consiguiente, podemos concluir, aunque se sin
forma silogística ó escolástica, que por derecho y por
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La equidad es un baluarte,
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Pueblos es sostenerla.
Santa-Cruz, que es sostenido por
la justicia y la equidad; na ra quien ei orden es su es¬
trella polar, dé ia voz de ataque.
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le son deudores del Protectorado, le responderán: mue¬
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unidad de Ínteres nos llama à unir r uestros votos y
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